Parte 7 Un pequeño acuerdo

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Todos estaban despidiéndose para irse así que tenia que decidirme rápido por Joel o por Christopher.

¿El panadero o el hijo del ministro?.

Finalmente me decidí.

—Christopher ¿Iras hacia la derecha?—le pregunte.

—Sí ¿Por que?¿Tú también vives por ahí ?

—Sí—le mentí.

—Entonces vamonos.

Me había decidido por Christopher. ¿Como podía siquiera considerar irme con el nieto del panadero? Desde que Angie me comento eso, me había decepcionado.

Nos despedimos de los chicos.  Joel olía delicioso.

—¿Y que trae al hijo del ministro a este humilde lugar?—le pregunte a Christopher.

—Mi padre tiene unos negocios aquí ,creo.

—¿Extrañas tu antigua escuela?

—No , la verdad no—y diciendo eso,se paro para amarrarse la hilera de su zapatilla aunque lo hizo mal.

—¿Hacia donde iras Mirian?Es que yo me quedo aquí ,mi padre alquilo esta casita.

Entonces alce la vista y vi su casa ,era enorme con un jardín precioso y pintada de blanco.

—¿Vives aquí solo con tu padre?

—No,mi padre, Doris y yo.

—¿Doris es tu mama?

—No,ella trabaja para nosotros,mi madre...ya es tarde tengo que entrar. Hasta mañana.

—Nos vemos mañana Chris ¿Te puedo decir así?

—Claro ,nos vemos en clase Mirian.

Camine sin rumbo unas cuadras hasta que me di cuenta que estaba perdida, vi muchas casas con las puertas abiertas y sentí un olor como a bebidas alcohólicas, pensé inmediatamente en Laura en lo feliz que ella seria en ese lugar. Entre en lo que pensé era una tienda y descubrí luego que se trataba de un bar camine hacia un hombre gordo con bigote grueso que se encontraba detrás del mostrador me disponía a preguntarle que camino tomar para regresar a la plaza cuando este me interrumpió y mirándome de pies a cabeza ,me dijo:

—Si vienes por el empleo te diré que consiste en atender las mesas pago 30 monedas al día,el horario es de 5pm  a 11pm de la noche y te puedes quedar con las propinas.  

Lo mire algo confundida iba a explicarle que no venia a pedir trabajo cuando recordé lo de las 30 monedas. Entonces sin pensarlo le pregunte—¿Que día empiezo?

El hombre de bigote miro su reloj y me respondió— En 40 minutos; pero si quieres puedes empezar ahora y te vas mas temprano a casa— tomando asiento en una vieja silla de madera me indico con el dedo  que debía limpiar las mesas y barrer.

Mientras pasaba la escoba bajo las mesas, me puse a pensar en como decirle a mi nuevo jefe que estaba perdida ,de pronto mis pensamientos fueron interrumpidos por un chico que esbozando una sonrisa me dijo—Hola compañera soy Zabdiel el que sirve las bebidas.

Lo observe bien parecía confiable , le respondí el saludo y le conté mi desgracia ,le mencioné que estaba perdida.

El comenzó a reírse y luego más calmado me preguntó:

—¿Es enserio?¿Tratas de decirme que viniste preguntando donde quedaba la plaza y te terminaste quedando a trabajar?

—Sí,¿Por que te ríes?

—Lo siento, no es algo que suceda todos los días; pero sabes cuando acabe nuestro turno yo te acompañare a buscar tu casa ¿Te parece ? No te preocupes.

Zabdiel cumplió su palabra cerca a las 11 de la noche después de dar muchas vueltas por fin habiamos llegado a mi casa,la luz aun estaba prendida toque la puerta y entonces cual fiera poseída salio mi tía gritando:

—¡Llegas tarde ,esto no es un hotel! ¿Quien es este chico?

— ¡Que te importa¡—le grite. Zabdiel me miro espantado.

—¿Que me miras muchacho?¡ Fuera, largo de mi casa¡—dijo mi tía mientras lo empujaba.

Le rogué a Zabdiel que se fuera que era lo mejor ,no si antes agradecerle el haberme traído a casa.

Trate de entrar; pero Malena me empujo y cerro la puerta.

Me reí al recordar que yo también tenia las llaves de la casa las probé una por una en la cerradura y ninguna encajaba ,descubrí con amargura que ninguna servia.

— ¡Déjame entrar bruja¡—gritaba mientras golpeaba la puerta.

Malena me contesto desde adentro—No,duerme afuera en la calle,allí es a donde perteneces.

—Conseguí trabajo ,te pagare, te daré 12 monedas al día.

De pronto la puerta se abrió Malena me miro sonriente, estiro su mano y me dijo—Que sean 15.

La bruja me dejo entrar y a cambio de 15 monedas me dio una habitación nueva, me pase toda la noche trasladando mis cosas , colocando mis abrigos en el armario y por primera vez desde que llegue a esa casa sentí que podía dormir cómoda, ya no sentía frió.

El salto de un Ángel (Joel Pimentel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora