Me encontraba en la misma situación desesperante de todos los días en los últimos tres años; preparándome a millas para poder llegar a tiempo a la escuela.
Todo cambió tanto después de ese accidente donde perdí a mi amor, a mi Marcos. Y es que ya no logro concentrarme en varias cosas a la vez como antes...
Hoy me tocaba una presentación final junto a Edgar en clase del profesor Paulino. Gracias a Dios, Edgar es un excelente bailarín y el mejor de los amigos, pues me ha estado ayudando bastante en los proyectos y coreografías.
Voy en taxi camino a la escuela, muy sumida en mis pensamientos, cuando siento la vibración de mi celular; obligándome a salir de ellos al presentar su nombre en la pantalla... Era Edgar.
-Hola Ed. Es como si hubieses adivinado que te pensaba -me arrepentí de aquello al segundo de haberlo dicho-.
-¿En serio pensabas en mí? -dijo con más alegría de la que creí necesaria.
-Sí, pero nada importante a decir verdad -esa fue mi oportunidad para arreglar mi metida de pata del comentario anterior- ... ¿Para que me llamaste?
-¡Oh sí! Es que sé que vienes tarde, pero te aviso que el profesor llamó que llegará media hora después. Así que toma tu tiempo para que comas algo antes de venir. Yo pasaré por la cafetería con Nicol, allá nos vemos.
-Gracias por la información. Ya hablamos.
(...)
Al llegar a la cafetería me puse melancólica al recordar que fue allí donde conocí a Marcos. Esa es la cafetería donde pasábamos nuestras horas libres, donde me pidió ser su novia frente a nuestros compañeros en común... Y donde le vi acariciarme la vida y el alma por última vez, con esos ojazos suyos tan profundos.
No comprendo si es un tipo de prueba que tengo que superar para poder llegar donde quiero, pero de ser así, es la más grande y dolorosa por la que he pasado. Solo espero con todas mis fuerzas poder superarlo algún día, aunque lleve en mi corazón por siempre a mi primer gran amor.
¡Hey, Amalia! -Jorge el de la cafetería trataba de llamar mi atención con las manos- ¿Te sirvo lo mismo de siempre?
-Por favor -respondí secamente con una sonrisa estúpida-.
En las bocinas sonaba esta canción de Pablo Alborán que dice "Recuérdame ahora que ya decidiste ir con el. Que sea lo que deba ser, aunque a mí me toque perder...". Pedazo de canción y de artista!
(...)
-Aquí tienes tus pancakes con nutella y syrup que tanto te gustan. Y para acompañar, jugo de naranja con mucho hielo.
-Muchas gracias, Jorge. Sé que están igual de ricos que siempre.
-Con mucho gusto. Buen provecho.
-¡Gracias!
Al retirarse Jorge, logré ver a mis mejores amigos acercarce a mi mesa agarrados de mano. Wow, qué bien.
No sé porqué sentía esa sensación inquietante al verlos tan juntos, pero no me gustaba nada.-¡Cariño! ¿Cómo estás?
-Muy bien, gracias. ¿Y ustedes?
-Bien, bien -respondieron al unísono.
-¿Lista para la presentación? -susurro Edgar-.
-¡Pero claro! Nos quedará brutal... -dudé para abordarles, pero al final me decidí- mañana se cumplen tres años y quiero visitar a su madre. ¿Podrían acompañarme?
-Claro -dijo Nicol con media sonrisa y cara de pena-.
-A primera hora te pasamos a buscar -se ofreció mi grandulón-.
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Diario de una romántica empedernida
RomanceTres años después de un accidente en el que pierde a su novio Marcos, Amalia Hitch encuentra el amor verdadero en su mejor amigo Edgar. Después de tanto luchar con sus sentimientos hacia el, y con la culpa de amar al amigo de su novio muerto; se con...