Prólogo

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Van a ser las doce de la noche, cuando mi móvil suena.
¿Quién será? Lo cojo de la mesita de noche y salgo fuera de la habitación para no despertar a Bob, mi marido.

Una vez llego a la cocina, saco un vaso de uno de los armarios que hay y lo lleno de agua fría.

Estamos en primavera, y el calor aquí ya se está volviendo insoportable. Después de beberme tres vasos de agua, cojo el móvil y miro a ver quién me ha llamado. 

Al ver el nombre de James escrito en el teléfono mi corazón se acelera y no puedo evitar andar en círculos alrededor de la cocina, no debería haber vuelto a llamar, pensaba que se lo había dejado bastante claro la última vez que topamos . Mi hermano siempre intenta hacerme ver que esta no es la vida que me merezco, me dice que soy mejor que todo esto, que debería hacer lo correcto y otras chorradas como esta, pero no se lo voy a permitir, estoy cansada de que siempre interfiera en mi vida.

Tomo una nota mental de que he de cambiarme el número de mi teléfono, este ya no es seguro. Aparte, tengo dos mensajes de mi hija Rose, hay días que la hecho de menos pero no me puedo permitir pensar en cómo estará ella, he de pensar en mi propia seguridad y en la de Bob.

Leo el mensaje que pone:

Hola mamá, espero que tú y papá os encontréis bien. ¿Cuándo volverá todo a la normalidad? Tengo ganas de volver a veros. Bueno,  ¿dónde tengo que ir ahora? Un abrazo Rose.

Siempre me pregunta cómo estamos nosotros pero nunca le respondo, y hoy no será la primera vez que lo haga. Solo intento hacerle las cosas más fáciles para ella, así que me limito a responderle:

Ves a la Crosse. Y cuídate Rose, ves con cuidado.

Dejo el teléfono sobre la repisa y me vuelvo a la cama, tengo mucho sueño pero el trabajo que Bob y yo debemos cumplir es muy duro y no puedo dormir tranquila. Porque por mucho que piense o que me digan que es lo correcto una pequeña parte de mí no está segura al cien por cien, pero cuando tengo esos bajones doy gracias de tener un hombre que me apoya y vuelve a encaminar en la misión que debemos cumplir.
Al acostarme me acurruco contra el cuerpo de Bob y se revuelve a mi lado, pero finalmente me abraza y me siento más tranquila. Cierro los ojos y suspiro.

 Mañana será un día largo.


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