Mi amigo

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Mis días se vuelven monotonía, todos en la escuela y a donde quiera que vaya oigo el nombre de Norman y cualquier estúpida historia, si tan solo la señora Lout saliera de su hogar sabría que es lo que está pasando, pero supongo que el señor Lout la mantiene al tanto. Pero no solo el sale de la casa Lout, sino también la tía loca de Norman, Marie Lout, hermana del padre de Norman, por lo que sé ella tiene entre 30 y 40 años, pero parece más joven, trabaja en una costurera, siempre que mi madre le deja algún encargo llega a casa siendo perfecto.

Mi madre no deja de estar sobre mi todo el tiempo, está asustada, al igual que la mayoría de las madres, pero la mía es directa respecto a lo que hace, no quiere perder a su hija.

Una mañana del viernes salgo de casa para ir a la escuela como todas las mañanas, pero está vez pedaleo hasta la salida del pueblo y me alejo de todo el asunto de Norman, pero no del todo, aún sigo pensando en el.

Dejo mi bicicleta a un lado y me siento en el pequeño camino de graba, no muchos autos pasan por aquí, por lo tanto lo hago de manera despreocupada.

Norman Lout, mi amigo o por lo menos eso creo. Mi cabeza solo recuerda lo malo que fuimos como amigos, pero aún así la pasábamos la mayoría del tiempo juntos, hasta que Bell se interpuso entre nosotros.

Generalmente hablabamos de series de televisión que solíamos ver o juagambamos en los rosales de su madre hasta que ella nos reñia e íbamos al patio trasero a seguir jugando, pero cuando la pubertad nos llegó la pasábamos en su casa del árbol, a veces el me contaba que amanecía con un extraño miedo a vivir como una persona normal de este pueblo, que sería anormal o incluso escaparía antes de ser como los habitantes de esta cárcel personal en la que todos vivimos, pero solo teníamos 12 o tal vez 14 años cuando el decía esa clase de cosas.

Pero al parecer eso no se fue del todo de su cabeza, era anormal a la vista de todos, no hacía ningún deporte como los demás chicos, salía con la única chica de cabello teñido extravagantemente y prefería guardar sus sonrisas para ocasiones especiales, o eso es lo que me dijo.

"No siempre estamos felices, no siempre debemos sonreír, como tú y Lucybell lo hacen, solo en momentos realmente especiales y felices se debe sonreír."

Dijo antes de hacerme sentir idiota por regalar una sonrisa a cada persona que me agradaba, después me sonrió y negó con la cabeza, ¿eso significa que fue un momento especial para el?.

No quiero seguir pensando en Norman, pero solo la noche que me acompaño a casa me atormenta, no el hecho que haya tratado de suicidarse, sino lo que me dijo durante el camino.

"Los diarios me agrandan, puedes contar aunque sea con algo que te escuchara sin juzgarte, me sorprende que no tengas uno, todas las chicas estupidas y populares lo tienen."

Diario, Norman llevaba un diario, me doy cuenta de ello, su tono de voz al decirlo era algo parecido a un gran placer al contar con el, pero tal vez lo lleva consigo en la clínica en la que está.

-Lo prometo.-susurro para mi las últimas palabras que le dije a Norman antes de entrar a casa.-prometo leerlo.

"Necesito que hagas algo por mi, si llegara a pasar algo, algo realmente grave para los demás, pero inquietante para ti, sobre mi, leerás mi diario, está debajo de mi colchón, prometelo mi dulce Clementine."

Su diario, el quiere que lea su diario, pero, ¿esta es realmente la situación que el esperaba para que yo lo leyera? ¿Quiero hacerlo?.

Como todos tengo la constante pregunta de porque hizo aquello, pero yo tengo la oportunidad de saber la verdad y callar los rumores.

Una parte de mi quiere dejar todo, le hize una promesa a un chico suicida, tal vez el estaba planeando verme esa noche y hacerme prometer que leería su diario, como todo suicida planeando sus cartas, pero mi otra parte me dice que lo lea, no será algo malo, es solo un diario, la vida de alguien en papel, de mi amigo.

Me levanto y limpio mis jeans antes de subir a mi bicicleta y pedalear de vuelta al pueblo. En mi camino trato de pensar algo ingenioso para entrar a la casa de Norman y su habitación, buscar el diario e irme, pero no tengo ni idea de como hacerlo. La señora Lout está en casa todo el día todos los días, los hermanos Lout salen de casa temprano y llegan a casa por las tardes.

Tal vez solo deba pasar como si quisiera recuperar algo de parte Norman, tal vez un cuaderno de la escuela que necesite ahora o algo así, no creo que su madre se niegue, ella es, por lo general, una madre que busca exelencia en los estudios de los jóvenes, por algo es mi maestra de historia.

Pedaleo hasta llegar a la casa Lout, nunca he sido buena mintiendo, pero por lo general mis padres y unas cuantas personas más me creen, supongo que son muy tontos para notar que es mentira. La casa parece sola, bajo de mi bicicleta con mi mochila a mi espalda y camino por el corto camino de piedras blancas hasta la puerta, cuando estoy frente a ella busco el timbre en el marco de la puerta y lo aprieto con mis dedos temblando y sudando.

Espero a que la señora Lout o nadie responda el llamado de la puerta, tarda unos minutos hasta que una mujer hermosa abre la puerta.

La segunda señora Lout o como muchos la llaman, la loca Marie. Su sonrisa es amable y preciosa, usa un vestido florido y su cabello está suelto en ondas, ¿como algo así de hermoso puede estar loco?.

-Hola Clementine.-dice su suave voz.-¿puedo ayudarte en algo?.

-Si o bueno eso espero.-mi voz es débil, aclaro mi garganta y le sonrió a Marie Lout.-una vez le preste un cuaderno a Norman, es de la escuela y la verdad lo necesito ahora, ¿crees que..
?.

-¿Quieres buscarlo?.-dice ella un poco lento después de mi pausa.

-Si, sé que es mucha molestia abrir la habitación de Norman, pero realmente necesito mi cuaderno.

-Lo entiendo, pasa.

Entro a la casa y está parece sola, ¿la señora Lout ya salió de casa?. Todo el entorno a mi alrededor es igual que hace años, los muebles, los colores y el olor a panqués recién horneados por toda la casa.

-No planeo ir a la habitación de Norman, Jenna me lo prohibió, pero no a ti, pasa y hazlo rápido, ella está por llegar.

La manera en como Marie susurra me asusta, parece ansiosa y un tanto timida, me guía a las escaleras y deja que suba, conozco el camino.

Un poco nerviosa subo las escaleras y me dirijo a la tercera puerta del corredor, la habitación de Norman. Giro la perilla un poco lento y entro, tal vez la casa no ha cambiado por ningún lado, pero esta parte si.

Todo es azul cielo cuando era blanco, hay estantes con muchas cosas y libros, la ropa está ordenada en el closet, la cama está hecha, en realidad hay mucho orden en lo que debería ser la habitación de un chico, descuidada y tal vez pintada de un color más "masculino".

Recordando las palabras de la loca Marie, me apresuro a buscar el diario en el colchón. Me arrodilló y meto la mano por debajo del colchón, es pesado pero soportable, tanteo hasta que mis manos dan con un objeto suave, lo tomo y saco mi mano.

Es un hermoso cuaderno de terciopelo negro con un "Thomas" bordado en letras doradas en la parte inferior de la portada, ¿quien es Thomas?.

Guardo el cuaderno en mi mochila y saco otro, tal vez así no se vean tan obvia mi mentira, salgo de la habitación y bajo las escaleras corriendo, veo a Marie leyendo un libro que no logro distinguir, cuando me ve deja el libro a un lado y se quita sus gafas de media luna.

-¿Listo, querida?.

-Listo, muchas gracias Marie.

-Lo que sea por ti, eres algo así como de la familia.

Asiento y me despido para salir de la casa, corro hasta mi bicicleta y subo.

Lo tengo, tengo el diario de Norman y por ende, la verdad.

Don't Say Goodbye  #AwardsEs2017 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora