Capitulo 11.

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Maria pov.

¿Co-como es que ella se parece tanto a mi fisicamente?.


No podia dejar de mirarla, me parecia mentira. ¿quien era, y de donde era?.

Esta mañana me levante a las 5:00 con todas las pilas puestas o, con toda la energia, me bañé, me vestí, me painé y me maquillé. Este primer dia solo pensaba en que; la primera impresion es la que cuenta, asi que maquillarme iba a ser mi rutina de ahora en adelante. De por si me ayudaba mucho, ya que mi palidez me hacia parecer emferma.

Ya eran las 6:30 y yo hasta ahora estaba desayunando.
Entraba a las 7:00 y la escuela quedaba un poco lejos.

-¿Hasta ahora estas desayunado?, yo pense que ya estabas lista para salir-me dice mi madre y yo volteo a mirarla torciendo los ojos-ya, deja eso asi y vamonos.

Deje toda mi deliciosa comida sobre la mesa. Oh, cuanto me dolia.

-Mi amor esperame, volvere por ti-le dije a la comida mientras la dejaba en la cocina.

Me puse los zapatos me mire al espejo por ultima vez, viendo como la chaqueta del uniforme me estrujaba los senos. Maldita sea la estupida mujer que me hizo el uniforme.

Sali por la puerta con mi madre y nos pusimos en marcha. Ya entendia el por que de la chaqueta. Hace un frio de locos.

Pero y ¿por que la falda? El frio ya no era en los brazos, si no en las piernas. Putos.

Seguiamos y seguiamos caminando. Las calles no eran feas, pero tampoco muy agradables. seguiamos caminando. Ya a la vuelta de la esquina del colegio, no podia mas.

-me tengo que devolver-dije dramatica rescostandome en una pared de una casa y poniendo una mano en mi pecho.

-¿Y ahora, que se te quedo?-dice mi madre con sus brazos cruzados empezando a enojarse.

-los pulmones-digo con dificultad, ya que me da un estupido ataque de risa.

Y como no la puedo contener mas, suelto una carcajada.

-Estas muy chistosita hoy, no?-dice mi madre, con una media sonrisa en su rostro. Estaba que se rebentaba de la risa.

Yo lo sabia.

Caminamos mas depacio, ya todos estaban adentrandose en aquella carcel, por que eso era para mi. O un manicomio, como fuera.

Llegamos a la puerta y mi madre se me acerca y me da un fuerte abrazo y un beso en la mejilla.

-Que te valla bien, mi niña, juiciosa-fice feliz pero con tono triste.

-Si señora, como tu digas-le digo sin mas y entro.

No me sorprendia ver como estaban todos formados-en lo que se suponia, era el patio- Ya me habian dicho que era un colegio religioso, y muy estricto.

Una mujer siempre ancha de cabello corto, se acerca a mi.

-¿Eres una verdad?-me dice con una sonrisa.

-Si señora. De noveno-le digo educadamente.

-los de tu curso estan subien-y me señala a un monton de chicos que van caminando detras de un hombre-ve rapido.

Y asi lo hago, voy corriendo hasta donde estan ellos, y respiro profundo ¡¡hablaba perfectamente!! Todos esos tranochos y lagrimas sirvieron de algo, era toda una colombiana.

dos mentes un colorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora