Capítulo 9

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Diana llega a su casa y cierra con cuidado la puerta, procurando no hacer ruido para no despertar a su familia. Se descalza y camina de puntillas al baño. Se mira al espejo y ve que sus ojos reflejan seriedad, aunque como para no hacerlo. Está realmente enfadada.

Sacude la cabeza y frunce el ceño. A continuación, se desviste y se ducha, reflexionando sobre lo ocurrido. Está satisfecha por haber puesto a Claudia en su sitio, aunque dolida por la actitud de su amiga. Por no hablar de que Diego empieza a averiguar más información sobre sus dones...

¿Pero no se supone que no puedo usarlos fuera de Cloath?

Después de varios minutos, sale de la ducha y se pone el pijama. En ese momento, la pantalla del móvil se enciende. Va a ver de quién es el mensaje, aunque en el fondo sabe de quién es...

Ana.

Además, hay dos llamadas perdidas.

Ana: dónde estás?

Ana: No me puedo creer q hayas hecho algo así. Vale q no te gustan las fiestas, pero podrías haber hecho el esfuerzo por mí.

Ana: yo solo quería q estuviéramos bien las dos.

Ana: pero ya veo q no te importo.

Resopla y apaga el teléfono con irritación. Ana siempre le hacía lo mismo, pero no tiene por qué aguantarse. Y más viendo que se posicionó con Claudia.

Deja el móvil en el escritorio y se tumba en la cama. Está muy cansada y lo único que quiere es dormir para olvidarse de lo sucedido. Cierra los ojos.

Dos segundos más tarde despierta en Cloath.

***

-Aagh...- gruñe sin querer levantarse. No le queda más remedio que volver a abrir los ojos, aunque le duele la cabeza.

Repara en que no está sola. Anuk está sentado en el alféizar de la ventana, con expresión sombría absorto en sus pensamientos. Frunciendo el ceño parece varios años mayor.

Diana aprovecha ese momento para fijarse más en sus rasgos físicos. Es alto y corpulento, aunque su rostro es dulce y a la vez misterioso. Su tez morena brilla con los primeros rayos del sol, y Diana se fija en que tiene un tatuaje en forma de águila en la nuca.

Como si sintiera que le observaran, el muchacho gira la cabeza y clava sus ojos color miel en Diana, quien incómoda traga saliva, incapaz de apartar la mirada. La expresión de Anuk es profunda tristeza pero cargada de cariño. La de Diana, sin embargo, es curiosidad.

Se contemplan así durante unos segundos que para ambos son eternos.

Finalmente, él desvía la mirada y a Diana le parece advertir que se le han enrojecido los ojos. Pero no puede confirmarlo, porque Anuk se levanta y, sin decir palabra ni volver a mirarla, sale de la habitación cerrando de un portazo.

Con el golpe Diana recupera su dolor de cabeza y, a regañadientes, se levanta y busca su ropa. Cinco minutos más tarde baja al comedor, donde todos están desayunando.

-Buenos días...-se sienta en frente de Yeó y junto a Kali y Tilae.

-Qué cara tienes...¿has dormido bien?- pregunta preocupada Tilae.

-No he dormido -sonríe mientras juguetea con su cuchara.

-Bueno, pero algo tendrás que comer. -añade la rubia.

-Sí...

-¿Seguro que estás bien? ¿Va todo bien en tu mundo? ¿Ha pasado algo?- pregunta Kali.

Lo que tus ojos se llevaronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora