Cena

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Ginny y Draco se quedaron casi toda la mañana sentados junto al río, la verdad, era la primera vez que podía sentarse en esa casa sin sentirse vigilada, sin sentirse preocupada.

—No es bueno dejar a un extraño merodeando en tu casa Ginevra –escuchó que le hablaban — ¿Qué tal si es un asesino? –se burlaron.

Ginny abrió los ojos, observó el reloj sobre su buró, eran casi las seis treinta de la tarde, se giró y se acomodó de nuevo, faltaba casi una hora para que su padre llegara, aprovecharía para seguir durmiendo un rato y...

Se incorporó de inmediato ¿en qué momento había pasado eso? ¿Cuándo se quedó dormida? ¿En qué momento perdió relación con el terreno consciente? ¿Dónde estaba Draco?

Bajó corriendo, Draco no estaba en ninguna parte de arriba ni abajo, volteo hacia el río Anker, Draco estaba sentado frente al río, muy tranquilo ¿Qué ese idiota no sabía que tan peligroso era estar en esa casa? Se preguntó Ginny.

— ¡Draco! –le gritó y este volteo a verla un poco confundido.

Se quedó quieta un momento, la mujer que había quitado su sueño ese día, salió y estaba frente al tonto y descuidado Draco, vio a Ginny e inclinó el rostro y le otorgó una sonrisa siniestra, estaban a distancias diferentes, la mujer estaba más cercana de Draco, pero Ginny corrió hasta él.

—Quítate –lo jaló de la chaqueta –quítate, quítate de aquí.

—Ginny, espera, me estás asfixiando –expresó incómodo.

— ¿Qué demonios te pasa? –le inquirió molesta.

—Nada, te quedaste dormida, te llevé al que pensé era tu cuarto y bueno, bajé a este lugar, es tranquilo, no pensé que te fueras a enojar.

—Eres un idiota ¿no sabes que tan peligroso es este lugar? –lo reprendió.

— ¿Por qué me reprendes? –Preguntó él –por no irme o...

—Sólo dime si estás bien –lo observó.

— ¿Estás preocupada por mí? –sonrió.

—Eres un idiota –le soltó, dio media vuelta y caminó hasta su casa, se detuvo a unos metros, Draco seguía en ese lugar –ven acá –gruñó molesta.

—De acuerdo –él la siguió sin decir más.

—Perdón por gritarte –se disculpó.

—Perdón por besarte –se excusó él.

— ¿Qué? –preguntó Ginny sorprendida.

—Lucias tan... tranquila y... —le sonrió y la besó –perdón por engañarte sobre haberte besado.

—Eso me pasa por traer extraños a mi casa –se alejó de él.

—Soy un buen extraño si eso te tranquiliza –sonrió.

—Demasiado, no sabes cuánto –contestó.

—Te dejé dormir –sonrió –y no te robe nada, soy un buen extraño ¿no lo crees? –curioseó.

—Tengo una alarma contra ladrones –murmuró.

—No sonó cuando te robé el beso o... —se quedó callado y sonrió –al menos que no fuera robado.

—Fue sin permiso, fue robado –se quejó Ginny.

—Pues tu alarma contra robos no sonó, o lo permitiste o también querías que lo robara ¿Qué fue Ginny? –caminó hasta ella.

—Eres guapo –admitió Ginny y se puso roja ante la atenta mirada de Draco –pero ya te dije que eso no tiene porqué desarmar a todas las chicas.

Midnight.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora