Bienvenidos a mi realidad.

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Dicen que las mejores historias comienzan con una apuesta. Y no me refiero a una carrera de caballos o a una partida de póker. Me refiero a ese tipo de apuesta que solo puede proponerte un muy caliente e idiota chico que no te deja en paz, y aunque crees que no sos capaz de ganarla, aceptas porque preferís meter tu brazo entero en tu boca antes de admitir la derrota contra él.

Ahora, agreguen a la mezcla el hecho de que vivo una muy mala versión de Cenicienta del siglo XXI. Exceptuando lo de la hermanastra fea (créanme, es cualquier cosa menos fea) que vive para hacerme sentir miserable y una madrastra que me saluda con un: “¡Tengo un psicólogo que puede atenderte por tu problema de comportamiento antisocial!”.

Están advertidos, ésta historia tiene un alto contenido de sarcasmo, cinismo y, tal vez, un poco de romance.

Léanlo bajo su propio riesgo. 

Historia protegida por SafeCreative. Codigo: 1403070313374

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