Josh y yo subimos atemorizados al segundo piso, después de haber registrado la primera planta, cuando miramos en todas las habitaciones de la casa, incluyendo esa en la que encontré aquel vestido de seda blanca que le pusimos a Lucy, y no encontramos nada solo papeles y armarios rotos sobre el suelo como en la planta baja. Lo que daba a pensar claramente que alguien había estado aquí antes, y al no encontrarnos se fue dejándolo todo roto y desordenado. Por suerte nuestra, al haber registrado esta casa ya, no van a volver y nosotros nos quedaremos aquí.
Vamos a la cocina y los dos nos preparamos un refrigerio, para luego comer, tenía hambre no sé cuánto tiempo llevaba sin comer, creo que desde que estábamos en casa de Lottie, hace como dos días. Y ahora mi barriga hacía extraños sonido me da vergüenza que Josh los llegue a escuchar y se ría de mí.
Comenzamos a comer en silencio, no sé qué decir o hacer en este momento así que me limito a comer y por lo visto, a Josh le pasa lo mismo. Estamos en el salón, la verdad es que echaba de menos esta casa.
Nos tomamos tranquilamente el almuerzo, porque sabemos que esa serenidad no durará mucho. Josh se tiene que ir a por Charlotte, pero yo, naturalmente, me voy con él, no pienso permitir que se vaya solo.
-Esto...- digo intentando empezar el nuevo discurso que acababa de preparar para ver si Josh me deja ir con él a por Charlotte. Pero nada más decir eso, Josh me interrumpe y me dice con voz pausada, se nota que ya está bastante cansado de estas peleas.
-No vuelvas a sacar ese tema por favor, ya lo hemos hablado- dice exhausto.
-No voy a permitirlo, no quiero que te vayas. - le digo casi suplicando, es verdad, no quiero que le pase nada, ahora mismo es la única persona del mundo en la quien confío no quiero que sufra o que mis padre puedan... ni siquiera puedo pensar en eso, cierro los ojos con fuerza evitando que las lágrimas salgan de mis ojos.- Por favor, no me hagas esto.-le imploro.
-Piensa en Charlotte, mientras nosotros estamos ahora discutiendo, podría estar sola en el bosque, o peor aún, podría estar siendo torturada por tu madre- añade esto con voz sombría y sacude la cabeza como si hubiese visto la imagen de Lottie torturada y quisiera borrarla de su mente, la verdad, nunca lo había visto de ese modo.
-Está bien- accedo-pero no tardes más de 3 días, si no iré a buscarte.- digo nerviosa, entonces, Josh me coge de la barbilla y noto cómo mi corazón palpita cada vez más rápido, me extraña que él no lo oiga.
Entonces, deposita un suave beso en mis labios que hace que tiemble de pies a cabeza.
-No hace falta, te prometo que estaré aquí cuanto antes.- dice calmado, y a continuación, se gira sobre sus pies y se va a su cuarto a prepararse un poco de ropa para el viaje, dejándome indefensa y débil, sin él. No me había sentido así en la vida, ni siquiera cuando de excursión en el colegio fuimos a Nueva York y me perdí por las grandes de la ciudad.
Me siento en el sofá a esperar, seguramente es lo que haré estos próximos días, me limitaré a pensar en cómo está, en que le pasará. No quiero que se vaya, y más aún después de lo que hemos vivido juntos. Es como si se desgarrara mi corazón, como si una parte de mí se separara y se fuera en busca de Lottie con Josh, para protegerle.
Pero pienso en Charlotte y en todo lo que me enfadé con ella y comprendo a Josh, es su prima y entiendo porque se siente responsable de ella, ya que él le pidió ayuda y cobijo cuando no lo teníamos, lo mínimo que podríamos hacer nosotros ahora es intentar encontrarla y traerla hasta aquí, a un lugar a salvo. Un sentimiento de culpa me embarga, ¿y si mi enfado hubiera sido una de las últimas cosas que ella hubiera oído?
Pero Josh interrumpe mis pensamientos. Ha bajado las escaleras y lleva una pequeña mochila al hombro:
-Me voy ahora mismo. Tienes comida para una semana en la cocina. Nos veremos pronto.
-C...cuídate mucho. Si te pasara algo, yo, yo...
-No me pasará nada. Adiós.-y antes de marcharse por la puerta, me lanza una sonrisa de las suyas aunque esta vez parece un poco más triste, sigue siendo de esas que hacen que me desarme emocionalmente. Ahora yo me siento justo como su habitación: vacía.
* * *
Estoy preocupada, llevo ya tres días sin verle, sin saber nada de él, me prometió que regresaría antes de los tres días y sigue sin aparecer. Quiero ir a buscarle, pero no sé dónde se encuentra, mi nerviosismo es tan grande que no paro de caminar por toda la casa, estaba equivocada al pensar que estos días me los pasaría tumbada en la cama pensando en Josh hasta que regresara con Charlotte sanos y salvos.
En mi recorrido por la casa, voy desde la cocina al salón y del salón a la cocina mientras me muerdo las uñas y me espiro de mi pelo exasperada. Creo que nunca he estado tan preocupada como lo estoy ahora, necesito saber que está bien, que no le ha pasado nada. Ahora mismo él es la única persona que me importa.
Me siento en la silla de la cocina e intento relajarme. Rose, debes comer, eso es lo que Josh querría, no digas querría, es lo que Josh quiere. Él está bien y viene de camino a casa- me intento auto convencer. Así que saco de la nevera unas lonchas de queso chédar y un trozo de pan y me hago un bocadillo.
Cuando termino de comer vuelvo a lo que se ha convertido en mi nueva rutina, caminar de un lado a otro de la casa. La tarde transcurre así todo el rato, hasta que un inesperado sonido empieza a sonar por toda la casa dejando que el silencio que se había instaurado estos días, lo dejara atrás.
El teléfono, doy un pequeño brinco. ¿Quién podrá ser? ¿Será Josh que me dice que ya vienen de camino? ¿O será mi madre que viene a por mí para llevarme con ella y con papá? Una oleada de pánico me recorre todo el cuerpo al pensar en eso último. Pero finalmente, decido cogerlo porque no sé quién será y necesito saber que Josh está bien, al igual que Charlotte, y mantengo la esperanza que, aunque sé que no serán ellos, decido cogerlo.
-¿Diga?- pregunto por el teléfono. Y una voz desconocida de hombre de unos cincuenta y tantos años me contesta.
-¿Es usted la señorita Rose Willburn?- no respondo no sé quién es podría ser un espía de mi madre.- ¿sigue ahí?- me pregunta al ver que no respondo.
-Sí, sigo aquí. ¿Quién es usted?- pregunto desconfiada, últimamente no confío en nadie, dudo de que lo haga en mi misma.
-Soy el doctor Smith, llamo desde el hospital de Washington, me gustaría saber si conoce a Josh Sorrensen?- me quedo petrificada, no sé qué ni cómo responder. ¿Qué es lo que le ha pasado? ¿Por qué me llaman del hospital? Sin poder evitarlo las lágrimas empiezan a brotar de mis ojos.
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El Encuentro
Acción¿Qué es la vida sino elecciones? Estas nos marcan, desde las decisiones más triviales hasta aquellas que pueden acabar con todo tu mundo. Una difícil elección cambia el ritmo de toda tu vida. Pero, ¿qué se supone que deberías hacer cuando te entera...