Capítulo 9

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Cuando Blaine despertó estaba de espaldas, con un brazo apoyado ligeramente en su pecho y el otro envuelto con fuerza alrededor de Kurt, quien estaba fundido a su costado. Sintió una extraña sensación, y se dio cuenta de que eso era lo que lo había despertado. De alguna manera -inadvertida, estaba seguro de ello- en la noche, los dedos de Kurt habían encontrado su camino hacia arriba y dentro de la chaqueta de su pijama, y ahora estaban bailando erráticamente sobre su estómago, haciendo que se contrajera una y otra vez mientras un hormigueo placentero enviaba sensaciones a través de él. Fue con cierta renuencia que tomó la mano de Kurt y la movió gentilmente, metiéndola en el pequeño espacio entre el pecho de Kurt y su costado, pero segundos después, estaba de vuelta. Una vez más, Blaine la movió, pero de nuevo regresó, esta vez con presión más firme, una fuerte e insistente mano abierta sobre su estómago, como si demandara a Blaine aún en el sueño.

Entonces Blaine se quedó totalmente quieto. El cabello de Kurt le hacia cosquillas en su barbilla mientras el niño respiraba en contra de él. Blaine movió su otro brazo para abrazarlo, atreviéndose a recorrer suavemente con un dedo, la suave piel expuesta en su costado, donde la chaqueta de su pijama se había subido.

— Cosquillas, —Kurt se rió contra su pecho, y Blaine se apresuró a apartarse, entrando en pánico.

— Lo siento. Yo no debí... no. Lo siento

— Está bien, Blaine, —dijo Kurt, aunque él también estaba de pronto nervioso y al límite.— Me gustó mucho. —susurró con un fuerte rubor.

Blaine estiró una mano temblorosa para acariciar su mejilla, sonriendo cuando Kurt cerró sus ojos y se apoyó en el cálido toque. Sería tan fácil besarlo ahora. Presionar sus labios suavemente con los suyos, abriendo su boca un poco más mientras Kurt jadeaba bajo su toque. Pero no lo hizo. Permitió que su mano se quedara ahí sólo una fracción más de lo debido, pero después se alejó, aclarándose la garganta y ruborizándose.

— Yo um... prepararé algo para desayunar, —murmuró.— ¿Por qué no llamas al hospital para ver cómo está tu papá?

— Claro, —dijo Kurt, tratando de no mostrar su decepción.— Puedes usar la ducha si quieres, las toallas están en el armario.

Blaine asintió y se alejó a regañadientes mientras observaba a Kurt morderse el labio inferior. Se esforzó por tomar una ducha fría en un intento desesperado por mantener su mente clara, sintiéndose agradecido de que Kurt no estuviera por ahí cuando salió. Lo encontró escaleras arriba, con el desayuno listo sobre la mesa y preparando dos tazas de café.

— No tenías que hacerlo, dije que yo lo haría. —comentó Blaine.

— Quería hacerlo, —le sonrió de regreso.— La enfermera dijo que papá tuvo una buena noche. Sin embargo le están haciendo algunos estudios, así que dijo que sería mejor visitarlo por la tarde.

— Okay, —dijo Blaine mientras tomaba la taza de café que le ofrecía Kurt. —Puedo llevarte.

— Puedo conducir yo mismo, —dijo Kurt con una pequeña sonrisa, mirando la forma en que los ojos de Blaine se iluminaban mientras tomaba un sorbo de su café.

— Es cierto, lo olvidé. Felicidades.

— Gracias, —sonrió con alegría.

— Entonces creo que... um... me iré después del desayuno, —dijo Blaine en voz baja, mirando hacia el suelo. Se sorprendió cuando vió las manos de Kurt acercándose, tomando su taza de café y colocándola en la encimera detrás de él, y luego deslizándolas alrededor de su cintura.

— No tienes que irte, —susurró.

— Creo... creo que sí, —susurró de vuelta.— Porque de lo contrario, haré algo de lo que de verdad me voy a arrepentir.

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