5: La pequeña extraña

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Jay

No pude dormir el resto de la noche, por el dolor que me dejaron los raspones y el desinfectante; me di una ducha en el baño de la abuela, me cambié de ropa, y volví al primer piso para conocer más a Keri, a pesar del malentendido que tuvimos hace un rato. Ella resultó ser muy, pero en verdad muy amigable, a pesar de que la abuela decía que tenía el mismo carácter que su madre, o cual me hizo recordar el como la abuela describió a Lena en su libro, como una dragona agresiva y poco sociable, como su madre con el tío Drake.

—Keri... —dije al ver que su bebe jugaba con Harriet y Andy—, ¿Rob exactamente a qué raza pertenece? —pregunté con curiosidad.

—Eso es algo complicado de explicar —contestó—. Yo soy mestiza, pero el padre de Rob era de la misma raza que mi madre, así que podría decirse que Rob es de mayor pureza que yo.

— ¿Pureza? —pregunté.

—Sí, eso es algo que tendrás que aprender si vas a cuidar de Harriet —comentó la abuela—. Los dragones de cualquier raza, buscan mantener su raza cien por ciento pura, bueno al menos en esta parte del mundo fue así hasta que mi bebe y Lena, trajeron a los primeros mestizos en cientos de años.

—Básicamente, estas refiriéndote a la igualdad racial como lo que pasa con nosotros los humanos —comenté.

—Exactamente, solo que la codicia humana nos hace retroceder por dos pasos por cada uno que damos hacía el progreso. Los dragones al no desear nada más que la vida y una familia no tienen problema para buscar la mejor de las soluciones, aunque en ambas razas siempre existen los prejuicios.

—Y yo experimenté esos prejuicios de primera mano —dijo Keri con un tono de enfado—. El padre de Rob, me abandonó después de que nació, porque no quería ser padre de un mestizo, pero yo le di una lección que jamás se le borrará del rostro.

—Ella le cortó el rostro con sus garras, y le dejó cicatrices muy feas —susurró la abuela en mi oído.

A pesar de que estaba teniendo una charla demasiado extraña, estaba totalmente interesado en escuchar cada cosa que decía Keri, sobre todo, escuchar el como ella había desfigurado el rostro de su pareja por haberla utilizado, lo cual me recordó por alguna razón a una ex compañera de clases que quedó embarazada de su novio, pero ella en venganza, publicó por todas las redes sociales un pequeño problema anatómico de su ex, fue el tema de burla de la escuela durante meses, y hasta antes de venir aquí seguía siéndolo.

Observé a Harriet por un segundo mientras Keri hablaba con la abuela, ella parecía ser mestiza por los colores de sus ojos y sus escamas, me preguntaba si lo era, y tenía curiosidad de saberlo. Me levanté de la banca en la que estaba, yendo directo hasta donde estaba ella forcejeando con Rob para quedarse con un oso de felpa, cuyo color era rosado. Cuando me vio, abrió su mandíbula y a causa de la inercia, Rob se fue de espaldas con el peluche en la boca.

— ¿Harriet es mestiza? —cargándola hasta la abuela.

—No lo sé —contestó—, he pasado casi cuarenta años aprendiendo sobre los dragones y solo he conocido las razas de Drake, Lena y Andy. Hay muchas más, pero no sé si la raza de Harriet pertenezca a esta región del país.

— ¿Cómo lo sabes?

—Bueno, he aprendido algo sobre la anatomía de los dragones y lo primero que me da esa impresión es su cuello algo es corto como para venir de las razas locales. Lo segundo son sus garras, están en un ángulo como si sirviesen para cavar, en cambio las de Andy y Keri son totalmente curvas —Keri, alzó una de sus patas delanteras, mostrando sus grandes, gruesas y filosas garras, que en efecto eran totalmente curvas—, y, además, los colores de sus escamas son más adaptados para camuflarse en lugares donde todo se viese igual, como en un bosque nevado, donde la nieve que cubre los arboles los hace parecer negros.

Secreto II: Nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora