Capítulo 5

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-No te desesperes. Es raro que salga a la primera.

Diana ya no la escucha. Todos y cada uno de sus sentidos se encuentran lejos, intentando escuchar conversaciones que se mantienen a distancia. Ha cerrado los ojos y se ha sentado en el suelo rocoso, cruzando las piernas, con sus manos apoyadas en sus pies y mordiéndose los labios en señal de concentración. Nunca ha estado tan atenta como ahora.

Sin embargo no oye nada. Solo el sonido de las olas y a los wilfruks relinchando.

Abre los ojos y resopla. 

-Te lo dije.- ríe Tilae.- Es cierto que es de mala educación escuchar conversaciones ajenas, pero en algunas situaciones es realmente útil.

-¿Cómo cuales?

-Hmmm....pues por ejemplo para los espías. Es una forma segura de obtener información a distancia. Lo que muchos no saben es que ciertos "temas" deben ser hablados dentro de un edificio, donde no corra el aire, para evitar ser escuchados.

-¿¡Eres una espía!?

-Bueno espía, lo que se dice espía...no. Pero a veces sí he ejercido como tal en contra de los sheinas, en especial contra Liam.

-¿Contra Liam?

-Sí, pero es muy escurridizo y conoce mi manera de actuar. Es complicado saber qué planea, mucho más atraparle.

-¿Atraparle? ¿Es muy peligroso?

-Sí, llevamos meses buscándolo, desde que te pasó eso. Pero no da señales de vida. Es como si estuviera escondido esperando el momento oportuno para aparecer.- Tilae dice esta frase con una frialdad impropia de ella. Su gesto amable se ha vuelto serio y parece que está conversando mentalmente con ella misma.

-Madre mía...

-Por eso te estamos entrenando. Él ha causado bastantes daños entre los nuestros, debemos evitar que eso vuelva a suceder. Y ya basta de distracciones- vuelve a su tono cálido.- Inténtalo de nuevo.

-Sí mamá.

Tilae ríe con fuerza.

-Creo que la que te está distrayendo soy yo. Me voy a dar una vuelta, luego te veo.

-Tilae, ¡espera!- sin embargo, la rubia ya se ha marchado. La ve a lo lejos sentada en una especie de torbellino. Su larga cabellera ondea con el viento, despeinándola.- Así cualquiera se va, dejando las "palabras en el aire".

Diana se ríe ante su propio chiste, aunque sabe que no tiene gracia. Se recuerda a sí misma que debe concentrarse, así que se vuelve a sentar y se cruza de piernas con los ojos cerrados.

***


-Kali, vamos, debes tranquilizarte. Así no llegas a ningún sitio.-la voz preocupada de Yeó resuena en sus oídos. Diana casi se cae hacia atrás por la sorpresa. Después de varias horas estando sola, lo ha conseguido. Lo ha logrado. La euforia recorre cada centímetro de su cuerpo. Puede hacerlo. Ella es capaz de escuchar las palabras arrastradas por el viento. Sin embargo, se obliga a seguir escuchando, para no perder la concentración.

-[...]Ellos jamás me han preguntado qué quería yo. Ni si quiera se molestaron en intentar averiguarlo. Si realmente alguna vez les he importado, me habrían ayudado y me habrían permitido quedarme a su lado. Mis padres jamás aceptaron que naciera controlando el fuego, por eso me mandaron aquí. Ellos viven lejos, así de desentendieron de mí. Puede que haya pasado tiempo, pero la situación no ha cambiado y dudo que algún día lo haga.-la voz de Kali se quiebra. Diana escucha sus sollozos.

Lo que tus ojos se llevaronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora