Epílogo

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- Yoon Eun... - Intenté articular alguna palabra que me sacara de tal confusión, pero por más que intentara... No lo conseguía.

- Sólo... No quiero que esta noche te vayas. - Se acercó a mí y me atrapó con sus delicados brazos. ¿Tanto la extrañé que no me permite respirar? 

¿Por qué me encuentro en esta situación? ¿Por qué no puedo hacer algo al respecto? 

Yoon Eun, también te amo.

Yoon Eun, ahora tengo a Youn Soo conmigo y la amo.

Yoon Eun, vuelve con tu bombón de chicago y déjame aquí.

Yoon Eun... Sé mía por esta noche y olvidemos todo al salir el sol.

Yoon Eun, te amo.

¡Carajo! 

- Yoon Eun. No... - Levanté su cabeza y la miré a los ojos. Dios, lo siento Youn Soo.

Besé los labios de Yoon Eun superficialmente pero... Al sentirlos apenas me atrapó una extraña sensación. No dudé en volver a besarla y sentir todas aquellas emociones de las que me había deshecho hace diez meses... Volver a aparecer en mi estómago, corazón y cuerpo.

Lo siento Youn Soo.

Se separó de mí y llorando pronunció.

- Lo lamento tanto... No sabía qué hacer. No sabía qué debía hacer. - Se refugió en algún hueco, uno de los tantos que ella había hecho antes de irse y que Youn Soo rellenó con caricias y besos... Ella los ha vuelto a abrir.

Ha vuelto a lastimarme. Miró mis ojos otra vez y volvió a besarme. Se sentía fantástico... Me gusta tanto que... Tanto que quiero mucho más. Más.

Tomé su rostro y casi consumido por las lágrimas pronuncié su nombre en su boca. Sólo pronuncié su nombre. No le dije que la amaba, porque para ser sincero... No lo sabía.

- Hazme tuya por favor. - Suplicó. Y como si todo el cuerpo me temblara y mis piernas no respondieran... Caímos sobre la cómoda cama en la que no había puesto mi trasero desde casi diez meses.

Mis ganas de sentir todo su cuerpo eran tan grandes que... No me puedo contener. Me inmiscuí debajo de su blusa y sentí su piel... Su delicada piel que para mi fortuna... No tenía ni una sola marca o defecto.

Me aventuré a quitarle el sujetador y sentir sus senos en mis manos... Youn Soo los tenía un poco más grandes. ¿En qué estoy pensando?

Más bien... ¿Qué estoy haciendo?

Me aparté de su cuerpo, detuve mis ganas de seguir tocando y besándola. Sin embargo ella se aferró a mí.

- Lo siento. - Me solté de su abrazo. - Me tengo que ir. 

Confundida, se puso de pie, con la respiración agitada me miró y preguntó. 

- ¿Qué? ¿A dónde... A dónde irás? 

- A casa. - Suspiré y abrí la puerta de la habitación para poder salir.

- ¿No puedes quedarte aquí... Por favor? - Me sostuvo.

Me rompía el corazón, pero justamente por eso... Porque sabía lo que se sentía que te rompieran el corazón no quería eso para Youn Soo, por esa razón me estoy yendo y dejando a Yoon Eun luchar sola con sus sentimientos. Porque no puedo ser yo quien le ayude a calmarlos... Yo ya lo hice una vez y tuve suerte de que Youn Soo me ayudara. 

- No, tengo a alguien que me está esperando en casa. - Musité.

- ¿Qué? - Lentamente sus dedos languidecen en mi brazo.

Lake On Fire. (Giriboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora