Capitulo 14

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Llamo al celular de Brian una y otra y otra vez pero él no responde.

Victo conduce encorvada sobre el volante.

—Eso no importa. Tenes que hablarlo personalmente…

—Cierto. —Asiento.

La minivan salta a causa de unos baches. Victoria dobla en la esquina, maneja un par de cuadras más y se detiene frente a un enorme edificio.

Victo saca su cabeza por la ventana, mirándolo.

—Bien, es acá.

—Emm… Tengo una duda. —Dice Franco. Lo miro por el espejo retrovisor y tiene una mano en el aire.

— ¿Cuál?

—Si esto es un evento, hay que suponer que es privado, y si lo es…

Enarco las cejas hacia él.

— ¿Cómo entraremos…? —Termina la frase Victo.

Cubro mi rostro con mis manos.

—Genial, ¿ahora qué, Ethan Hunt*?

(((*Personaje de Tom Cruise en Misión Imposible)))

—Estoy pensando, estoy pensando… —Murmura.

Detrás de nosotros Leo patalea.

—Creo que intenta decirnos algo… —Lo miro.

Victo suspira y le quita el bozal improvisado.

—Es por lista… —Jadea.

Los trillizos, Victoria y yo intercambiamos miradas. Victo sonríe.

Algo me dice que tiene un plan…

****

Dejamos a Leo atado en la minivan y caminamos a la entrada del Hotel, subiendo las escaleras hasta ella.

Mis primos tararean la canción de Misión Imposible.

—Primero tenemos que averiguar en qué salón es el evento. —Dice Victoria, una vez que entramos.

Miro a mi alrededor. El lugar es enorme, con las paredes pintadas de color crema, combinando de manera perfecta con el piso de mármol blanco. Pequeñas luces LED están distribuidas ordenadamente en el techo, no dejando un rincón sin iluminar. En el centro, una hermosa araña de cristal le da el toque de elegancia a pesar de casi no tener decoración.

Las personas sentadas en los sillones blancos al fondo del lugar nos miran con recelo.

—Tendríamos que habernos cambiado. —Miro mis shorts de pijama, con mi remera azul con el lema “¡Luke es mi copiloto!” en ella.

—Ale, eso es lo de menos. Además, somos profesionales. —Me regaña Victo. Hace señas para que nos acerquemos más a ella  y nos reunimos en algo así como una ronda. —Bien, ahora, usaré mis encantos en el recepcionista de allá—señala a un joven sentado frente a una pantalla detrás del escritorio junto a las escaleras—le pregunto dónde es el evento y todo resuelto.

Empiezo a replicarle pero ella ya está caminando a grandes zancadas hacia el muchacho. Veo a mi mejor amiga alejarse para coquetear vestida con un pantalón pijama y una remera de tirantes negra que dice: “Sé mi amo”.

Esto va a ser un desastre.

— ¡Qué bien! ¡Soy un espía! —Dice emocionado Neón, aplaudiendo como niña.

—Sí, y uno muy masculino. —Se burla Zac. Franco ríe.

—Soy un espía. —Repite Neón haciendo su voz exageradamente grave y golpeando su puño en su palma abierta.

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