Que me esconde tu mirada (Severus Snape)

Más que una amistad

Jhonny POV

Me encontraba desayunando en el gran comedor, pero a pesar de el ambiente alegre y despreocupado, debido a que el día de hoy era viernes; no podía evitar preocuparme un poco.
Emma aún no se aparecía y el desayuno esta pronto por terminar, eso es raro en ella. Si hay algo en este mundo que no se saltaría, eso es sus comidas, tal vez debería ir a ver qué pasa con ella y, de paso, presionar un poco acerca del asunto de que no llegó a dormir anoche a la torre.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por Scott, mi compañero de dormitorio y un buen amigo.

-¿Y cómo es que Emma no está contigo?, se me hace un poco raro.– Me pregunta con curiosidad en los ojos.

–Debió quedarse dominada.– Contesto de manera indiferente, como quitándole importancia al asunto, no quiero que se corra ningún rumor  hasta que llegue a estar seguro de lo que sucede con ella –De hecho, estaba a punto de salir a buscarla.– Le digo sonriendo mientras me levantaba del asiento.

-Antes de que te vayas...- Me dice entre avergonzado y dudoso
–Yo los he observado desde el primer día en Hogwarts, a pesar que los dos son muy amables y amigables, cosa que apreciamos nosotros sus amigos y es por ello que los admiramos y queremos. Pero entre ustedes 2 hay una especie de barrera que nos excluye a los demás... como un lugar propio de ustedes.- Lo miré con extrañeza.
–No sé si me explico.– Me dice con una risita nerviosa. -Lo que quiero decir es que siento un poco de envidia hacia ustedes, cómo desde tan corta edad encontraron a la persona que los completa, y con la que pasarás el resto de tus días.– Concluyó con un deje de melancolía.
Eso me tomo por sorpresa. Me descoloco prácticamente

– ¿Qué?, ¡No!, no. Ella y yo no somos novios ni nada.– Solté abrubtamente.

Nunca había pensado en Emma de esa manera, bueno, no romántica.
Por supuesto que me había visualizado con ella envejeciendo, por dios.
Ella es lo más cercano que tengo a una familia... Mis padres nunca me quisieron, prácticamente mi abuela me crió, y por suerte vivíamos cerca de un lago al cual acostumbraba visitar.
Ahí fue donde la conocí.
Era completamente deslumbrante, radiante. Desbordaba alegría y bondad por todos sus poros.
Yo era un chico solitario y casi no hablaba, después de que mis padres me abandonaran a mi suerte me costaba mucho confiar en las personas, además de que los demás niños me molestaban mucho, siempre estaba triste.
Mi abuela hacía de todo para alegrarme...
Pero estaba roto por dentro.
Y ella me arregló, me mostró lo que nadie más me había mostrado.
Amor puro. Cariño sin esperar nada a cambio o por obligación.
Por supuesto que no todo cedió de un día para otro, ella fue persistente y poco a poco su aura de alegría me cubrió, sintiendo sus sentimientos como míos, ella me marcó de por vida y siempre estaría en deuda con ella.
Pero de ahí a hablar de un amor en un sentido romántico, nunca se me había ocurrido, quiero decir, nunca lo he experimentado.
¿Cómo saber que se siente o si estoy enamorado?.

-¡¿Qué?!, debes estar bromeando, viejo. Por dios, ¡Es la chica perfecta!, es amable, noble, inteligente y muy sexy.– Me decía mientras iba enumerando sus cualidades con los dedos de las manos.
-Podría seguir todo el día.– Me miraba de manera reprochante.
–Y lo más importante, no está loca.- Sentencia de último.

-Bueno... Está loca a su manera.– No puedo evitar bromear acerca de ello, y ambos nos reímos – la verdad nunca lo había pensado – le confieso de manera sincera

-En ese caso, piénsalo bien. Después de todo es una chica muy codiciada y en cuanto menos lo esperes alguien se te adelantará.– Me dice de manera seria.

No puedo evitar sentir una punzada en el corazón, por alguna razón el hecho de pensar en ello me molesta y me asusta, me invade una inseguridad irracional y siento la necesidad de ir a buscarla, abrazarla y reafirmar que sin importar, ella siempre tendría un lugar para mí en su corazón.