Capítulo 14

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Blaine observaba a Kurt salir de la escuela. Había estado mucho más feliz recientemente, la violencia física parecía haberse detenido, y Kurt le dijo a Blaine que podía ignorar los insultos y los comentarios sarcásticos, sabiendo que tenía una feliz relación en la que sostenerse, mientras que ellos solo tenían odio y desprecio por ellos mismos y por los demás. Blaine estaba contento, y desde luego feliz de que Kurt fuera feliz, pero aún le enojaba pensar que otras personas encontraban aceptable lastimar a otros de esa manera, y que la escuela se hacía de la vista gorda. Aún así, Kurt estaba saliendo con una grán sonrisa, riendo, con Mercedes del brazo, y Santana a su otro lado. Fue ella quien vio a Blaine primero, y dándole un codazo a Kurt, señaló hacia su auto. Blaine rió mientras sus ojos se agrandaban y corría hacia él, saltando hacia sus brazos abiertos y envolviendo sus piernas alrededor de la cintura de Blaine.

— ¡Oh Dios mío! —gritó, dejando una lluvia de besos por todo el rostro de Blaine, quien finalmente encontró sus labios y los capturó.

— Hmm, podría irme más a menudo si esta es la bienvenida que recibiré, —dijo acariciando su rostro contra la mejilla de Kurt.— Te he echado muchísimo de menos.

— Yo también. Pero ¿qué estás haciendo aquí? Pensé que no te vería hasta más tarde.

— Luchando por ti, —dijo Blaine, poniendo a Kurt de pie pero manteniéndolo envuelto firmemente en sus brazos.

— Ya no tienes que luchar más por mi, tonto. —dijo Kurt cariñosamente,— Pensé que era más que obvio que soy completamente tuyo.

— Vine a visitar a tu papá.

— ¿Ah sí?

— Porque sí necesito luchar por ti, Kurt. Por nosotros. Necesito que tengamos algún tiempo a solas. Tú también quieres eso, ¿verdad?

— Sabes que sí, —respondió Kurt, enredando sus dedos en los rizos de Blaine.

— Entonces... ¿Te gustaría ir a cenar mañana en la noche a mi casa?

— ¡Sí! —chilló Kurt, incapaz de contenerse.

— ¿Y quedarte a dormir?

— ¿En serio? ¿Mi papá dijo que eso estaba bien?

— Así es. También dijo que puedes irte a dormir a mi casa una que otra vez durante las vacaciones de verano.

— Wow.

— ¿Entonces, sí?

— Sí, —respondió Kurt, aunque esta vez había un rastro de incertidumbre en su rostro, pero Blaine no lo notó.

— Y um... Invité a Carole y a tu papá a almorzar el domingo.

— ¿Sí?

— Y a mis padres.

— ¿Qué? —dijo Kurt, su rostro se ensombreció. —¿Estás bromeando?

— No. De verdad quiero que ellos te conozcan, y me imaginé que tal vez sería más fácil si tu padre estaba ahí también.

— ¿Por qué? Ellos saben que estamos saliendo, ¿no? Les dijste, ¿verdad?

— Sí, —confirmó Blaine.— Pero ellos no saben cuántos años tienes.

— ¡Madre santa, Blaine! Eso no es justo. Ni para ellos ni para mi. Va a ser horrible.

— Claro que no. Creo que les va a sorprender, pero no van a armar un escándalo. Ellos no son así. Te van a adorar. Y van a adorar a tu papá y a Carole también.

— ¿Y qué tal si te dicen que terminemos? —preguntó Kurt, de pronto asustado.

— No lo harán, —Blaine rió suavemente.— Pero aún si así lo hicieran, no es asunto suyo. Tengo treinta y uno...

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