Capitulo 5.

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Maria paula pov

No podía creer todavía lo que estaba pasando, no había parado de llorar toda la noche preguntándome que era lo que pasaba. No encontraba respuesta alguna.

Le había preguntado a mi madre todo el camino, no me decía nada, solo me miraba. Obte por quedarme callada.

Llegamos al aeropuerto, no quería bajarme, me quede ahí, quieta.

Mama vino hacia mi, y abrió la puerta.

-vamos, baja- pidió ella.

La ignore y gire la cabeza en la otra dirección mirando a la nada.

-Hija, es por tu bien-se encogió-esto es mas difícil para mi que para ti.

—Pues solo parece que te quieres deshacer de mi-la mire con lagrimas en los ojos.

Baje del auto corriendo y me adentre en el aeropuerto.
En el camino nos encontramos con mi abuela.

-hola mi niña-yo solo la ignoraba.

-Déjala mama, esto esta siendo difícil para ella-la abuela cambia su rostro a uno mas triste. No dijeron nada mas.

Confirmamos los tiquetes y fuimos directo a la sala de espera. No pasaron ni diez minutos y ya tenia que irme.

Me quede mirando a mamá antes de abordar.

Se acerco a mi con rapidez, me abrazó y comenzamos a llorar.

-Te amo-y fue lo ultimo que escuche antes de soltarla e irme.

Diablos, no me despedí de mi abuela, bueno, ella también era parte de esto, no sabían como me dolía, no tomaron en cuenta ni mi opinión.

El viaje en el avión no fue muy agradable, tenia mareo, ganas de ir al baño, y estaba sudando. No sabia que me pasaba, tenia ansiedad, quería comer, casi me como las uñas.

-por fin...-dijo un hombre a mi lado que también había estado raro durante el viaje.

Me baje de avión, todo era diferente, el ambiente, la gente, unas que otras me miraban extraño, otras me sonreían, aunque sabia el motivo.
Se podia notar que yo no era de allí.

Iba mirando a todas partes, ¿y ahora que?.

Habia una pareja, una señora blanca de cabello grisáceo, gordita. A su lado, un hombre alto, moreno, de cabello negro y serio. Sostenían un cartel con mi nombre y un "Bienvenida"

Me acerque a ellos.

-hola-los salude.

-Hola maria paula-me dijeron ambos con una muy agradable sonrisa.

-Ustedes son...

-Ah si, nosotros vamos a ser tus padres.

-M-Mis que?-pregunto shokeada.

-Te lo explicaremos, pero en casa, confía en nosotros.

-Esta bien-dije dudosa. ¿Como me pedian que confiara en ellos cuando no sabia ni sus nombre?.

Nos subimos en el auto y arrancamos, en el camino, todo era raro, habían edificios y ¿casas? Estas eran muy pequeñas y unas muy mas pegadas a otras, cada vez el panorama era mas feo, me estaba empezando a dar miedo. ¿Me iban a matar?Neh, imposible.

-Vamos, no te asustes, esto no  es muy agradable, y sabemos que no estas acostumbrada, pero te gustara-dijo con seguridad.

Paramos en una calle angosta, frente a una casa de tres pisos se veía normal, no era tan fea como las otras a su alrededor.

Entramos, la casa era... ¿Linda? No sabia como describirlo, todo es muy nuevo para mi.

Entre y el piso era color crema, las paredes blancas todo era simple. Subí por unas escaleras, el piso era mármol café, unas paredes eran rojas y otras blancas, habían muchos espejos.

-A mi esposo le gustan mucho los espejos, por eso los hay en toda la casa-dijo la mujer.
Ese era el segundo piso, era muy agradable olía a limpio, se notaba que cuidaban mucho esta casa.
Me mostraron mi habitación, en la puerta café con legras moradas y escarchadas estaba mi nombre. Abrí la puerta, y aquella habitación me gustó había una pared fucsia, con una linea blanca, las otras tres paredes eran blancas con lineas fucsia había un armario de madera y encima de el un televisor pantalla plana. Al otro lado de la habitación, un tocador con perfumes, cremas y accesorios. ¿Y el baño? No me había dado cuenta cuando entre.
Salí de la habitación, buscando a la mujer.
Que por cierto no sabia como se llamaba.

Fui al tercer piso, ya que en el segundo no la encontré.

Mire, que lugar mas acogedor. Una pequeña sonrisa se formo en mis labios.
El piso era blanco, una que otra pared blanca o roja, un gran espejo rectangular enmarcado de madera, el techo era tejado y con palos de madera largos.
Quede tan asombrada que se me olvidaba a que iba.

Seguí mirando, hasta que mis ojos pararon en aquella mujer, se veía tan amable en aquel momento, tan dulce estaba frente a unas jaulas donde tenia pequeños pajaritos.

Cuando se percato de mi presencia se giro hacia mi, con esa misma expresión de hace unos segundos.

-¿te gusta tu habitación?-pregunto ella. Levantando las cejas en signo de esperanza.

-si, esta muy linda, gracias-dije-eh... No se tu nombre-dije apenada.

-me llamo flor alba garzon bello-dijo esta-pero me puedes decir mamá.

-¡¿que?!-me altere-yo solo tengo una madre.

-pero de ahora en adelante tendrás dos.

espero les este gustando!

por favor sigan leyendo esto se va a poner cada vez mejor.

dos mentes un colorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora