Capitulo 6

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Victoria entró a mi habitación como una flecha, cerrando la puerta detrás de sí.

— ¿Cuál es la emergencia?

—Primero: prométeme que no vas a hacer un escándalo.

Victo se sentó en el piso conmigo, frente a mí, y miró el pote de helado en mis manos.

—Ay no—suspiró— ¿a quién mataste?

—A nadie… aún.

—Ale, sabes que tengo una pala en casa, conta conmigo para enterrar cualquier ser humano vivo o muerto—sonrió—para eso están las mejores amigas. —Agarró la cuchara de mis manos y se llevó un buen bocado de helado de limón a la boca. —Eso sí, mi papá no me va a querer prestar el auto para transportar ningún cadáver, así que vamos a tener que conformarnos con Sassy…

—Me besé con Brian. —Espeté, conteniendo la respiración.

Los ojos celestes de Victo se abrieron como platos y sus cejas volaron tan alto que creí que se saldrían de su cara. Los segundos pasaban y seguía sin decir nada.

—Em, ¿tengo que llamar a una ambulancia? —Pregunté.

— ¿¡Qué!?

—Una ambulancia…

— ¡Pensé que dijiste que se besó con Pamela!

—Shhh, baja la voz, loca desquiciada. —Susurré en forma de grito, agitando mis manos con frustración.

Victo abrió y cerró la boca varias veces. Finalmente suspiró.

—Detalles, ahora.

Cubrí mi cara con mis manos.

—Fue un error… No va a repetirse.

—Error mis calzones. —Replicó. — ¿Él te beso a vos o vos a él?

Bajé mis manos, pensando seriamente en su pregunta.

¿Cómo saber quién besó a quién? Él se había acercado pero… yo no lo aleje. Al menos no de inmediato.

—No tengo idea. —Respondí. — ¿Eso importa?

—Por supuesto que importa. —Me observó fijamente por unos segundos y luego comenzó a sonreír burlona. — ¡Yo sabía! ¿Y ahora qué?

—Y ahora nada, fue un error. Él está con Pam, no puedo hacerle eso a ella. —Tomé la cuchara de nuevo en mi mano, combinando al helado de limón con el de dulce de leche.

Zeus apareció a mi lado, oliendo discretamente al pote. Victo estiró su mano para espantarlo e inmediatamente él se puso a la defensiva, devolviéndole los golpes con su garrita.

—Salvaje. —Murmuró. Su mirada celeste se posó de nuevo en mí y suspiró. —Ale…

—Sé lo que vas a decir—la interrumpí—pero no estoy de humor para eso, de verdad. Fue un impulso tonto, me dejé llevar por el momento y ahora simplemente debo ignorarlo.

—Que vos lo ignores a él—reflexionó—no quiere decir que él haga lo mismo. ¿Y si le gustas?

Hice una mueca.

—Eso es absurdo, él está con Pamela. —Suspiré. —Y va a ignorarme, después de todo le di un rodillazo en sus pelotas…

Victoria golpeó mi frente con su palma.

— ¿En serio, Ale? ¿Lo golpeaste en sus pequeños Brians?

— ¡Fue un reflejo! —Me quejé, acariciando mi frente.

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