[Capítulo 10]

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Día nuevo....¿Vida nueva?...

(...)

Amanecí como era de costumbre, fui al servicio para darme una ducha y vestirme.En momentos como este me sentía un punto pequeño, sin dirección. El agua tibia recorría todo mi cuerpo, una sensación calmante. Todavía no creía lo que habían hecho mis padres.

-¡Brid!-dijo mi pequeña kwami- no estés triste...Sabes que podrás cancelarlo.

Yo sólo asenti, sabía lo que me esperaba. Si mal no recuerdo, había faltado casi tres días consecutivos, lo cual decía que hoy mismo era sábado y visitaría "nuestra nuevo departamento". Félix no iría, estaría modelando para una revista importante. Así que solo iría con mis padres.

(...)

Llegamos al lugar indicado, el camión de mudanzas esta ahí y mis padres se quedaron con un hombre para firmar dichos papeles. Entre al edificio, el cual debía destacar que era demasiado grande. Subi al elevador, habia olvidado el numero del apartmento, pero para mi suerte habia una mujer, creo que era la señora de limpieza por su dichoso atuendo.

-Señora-trate de llamarla- disculpe..-aquella mujer al notar mi presencia se dio media vuelta y me miro con cara de tener pocos amigos.

-¿Se le ofrece algo, señorita?-.

-Si, me estaba preguntando donde quedaba el apartamento a nombre de los agreste-.

A las señora se le iluminó la cara y acto seguido me miro con indiferencia.

-¿Se puede saber para que lo buscas?-. Dijo incrédula, ante mi pregunta.

Bufe por la pregunta, no tenía ganas de decir algo tan ¿Estúpido?. No podía simplemente ir por ahí diciendo "Soy la futura prometida del estúpido oxigenado y condenadamente sexy de Félix Agreste"

-Vive ahí-. Dijo una voz familiar.

El mismo chico, del cual negaba estar enamorada.

La señora volvió a mirarme pero su rostro indicaba asombro. ¿Que? ¿Acaso tenía cara de payaso?

-Disculpeme- mencionó esta y se retiro con cierta vergüenza.

Félix me miró, con la misma mirada de siempre.

-Sigueme-Pronunció.

Seguí sus pasos, hasta llegar al apartamento. Estaba ubicado en el piso quince y el número de apartamento era quinientos veinticinco.

Félix abrió la puerta y como todo caballero paso el primero. Ignore su conducta de niño caprichoso y me digne a entrar. Por fuera era sencillo. Pero no era cierto, nunca juzgues a un libro por su portada .La puerta tenía el apellido "Agreste", por dentro tenía siete habitaciones. ¿Demasiadas? ¿Para que?. Cuando entre contemple el apartamento, se veía bastante espacioso, así que como la inamdura que era corri como una niña en busca de dulces, hacia mi habitación. ¿Porque mía? Pues, no me agradaba la idea de dormir con un patán.

Divise cada habitación del apartamento, una era la cocina que estaba ubicada a unos pasos del comedor y la sala de estar. También había una oficina y al lado de ella estaba una habitación.

Entre y por lo que vi, era el dormitorio. Las paredes de estas estaban pintadas de negro y tenía un gran ventanal que daba paso al balcón, bonito detalle, desde allí se podía ver una parte de la ciudad y parte del río Sena, junto a la Torre Eiffel.

Cuando salí por el balcón me había saltado un gran detalle, la cama matrimonial.

En que diablos pensaban mis padres. ¿Quien dejaría a su hija con un chico viviendo en el mismo sitio?.

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