Capítulo 4: Amenazas

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El tráfico de drogas era de los crímenes mas comunes en Gótica, y que algunos policías ayudaran era aun mas común. Arnold Flass era uno de los favoritos del Comisionado Loeb, y uno de los policías más corruptos de la ciudad. Por lo que no era sorpresa que él haya sido enviado a ayudar con la mercancía de los mafiosos y traficantes.

Lo que ninguno de los criminales sabía era que una ocura figura los vigilaba desde una viga del techo. Bruce tenía varios huevos en las manos, lo cual podía parecer ridículo. Pero en el interior estaban lleno de pimienta. Aquello era una vieja táctica ninja: se vaciaba los huevos, se lavaba la cáscara, se llenaba con pimienta u otros polvos irritantes, y se pegaba las cáscara para que el contenido no se saliera hasta ser arrojado al rostro del enemigo.

Había diez tipos armados sin contar a Flass, Bruce solo tenía ocho huevos. Sin perder tiempo, arrojó con gran precisión sus municiones; los cuales impactaron todos en el rostro de sus enemigos. Dos kunais volaron a las gargantes de los traficantes, y uno al ojo del oficial. El vigilante aprovechó cada valioso segundo para correr entre los criminales y cortarles el cuello o clavarles sus kunais en las sien. Uno a uno, los criminales fueron cayendo al suelo. La sangre comenzó a teñir este mientras algunos gritos ahogados retumbaban como una tétrica sinfonía. Flass, al dejarse llevar por su ira y miedo, saco su pistola y disparo en todas direcciones. El oficial corrupto termino de matar a varios de sus colegas, pero sin acertarle al ágil guerrero.

—Gracias por ayudarme a matarlos, Flash. —El policía no sabía a donde disparar. La perdida de sangre lo mareaba y como el vigilante se movía al hablar, no sabia a donde disparar.

—¡Acabas de herir a un oficial en cubierto, idiota!

—Mientes —exclamó el ninja—. Te investigue por un tiempo y se que eres uno de los mas corruptos en la fuerza. Junto con Loeb.

Un kunai se clavó en la muñeca de Flass, haciéndolo gritar y soltar su arma.

—¿Y que haras al respecto? ¿Matarme? ¡Todos los polis se iran sobre ti!

Arnold no se dio cuenta que el ninja logro llegar a su espalda, y clavarle un kunai entre las costillas. Acto seguido, le propinó un codazo en el hombro izquierdo. El crujido del hueso al salirse de lugar fue opacado por el grito ronco del rubio. Flass trató de atacarlo con su brazo derecho pero Bruce lo esquivo, le arrancó bruscamente el kunai del ojo y le estrelló la cara contra la pared. El oficial cayó de rodillas al suelo, con abundante sangre saliendo de su destrozada nariz.

—Tienes dos opciones: La primera, es darme la información que quiero y te llevare al hospital. La segunda es callarte y te dejaré desangrarte hasta la muerte. Tú eliges.

Flass habló como nunca en su vida. Dijo todo lo que sabía, recordando hasta el más mínimo detalle, con la esperanza de seguir vivo. Aún así, cuando el sol salió, dos policías entraron al lugar por ordenes del Comisionado. Allí quedaron en shock cuando encontraron varios cuerpos sin vidas, entre ellos el de Flass. El cadáver se encontraba sobre un charco de su propia sangre, con la garganta cortada y sin manos. En la pared alguien había escrito con sangre: "Todos los policías corruptos y los cerdos mafiosos moriran. Nada puede evitarlo."

Loeb se altero bastante al enterarse de la cruda noticia. Ya de por si era bastante frustrante que alguien estuviera limpiando las calles, y dejara en ridículo a la policía. Pero ahora, esa misma persona había puesto su vista sobre sus sucios negocios. Lo peor era que las personas comunes parecían simpatizar con aquel violento vigilante. Él era una respuesta de la sociedad a la continua presión del crimen según algunos psicólogos. Incluso se creía que su aparición podría generar que muchos tratarán de imitarlo. Todo eso, solo fatigaba mas al anciano Comisionado. Loeb se sentó frente a su escritorio, del cual salía un extraño olor. Abrió un cajón al pensar que podía haber dejado comida ahí como le había pasado otras veces pero lo que vio lo horrorizo: eran las manos de Flass. El hombre se altero aun más, el sudor comenzó a recorrer su piel y la tos se apodero de su garganta. El terror se hizo dueño de él. Aquello era un mensaje claro del vigilante. Podía llegar a él, cuando quisiera.

—Tengo que reunirme con Falcone. Debo hablar con él. ¡Debe encargarse de este loco!

Mientras Loeb se ponía cada vez mas paranoico, Bruce dormía en el sucio suelo de la habitación que hacía años era su dormitorio. El pelinegro rara vez podía dormir tranquilo, casi siempre tenía sueños donde revivia su doloroso pasado, otras solo tenía extrañas pesadillas. Se despertó un poco exaltado y cansado, no había dormido ni tres horas aún y su cuerpo lo notaba. Se froto los ojos y agarro una botella con agua que tenía al lado, dándole un largo trago.

—¿Realmente pasaron tantos años desde que nos conocimos? —susurro para si mismo con una pequeña sonrisa en el rostro al recordar su sueño.

Flashback.

El rostro del pequeño Bruce estaba cubierto de su propia sangre debido a la paliza que le habían dando dos chicos callejeros mayores a él. Eso se ganaba por tratar de defender a una desconocida. Todo daba vuelta y le costaba enfocarse. Lo único que sentía era un enorme dolor y el sabor de la sangre que tocaba sus secos labios. Tal era su confusión que no escucho como sus dos agresores caían al suelo debido a dos botellazos en sus cabezas. Tampoco escucho como la chica a la que había defendido, ahora se le acercaba.

—Hey, chico —dijo laa niña mientras tomaba del hombro a Bruce, el cual reaccionó con algo de miedo. —Tranquilo. Ellos estan algo desmayados —dijo en tono bromista, intentando alivianar la situación—. Ven. Como me ayudaste, te sacare de aquí antes que despierten. —La chica se puso el brazo de Bruce sobre sus hombros, para ayudarlo a levantarse y caminar—. ¿Tienes nombre?

—B-Bruce... —dijo algo atontado.

—Un gusto, Bruce. Puedes llamarme Selina.

Bruce Wayne: Ninja (Tierra 1B)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora