Capítulo 4

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Capítulo 4:  

Estaba una niña sentada en el suelo del comedor. Jugaba alegremente con su muñeca favorita. En ese entonces, ella era una persona inocente. Tenía tan solo nueve años, no conocía la maldad y las injusticias de la vida. No tenía preocupaciones ni problemas.

Había un hombre sentado en la mesa, sostenía un papel en su mano y lo miraba fijamente. Se veía apenado y algo preocupado: Tenía la mirada perdida y los ojos llorosos, parecía que estuviese tratando de ver algo más allá del papel, algo oculto. En ese minuto, la pequeña no se dio cuenta de lo que pasaba, pero cuando creció comprendió que así se veía una persona cuando le rompían el corazón.  

“Papi… ¿De quién es esa carta? ¿Es de mama?” Le preguntó ella curiosa.

El hombre giró la cabeza en dirección a donde su hija se encontraba, estaba tan preocupado por lo escrito en el papel que no se había dado cuenta de que la niña estaba ahí.  

“Si cariño… La escribió ella.”

La joven saltó felizmente al oír noticias de su madre. Sonreía como si no hubiese un mañana.

“Y ¿Cómo le está yendo en su viaje? ¿Te dijo cuando vuelve? Dime por favor que mami vuelve pronto, quiero que me de mi regalo”.

El padre sonrió tristemente.

“La está pasando de maravilla, querida. Tu madre te manda saludos y dice que te quiere muchísimo”. Dijo el, pasándole una mano por el cabello a su hija.

La niña sonrió aún más y salió corriendo hacia las escaleras.

“Jack, Finn. ¡Mamá nos ha enviado una carta! ¡Dice que me quiere muchísimo!”.

La escena cambió rápidamente. La pequeña había crecido, debía tener alrededor de unos catorce años, y se encontraba de pie en la puerta de entrada mirando en estado de shock a la persona que se encontraba frente a ella.

“¿Mamá?”

“_____ Querida. ¡Estas enorme! Eres toda una mujer ahora.” Dijo dándole un enorme abrazo. “¿Dónde están tus hermanitos? Los quiero saludar”.

La chica se alejó rápidamente de su “madre”. La mujer, parecía una completa extraña: su pelo trigueño ya no tenía el mismo color. Ahora era de un rubio oxigenado, completamente mal teñido. Usaba tacones de al menos unos 20 centímetros de alto y un maquillaje que parecía de telenovela de la tarde. 

“Ellos no están en casa en este minuto. Vete.” Le dijo la hija con tono frío

A través de los años la niña había comprendido toda la situación: La mujer los había abandonado a los tres sin dejar ninguna explicación además de esa estúpida carta. Dejó a un padre solo, a cargo de criar a tres hijos sin ayuda. Dejó a tres inocentes niños sin madre,  ¿Qué clase de persona sin corazón haría algo semejante?

“Vamos cariño, cuéntame sobre tu vida.” Dijo la señora entrando a la casa e ignorando completamente el comentario de su hija. “¿Hay algún chico especial? Qué te parece si en uno de estos días, antes de que entres a clases, vamos a tomar un helado y…”

“¿Qué estás diciendo?” dijo la joven extrañada.

“Quiero pasar un tiempo madre e hija contigo querida ¿Qué te parece?”

“¡ESTAS LOCA! Nos dejaste, le rompiste el corazón a mi papá y no diste ninguna explicación. ¿Enserio crees que puedes venir un día, después de abandonarnos por años, e invitarme a tomar un helado?”.

El internado - Novela de Dylan O'Brien y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora