[Capítulo 1]

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Felix

La luz se empezaba a remontar en mi rostro, vaya, que manera más fastidiosa de empezar el dia. Hoy otra rutina más, modelaje, lecciones de idioma y piano. Por cierto, olvidaba mencionar a mi acosadora personal, si ella misma, Bridgette Dupain-Cheng quien cada mañana venía a decirme lo mismo

-<<¿Fé...Félix quieres ir a un concierto de jagged stone??>. 

><<Félix....umm..sa..bes..umm..hablaremos....lue..go>>-¡si! Su manera de balbucear cada palabra era molesta, claro al igual que su presencia. Pero que más da, mi padre no quiere que cometa un error estúpido, como aquella vez donde Allegra empezó a lloriquear porque no le daba la mano al salir del preescolar. 

Suponía que Bridgette haría lo mismo si le rechazaba, pero no. Ella sólo se iba cabizbaja y sin mencionar ni una palabra. Mientras tanto me dispuse a darme una ducha fría para despertar por completo. El agua recorría por mi cuerpo y eso era bastante relajante, hasta que un ruido me saco de mis pensamientos, alguien tocaba la puerta.

-Joven Agreste, lo espero en diez minutos para irnos-. Esa voz era como la de una madre, bueno no del todo, pero fue como mi segunda madre. Nathalie, asistente y Secretaría de mi padre. A veces me preguntaba como era que soportaba a mi padre o lo delicada y correcta que era en cada paso suyo. Su forma de ser era admirada por todos los empleados que trabajaban en esta casa. 

Luego de darme una ducha, me vestí con mi traje, el cual era adecuado a mi y sali en direccion hacia las escaleras. Como de costumbre Plagg insistia por su queso, al parecer su nuevo habito, era fastidiarme. Ignore cada berrinche del pequeño minino y pedi a uno de los sirvientes que me diera un plato lleno de ese queso apestoso. Por lo menos me dejaria en paz, por ahora. 

(...)

Bridegette

La luz del día se posaba en mi rostro, pero no quitaba el hecho de que quería seguir durmiendo. Así pasaron veinte minutos y mi kwami ya estaba empezando a hartarse.

 Espera....-¡LLEGO TARDE!-. Di un brinco que provocó que sintiera el suelo justo en mi cara.-ouch, eso dolerá mañana-. Añadí con una mueca de dolor.

-¿Brid, estas bien? ya es tarde-. Dijo un kwami de color carmin y manchas negras, parecido a una catarina. 

¡Por fin! Hoy sería el día donde me declararía a Félix Agreste, aunque ya sabía como iba a resultar. Pero..no pierdo nada con intentarlo.

 El día anterior había planeado un "día de compras" con mi mejor amiga, Alaya. Recorrimos todo el centro comercial con el fin de satisfacer a mi amiga, pero el hambre se hacia presente y le rogue que fuéramos a comer en algún lugar. 

Me negó y como zombi hambriento y con ganas de matar a su amiga llegamos a una tienda de vestidos de todo tipo. Me encantaba cada diseño que tenían, cada uno era especial y adecuado. Si, mi sueño es ser diseñadora de moda. Según Alaya tenía una sonrisa boba, como esas cuando miraba a Félix. Entramos y vi un vestido azul Francia con un escote en forma de corazón, era un diseño común, pero me encantaba. Deseaba poder crear estilos como los del señor Gabriel. Embobada en mis sueños, Alaya me quito de mi burbuja e insistio en obsequiarmelo. 

-¡Chica, eso te quedara hermoso! -Menciona enarcando una ceja en gesto de aprobación.

-Tienes razón, pero prefiero hacer un diseño adecuado a mi-. Es cierto, me quedaria precioso, pero queria hacerlo por mi misma, impresionar a Felix.

 Pero luego de varios berrinches, Alaya consiguió que usara ese vestido. Debia mencionar que ella tenia muy buenos gustos, esa prenda era sencilla, pero me encantaba. Alaya era la mejor amiga que habia tenido, era como una hermana mayor; siempre defendiendome, aconsejandome y comprando ropa. Sonreí al recordar como nos habiamos conocido y costaba admitir que era gracias a Allegra y sus pucheros de niña de papi.

-Oye, pervertida, deja de fantasear con Felix...Aquella vez si que me traumaste-. Y si, nunca faltaban sus chistes. 

-¿Q..Que?¡No! Estaba pensando en otra cosa-. Contesto ruborizada por lo de aquella vez. Creo que leer romance no es de mi tipo. 

-Bien, deja de pensar que Felix es Christian Grey-. Me ruborice tanto que parecía a la gran Ladybug en persona, osea yo. 

Si, Alaya y yo eramos ese par de soñadoras que leian romance. Ella, ademas de tener un blog, estaba escribiendo un libro. Al parecer, otro de sus sueños, ademas de ser reportera, era la rama de la escritura. Aun recordaba la vez en la que teniamos hora libre por ausencia del profesor y ella me habia mostrado que estaba escribiendo un libro de romance. Trataba de un principe que se habia enamorado a primera vista de uno de sus sirvientes. Una especie de romance prohibido. 

Charlamos por un rato largo, supongo que por horas, pero paso tan rápido. Nos despedimos y quedariamos en que ella vendria a mi casa para ayudarme con el atuendo y maquillaje.

La mision: ''Confesion a la rubia oxigenada'' estaba en progreso. El nombre me causaba risa, para Alaya, Félix era una princesa rubia, al estilo Barbie. Segun ella, con la personalidad que Félix tenía , él creia tener a sus pies a todo el mundo sin mover un solo dedo. Al principio, me moleste por el apodo con el que lo nombro, tenia la certeza de que él no era asi. 

FLASHBACK

El dia estaba nublado y las ligeras gotas de lluvia caian desde el cielo, al salir de la escuela  me habia dado cuenta de que no llevaba paraguas. Era mojarme o esperar a que la lluvia cesara

Hoy habia sido un dia extraño. Un chico de ojos grises y cabello rubio, pasa a mi lado, el me ve y antes de irse menciona- Necesitas esto mas que yo-. Asombarda por lo que dijo el chico, negue su oferta moviendo mi cabeza. Las palabras no querian salir.

-¿Lo agarraras?-insistio- Esta bien, me ire- espeto molesto.

-Umm..L-lo a-agarrare- dije apenada tomandolo. Pero mi torpeza hizo que el paraguas hizo que se cerrara y me pegara, oigo la risa de aquel chico, elevo el paraguas para ver el porque de su risa y al ver sus ojos senti una pequeña chispa encendida en mi interior y mi corazón empezaba a acelerarse muy rapido. Lo único que hago es reirme junto con él, tal vez una mala jugada de mi nerviosismo.

No se como estaria mi cara en ese momento o que expresion tenia, pero mi estomago empezo a tener un revoloteo de miles de mariposas. 

-Adiós- mencionó llendose hacia un coche.

Los minutos pasaban y había estado mirando en algún punto fijo, embobada.

Aquello que pensé sería un sentimiento pasajero ,florecio; me equivoque. Cuando te miro mis mejillas, sin esfuerzo, se sonrojan. El carmin se tiñe en mi, siento mariposas. Pero esto me daña. Saber y experimentar que para ti solo soy un estorbo más.

Fakes DreamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora