Habías desaparecido

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Corrí hacia la mesa del salón guiada por el sonido de mi móvil, y no me pude creer lo que ví al cogerlo. En la pantalla se leía claramente el nombre de "Alex". No quería coger, pero sentía esa necesidad de escuchar su voz... No lo tenía superado, en absoluto. Solo yo conozco la historia y la voy a guardar bien adentro, donde nadie pueda leerla. Solo yo. Inconscientemente cogí el teléfono y pulsé el botón verde: Aceptar.

#llamada#

-¿Sí?

-Hey, Mel. Hola.

-¿Alex?- Me hice la sorprendida.

-Vaya, ya has hasta borrado mi número...- Susurró haciendose el ofendido.

-Pues sí, y te parecerá raro, claro.

-Es normal. Completamente. Pero no te pega, guapa.

-No me llames así.

-¿Guapa?

-Exacto. ¿A caso tienes complejo de Dory?

-Muy buena, eres muy lista.

-No me hagas cumplidos.

-Lo siento, lo siento. Excuseme usted.

-Ugh. Dime lo que quieres o cuelgo ya.

-Sobre eso... ¿Quieres ser mi novia?- Dijo con un tono que no pude descifrar.

-Me estás jodiendo. No tiene ni puta gracia, majo.

-Es en serio. Te quiero.

-Que te calles la jodida boca, no quiero tus mentiras, ¡han pasado unos dos meses desde aquello!

-¿Y? Yo no te he olvidado.

-Tú no has pasado página. Yo ya he cambiado de libro.

-Eres una zorra.

-Tú, cariño.

-El sarcasmo te lo tragas.

-Mira, si te jode que no quiera ser nada tuyo te aguantas.

-Pero yo te quiero.

-Puto bipolar. Deja de hacer el tonto ya con tus amigos y llama a la siguiente de la lista.

-Nos divierte mucho hablar contigo.- Encima lo reconoce, este tío es gilipollas.

-Ya me amargaste estos cinco minutos. Te odio.

-Te quiero.

-¡Calla estúpido! ¡Falso!-Y con esas palabras corté la llamada.

#fin llamada#

Que asco, le odio. Mentí un poco cuando mencione que había cambiado de libro... Pero todo sea por dejar mal a ese asqueroso. Ahora estará riendo con sus amigos, llamando a la siguiente chica de su lista, un ligue que no funcionó o una puta de carretera, o de cualquier lado. Tipos como el dan mucho asco, mucho asco. De verdad. Me jodió unos preciados cinco minutos. Me rasqué la mejilla y noté una estúpida gotita salada proveniente de mí. Y otra. Una más. Comencé a llorar inconscientemente, y me dirigí al salón a abrazar a mi mejor amiga... Realmente necesitaba contarla todo mi pasado, hasta ahora ocultado. El libro de mi historia va a ser leído, y espero no confundirme con la persona que lo va a hacer. Aparecí allí y en cuanto Ali me vió corrió hacia mí y me abrazo. No necesitábamos palabras, este era el tipo de conexión entre mejores amigas que he necesitado toda mi vida.

-Necesito contarte todo.

Sin palabras, ambas nos sentamos en el sofá, cogimos dos cojines a los que poder abrazar y un par de mantas, y nos tapamos con ellas. Apagamos la televisión para que la peli que había elegido Ali no empezara (no se cual es). Y me hizo una señal con la cabeza para que comenzara a hablar.

El dia que me enamoréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora