Me desperté sobresaltada y bañada en sudor, por ese puñetero sueño. Apenas eran las ocho y ya estaba despierta. Me levanté con pesadumbre y me metí en el baño. Abrí el agua y me despojé del pijama. Me miré al espejo y por mi mente solo pasaron insultos a una misma, qué hice hasta para que mi propio padre me odiara de esa manera.
Hoy iría con Ashton a llevarle rosas blancas a la tumba de su madre.
*¿Sabes por qué te traje aquí?-Me preguntó.
-No.
-.Aquí está mi madre.
-Ashton yo...lo siento.- Dije abrazándolo.
-No pasa nada, está superado.-Dijo aún abrazado a mí.
Luego, me explicó que cada año que pasa sin ella, le lleva flores, concretamente, rosas blancas; y cada cunpleaños, rosas rojas y el resto del año, todos los domingos, lleva flores de cualquier tipo."
Aacabé de arreglarme y recoger mi habitación y el cuarto de baño. Salí de casa dejando una nota al lado del teléfono.
Me puse los cascos y Lana del Rey inundó mis oídos con Young and beautiful.
En mí cabeza, se repetía el sueño de esta noche:
"Me encuentro en un lugar frío y oscuro, como si de una celda se tratara. Voy vestida con un vestido blanco y rasgado, pelo suelto y despeinado e iba descalza. Escucho gritos, como si fueran dos personas discutiendo y un llanto de niña pequeña. Parpadeo y aparezco en un campo lleno de flores, hace sol y el frío desaparece. Ya no escucho gritos, solo dos voces adultas y una de niña riendo a carcajadas. Luego las carcajadas paran en seco y la voz de un hombre grita que quiere algo, pero no logro entender lo que dice. Vuelvo a parpadear y aparezco cayendo al vacío, mientras caigo, una voz femenina grita: "SALVA A EMILY".*
Alguien toca mi hombro, me giro y es Ashton.
-¿Hace mucho que esperas?- Preguntó.
-No, apenas he llegado.
-¿Estas bien? Estas pálida.
-Si, solo que tuve una mala noche. Ash, ¿tu conoces a alguna Emily?
-No, ¿por?
-Por nada, ¿nos vamos?
-Venga, aún tenemos que pasar por la florestería.
Me levanté del banco y una ráfaga de viento revolvió mi pelo, enganché mi brazo en el de Ash, y nos pusimos rumbo a la floristería, él por su parte cogió uno de mis cascos y se lo puso,en nada ya habíamos llegado. Entramos al local, decorado alegremente, con flores por todas partes. El mostrador, apenas se veía, ya que estaba repleto de flores y jarrones. El dependiente, un señor de mediana edad, alto, con poco pelo y un gran y cuidado bigote, nos sonrió.
-Buenos días.-Dijimos a la vez.
-Buenos días,-dijo risueño- veo que traes una amiga,¿serán rosas blancas?
-Sí, Lottie, él es señor Hudson, a él siempre le compro las flores para mi madre.
Cogimos las rosas que ya tenía preparadas, y nos pusimos otra vez rumbo a nuestro destino, el cementerio.
Cuando ya llegamos, un escalofrío recorrió mi espalda, caminamos hasta la que se suponía que era la lápida de la madre de Ash.
-Que no te extrañe que le hable a la lápida.-Dijo Ashton en voz baja.
-Tranquilo, yo hablo sola.
Ashton apartó las flores del domingo pasado y puso las nuevas flores.Se arrodilló delante de la lápida y comenzó a hablar:
-Felicidades mamá, te extraño, hoy traje a alguien.
Yo también me arrollidé a su lado y comecé a hablar:
-Hola señora Cooper, muchas felicidades.
-Le habrías caído muy bien.-Me dijo Ashton con la voz entrecortada.
Luego de un rato, nos fuimos. En mi interior había una dura batalla entre contarle lo que pasó la noche anterior, o no.
-¿Te pasa algo?-Preguntó.
-No...es que...-empecé para no seguir, el miedo me comía y tenía esa sensación de que tarde o temprano rompería a llorar.
-Sabes que puedes confiar en mí.
-Es que... ayer...cuando llegué, mi padre estaba borracho y...-La voz se me cortó y las lágrimas empezaron a resbalar por mis mejillas.
-Ey, pequeña,¿qué pasó?-Dijo abrazándome.
-Me pegó Ahston, me pegó.-Dije llorando en su hombro.
-¿Cómo qué te pegó?