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Para cuando llegaron a la casa de Evelyn, los hombres que buscaban a Ed se toparon con un apartamento vacío; fúrico, el jefe mandó a buscar al "traidor" explicando que necesitaba esa memoria con urgencia. -¡Esa memoria cambiará la historia! -decía, claro estaba que la mayoría le tomaba por loco o exagerado, hubo algunos que lo abandonaron. Mala elección, siempre eran hallados muertos o desaparecían sin dejar rastros.

Al llegar a casa, se encontraron con la casa a oscuras, Eva se había ido a dormir hacía una hora, por lo que ya estaba en la parte más profunda de sus sueños; había dejado la televisión encendida, ahora transmitiendo estática y produciendo el característico ruido de esta.

-Qué raro. -dijo Evelyn. -Mi madre nunca había dejado la televisión encendida.

-Tal vez estaba muy cansada. -Joe apagó la tele.

-Sí, ha de ser eso. -agregó Erick y prendió la luz.

Evelyn y Erick se sentaron en el sofá, cansados, mientras que Joe caminaba alrededor de la sala con rostro de preocupación; Cas se había metido en un hoyo que tenía el sofá y se encontraba ahora dormitando.

Ed entró al baño, y cuando salió, todos fijaron sus miradas en él.

-Necesitamos saber que hay en esa memoria. - dijo después de unos segundos, Joe.

-Ah, claro, aquí está. -extendió su mano, ofreciendo la dichosa memoria.

Joe se acercó y la tomó, Ed se disculpó por meterlos en tanto lio y se sentó en el sofá.

-¿No quieres ver lo que hay? -preguntó Erick.

-Sí, sólo respiraré un poco. -se levantó, abrió la puerta y salió.

Evelyn encendió la computadora personal que poseía y colocó la memoria en el puerto, una ventana con las opciones del dispositivo emergió, abrió la carpeta de archivos y lo que vio impresionó a quienes veían.

La carpeta contenía cientos de archivos más, cada uno con un nombre diferente, nombres de personas, al abrir unos cuantos notaron que eran personas destinadas a ser eliminadas. Ed entró al escuchar como hablaban entre ellos de forma alborotada, frases como "¿Quiénes son estas personas?" o "A él yo lo conozco".

-Ed. -casi gritó Evelyn. -¿Qué rayos hacías con esto?

-No-No sé. -tartamudeó. -Ya les dije lo que pasó.

-¿Quién es ese hombre? -preguntó Erick.

-Nunca escuché su nombre. Por favor. -suspiró. -Sólo démosle lo que quiere.

Los cuatro reflexionaron que hacer por unos minutos, cualquier decisión era peligrosa, si intentaban entregar la memoria, mínimo uno moriría, pero si no lo hacían los encontrarían y todos terminarían muertos. Joe no quería ver otra muerte, y menos con lo que estaba pasando, ya tenía suficiente sufrimiento por Ámbar como para adicionar a alguien más.

-Si vamos a entregar eso debemos hacerlo sin arriesgar nuestras vidas.

-Lo sé, Evelyn. Pero, ¿cómo?

-Es lo que estoy pensando, Ed.

Joe cerró los ojos por unos segundos. ¿Qué haría Ámbar? Se preguntó y de pronto, como si ella le hubiese respondido, algo le vino a la mente.

-Dejémosla en un sobre.

-¿Cómo? -a Erick le interesó la idea.

-Eso, dejemos la memoria dentro de un sobre y que ellos la recojan.

El DueloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora