Capítulo 2

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-¡¿Cloath?!

-Sí.- sonríe el anciano.- Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que te vimos con los ojos abiertos...

-Disculpe, pero no entiendo nada. No os he visto a ninguno nunca. ¡¿Cómo sabéis mi nombre?!

-¡Diana!- exclama una chica pelirroja, que echa a correr y abraza a Diana.-¡No me lo puedo creer!

-¡Kali basta! La estás agobiando, ¿no lo ves?- le regaña el anciano.

Diana no da crédito. Seguro que lo está soñando. Pero parece tan real... Se vuelve a asomar por la ventana y nota cómo la brisa azota tu pelo. Huele a mar.

Está claro que no está soñando.

Nota que la chica pelirroja, el joven de antes y el anciano la observan.

-¿Esto es real?- pregunta en voz baja. Evita mirar a los adolescentes y centra su atención en el viejo.

-Será mejor que te sientes, Diana.- murmura el anciano. Mientras Diana se sienta en la cama, él alcanza una silla.- Cloath es un mundo tan real como la Tierra, aunque aún no ha sido destruido por los humanos.

Aquí la naturaleza es el pilar fundamental de la vida de todo ser que habita estas tierras, y lo lleva siendo desde hace miles de años. Tanto que se ha fusionado con sus habitantes.- en la última frase baja la voz, aunque pronunciando con claridad cada palabra, haciendo énfasis  en la palabra "fusionado".

-...¿fusionado?- susurra Diana.

-Sí.- afirma el anciano.- Verás, los cloathas al nacer se asocian con uno  de los elementos de la naturaleza: aire, agua, fuego, bosque, hielo o animales.

Uno no elige cuál es su don, va en su genética. Normalmente va asociado con el don de tus padres, aunque puede darse el caso de que sea un don completamente diferente.

A partir de los dos años empiezan a aparecer las primeras manifestaciones de tus habilidades. Por ejemplo, los nacidos con el don del agua pueden respirar bajo ella y controlarla a su antojo; los nacidos con el don del fuego pueden hacer que una hoja se incendie sólo con mirarla.

Cuando los niños cumplen los 12 años ingresan en escuelas para aprender a dominar sus poderes al completo. Estudian lo básico durante cuatro años. Esta torre es uno de esos colegios. Yo soy Fe-Hak, el director. Y ellos son Anuk y Kali, de cuarto curso.

-Todo esto que me estás contando suena muy interesante.- empieza Diana. Los adolescentes están sentados en el suelo de la habitación. Cuando ella interviene la vuelven a observar. La pelirroja la mira con alegría acumulada, parece que está deseando hablar con ella, mientras que el joven de antes la mira con una mezcla de tristeza y asombro. ¿En qué lugar se ha metido?- Pero sigo sin entender qué tengo yo que ver con todo esto.

-Te comprendo, pero te ruego que no me interrumpas. Tienes mucha relación con este lugar. De hecho, estudiabas aquí.- Fe-Hak la contempla, esperando a ver cómo reacciona Diana.

-¡¿Qué?! ¡Pero eso es imposible! ¡Es la primera vez que estoy aquí!- ¿En qué lugar de locos se encuentra?

-No.- esta vez interviene el chico de antes. Parece nervioso, y su voz detona un matiz de sentimientos acumulados.- Tú...estabas con nosotros, pero hubo un altercado con los sheinas y...-  Vacila. No parece cómodo con el tema del que están hablando. Aparta la mirada de los ojos grises de Diana.

-¿Sheinas?

-Anuk.- susurra la pelirroja. Él fija la mirada en Fe-Hak, esperando a que el anciano continúe hablando.

Lo que tus ojos se llevaronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora