Lunes. Semana 4.
Facultad. Hicimos planos.
Los trillizos pusieron airbags en algunos sillones de la casa como broma.
Mi abuela sacó a pasear a Zeus. Bueno, lo intentó. Los gatos y las correas no se llevan.
Disfraz de pato.
Sin señales de Brian.
Martes. Semana 4.
Facultad. Un ancianito habló sobre las construcciones antiguas.
Victoria pateó a un peatón por insultarnos.
Sassy fue secuestrada por los trillizos.
Rachel llamó a Marco, el psicólogo, para que me atendiera a domicilio por mi reciente comportamiento antisocial y depresivo.
Mi abuela pateó a Marco.
Disfraz de perro policía.
Sin señales de Brian.
Miércoles. Semana 4.
Como se dieron cuenta, el cobarde de Brian no apareció y mi depresión poco a poco se convirtió en ira asesina.
Y esa ira asesina casi termina en un intento de homicidio cuando lo vi parado enfrente del bar cuando llegué.
En cuanto me bajé de Sassy y vi el bar aún cerrado, supe que nada bueno podía salir de eso.
Intenté mantener la postura de mujer-superada: espalda recta, barbilla alta y cara de víbora venenosa… No sé si está resultando…
Entrecierra los ojos, Ale.
Brian me mira y noto que tiene algo en las manos. Me tiende el pequeño bolso blanco.
—Vístete.
Enarco mis cejas y estoy completamente segura de que la cara de víbora venenosa mutó en un Godzilla gigante y hambriento.
Le arrebato el bolso de las manos. Él saca las llaves del bar y abre la puerta para que pase al baño.
Una vez allí, abro el bolso y examino la ropa que contiene. Pantalones de yoga gris, remera holgada negra y ¿medias?
Encogiéndome de hombros, me visto con las prendas que me dio y calzándome con mis botas.
Una vez lista, salgo del bar y camino hasta Brian, quién está parado junto a su camioneta monstruo.
—Sube. —Ordena.
— ¿Es el día de omitir el “por favor” y no me enteré?
Suspira.
— ¿Dulce y linda Alf, podrías subir a la camioneta, por favor?
—No me digas dulce. —Replico y hago lo que me dice.
Brian suspira de nuevo y sube al auto.
— ¿No vas a preguntar a dónde vamos? —Pregunta encendiendo el coche y metiéndolo en el tráfico.
—Oh, y si te lo pregunto ¿me lo dirías? —Digo amargamente.
—Bueno, al parecer sigues enojada… —Murmura.
—No, manzana. —Respondo sarcásticamente.
— ¿Manzana?
— ¿Qué? Así es el dicho.
ESTÁS LEYENDO
Alf
RomanceAlejandra Gray es sarcástica, divertida y, tal vez, un poco amargada. Bueno, cualquiera seria amargada si adquiere una madrastra que no la comprende y una hermanastra que, ademas de ser una hermosa modelo, no deja de recordarselo. Y como si fuera po...