El salto de un Ángel (Joel Pimentel)

Parte 3 Christopher

Un hombre irrumpió algo alterado esa noche en medio del comedor de nuestra casa.

—Señor ministro ,nos aceptaron la candidatura— dijo emocionado sin siquiera saludarnos.

—Esa es una excelente noticia;pero tome asiento señor secretario— mi papá le respondio muy sonriente.

El señor tomo asiento y continuo diciendo.

—Los miembros del partido están contentos comenzaremos de inmediato con la publicidad ,nos han citado a una conferencia de prensa mañana por la tarde.

—Esta es la mejor noticia que he podido recibir,a hecho usted un maravilloso trabajo. Muchas gracias—agradecio mi papá.

—Hay un problema señor ministro,los miembros del partido consideran que para estar mas cerca de la gente a bien de mejorar su imagen seria bueno que usted se mudara a vivir un tiempo a alguna ciudad del interior del país.

—¿Y a donde debería mudarme?

—Sunrice,les a parecido una excelente idea a todos los miembros del equipo de campaña.

—Comprendo.

Mi papá y el señor guardaron un silencio incómodo que fue interrumpido por Doris quien cómo era costumbre sin que hubiera que pedírselo cada vez que había una visita en la casa , se acerco con una bandeja llevando dos copas pequeñas de alguno de los licores que mi papá coleccionaba en la bodega.

Oh como extraño la bodega, ese lugar tan genial en donde injustamente nunca se me permitía entrar. Aunque yo entraba igual, me colaba por la rendija del techo luego me descubrian. Mi padre se enojaba unos días , después se le olvidaba y yo volvía a colarme de nuevo.

Ambos tomaron una copa y
entonces mi padre y el secretario parecieron por fin darse cuenta que yo estaba ahí también así que solo atiné a decir que me iría a mi habitación.

Estaba molesto porque no habían traído una copa para mi, porque interrumpieron mi cena y además las reuniones de mi papá eran siempre aburridas y nunca tomaban mis opiniones en cuenta.

10.20 am

—Joven su padre lo está llamando—me despertó una voz

—¿Qué hora es?— pregunte.

—Son mas de las 10 de la mañana joven—me respondió Doris.

Le dije que me trajera un buen desayuno y que le dijera a mi padre que subiera si quería hablar conmigo.

Seguía teniendo sueño, sabia de lo que mi padre quería hablarme estaba un poco preocupado, me imaginaba que él ya se había enterado de lo de su cuadro. 

Yo no quería quemarlo todo se trataba de un accidente. Los chicos y yo estábamos fumando, queríamos que el hombre que estaba en el cuadro fumara también. Quien se iba a imaginar que se prendería en llamas tan rápido ,incluso "el petizo" trato de apagarlo ;pero el muy bruto le hecho el vodka de su vaso.
De cualquier manera ese cuadro nunca me había gustado, estaba bien raro. Picasso? Bah yo hubiera pintado algo mejor y que si tenga forma.

Escuche los pasos de mi padre subiendo las escaleras ,ya sabia que decirle, lo tenía bien ensayado.

"Sé que lo que hice no tiene justificación fue algo irresponsable e inmaduro ;pero si me das una oportunidad te demostrare que puedo ser un hombre ejemplar sé que con tu ayuda ..."

De pronto él abrió la puerta y se me formó un nudo en la garganta.

—Hola papa—lo saludé muy nervioso.

—Christopher, tengo que hablar contigo—me dijo mientras se sentaba a mi lado

—Si es por lo del cuadro fue un accidente—respondí y me di cuenta que había hablado demasiado porque mi papá me miro extrañado.

—¿De que cuadro me estás hablando?— me pregunto,medio furioso.

Estaba perdido y por hablador, le iba a dar mi discurso ensayado ;pero él me interrumpió diciéndome que hablaríamos luego de eso ,que alistara mis cosas que nos mudaríamos a Sunrice .

7.30 pm

Estaba sentado en el helicóptero , mi padre estaba a mi lado, aun visiblemente enojado por lo del cuadro. Yo le dije que era un cuadro muy feo y además que eran puros cuadrados; entonces él me miro, coloco su mano en mi cabeza y me dijo:

—No sé para que te envió a la escuela .

Lo que él no sabia es que casi yo no iba.

Yo no quería mudarme, no quería estar lejos de mis amigos ni de las chicas de mi salón que siempre eran tan generosas conmigo.

Lo único que me consolaba era saber que ir a una nueva escuela representaba conocer a nuevas chicas y a nuevos maestros que enloquecer.

Aun no sabia que ese viaje a ese pequeño pueblito cambiaría mi vida.