Capítulo 3: Comienzo de la Cacería

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Las calles estaban casi desérticas; tan solo iluminadas por los anaranjados faroles de los postes de luz. Dos hombres de piel morena caminaban con aire de matones, encontrándose con un vagabundo recostado en la acera. Este no tenía idea de que los dos varones se aproximaban, y lo descubrió demasiado tarde. Uno de los dos sujetos le conectó una patada con la planta del pie en el rostro, partiéndole el labio inferior. El indefenso vagabundo trató de incorporarse para salir corriendo, pero lo rodearon rápido y lo tomaron de la ropa para arrojarlo entren risas al suelo.

-Vamos, puto piojoso.

-Por favor -rogó el vagabundo, con sangre saliendo de su labio inferior-. Solo déjenme tranquilo.

Ambos criminales comenzaron a pisotearlo y patearlo con gran fuerza, imposibilitando que se levantará del suelo. Ellos no tenían más motivación que el simple hecho de sentirse superiores; de creerse los dueños de la calle. Y, para colmó del pobre hombre, sentían un gran placer en ello.

Bruce, que observaba todo desde la oscura protección que las sombras le otorgaban, no tolero más tan perversa escena. Rápidamente lanzo un kunai, que paso silbando al lado de la cabeza de uno de los malhechores, y terminó clavándose en la pared, asustando a los dos. Estos voltearon al unísono y se encontraron a un sujeto vestido con un extraño traje de ninja.

Al verlo no pudieron evitar reírse por su apariencia, cosa que no le agrado a Bruce.

-¿Vas a una fiesta de disfraces, idiota? -Bruce no contesto.

-¿Te crees muy rudo con ese traje, maricon? -preguntó el segundo hombre-. Te vamos a romper la cabeza.

Bruce señalo al que parecía el líder y le hizo un gesto con la mano para que se acercase. El matón, enfurecido por la actitud tan provocadora de parte del enmascarado, se aproximó con intenciones de golpearlo; más cuando lo intento, Bruce lo bloqueó con el antebrazo para, inmediatamente despues, partirle la nariz con un golpe con la palma abierta. Sin perder el tiempo, le conectó una patada en la boca del estomago. El criminal se inclinó hacia adelante, cosa que el vigilante aprovechó para rematarlo con una patada giratoria a la sien. El otro sujeto sintió un inmenso terror al ver que su compañero estaba inmóvil en el suelo, sangrando intensamente de la cabeza. Al reaccionar empezó correr, pero un kunai le atravesó la nuca hasta el cerebro, lo cual le provoco una muerte inmediata.

El vagabundo rogaba por su vida, las lágrimas y la sangre cubría su rostro. Observó con horror como aquel ninja le corto la garganta al primer al tipo que derribó solo para luego acercarse a él.

-No se preocupe, no le haré daño -dijo Bruce con una voz casi de ultratumba, para luego alejarse y desaparecer entre las sombras.

Al día siguiente, la policía de Gótica estaba enloquecida por los terribles asesinatos que habían ocurrido durante toda la noche. Hasta ese momento habían encontrado trece escenas de asesinato en distintas partes de la ciudad. Había un cadaver masculino en un callejón, un violador que había salido hace tres días de la prisión.

-¿Qué tenemos aquí? -preguntó el detective Gordon a uno de los forenses.

-Parece que alguien le rompió el cráneo a golpes, no podre obtener mas información hasta no llevarlo al laboratorio -dijo el forense-. Sea lo que sea que le haya hecho esto, le desfiguro el rostro al punto que necesitare los registros dentales.

-Una mujer hizo una denuncia hace unas horas de que alguien intento violarla en un callejón, y un sujeto vestido de ninja apareció de la nada para salvarla -dijo Gordon, con la vista puesta en el cadáver-. En la estación la tomaron como una loca según me dijeron.

-¿Entonces tenemos un asesino ninja, Jim? -preguntó Arnold Flass, el compañero de Gordon.

-Tenemos un asesino, nada mas -contestó a secas Jim.

Bruce se encontraba recorriendo con una linterna la cueva que había bajo su antiguo hogar. Los murciélagos volaban alterados ante esa presencia invasora de su morada. No era la primera vez que Bruce conviva con ese tipo de animales, y realmente no le importaba.

-Hay mucho que aprender de las bestias -susurro para si mismo.

El varón siguió recorriendo aquel oscuro lugar, el cual comenzaba a creer que ese seria un buen lugar como base secreta. Bruce sabia lo que se aproximaba. Muy pronto, toda la ciudad sabría de su existencia. Sabia que muchos le temerían y que algunos tratarían de enfrentarlo. Sabia que la busqueda de aquel que asesino a su familia seria difícil. Pero lo que no sabia era que esa busqueda lo llevaría a algo mas antiguo, y mas oscuro de lo que podría imaginarse. Bruce se sentó en la mesa redonda que en antaño le había pertenecido a la Corte de los Búhos, y observo la estatua de un Talón a unos metros. Aquellos eran los asesinos personales de la Corte, según las antiguas leyendas de Ciudad Gótica.

-"Dudo que sean reales -pensó Bruce, mientras subía los pies a la mesa-. Pero no serían la primera organización secreta de asesinos con los que me encuentro".

Bruce tomó un shuriken, sin dejar de mirar a la estatua.

-"Si son reales. Si están escondiendo a aquel que deseo dar muerte. Les juro por mi vida, que los haré caer".

Con gran fuerza, Bruce arrojó el shuriken que se clavó en medio de la frente del Talón.

Bruce Wayne: Ninja (Tierra 1B)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora