Capitulo 8

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La llegada de Gya fue algo que me ayudó, ya que ella trató con Alba cuando yo no podía hacerlo, entre esas cosas, lograr que se bañara. Ella tenía capacidades que Alba no, sabía cocinar y lavar la ropa, ambas cosas a la perfección... Su llegada me quitó un peso de encima que antes llevaba a duras penas, y que, con la aparición de Alba, se acentuaron hasta ser casi imposible hacer todo con fluidez. Nuestra vida era tranquila y los tres éramos felices, no había forma de que ellas sufrieran regaños, exceptuando ciertos momento cuando se ponían de acuerdo y hacían cosas que se pasaban un poco (Entre ellas, hacerle una broma a Andrea... Muy... Muy pesada). Poco después de que Gya llegara sentí como el cariño de Alba hacia mí crecía y lo hacía más notorio, siguiéndome, pidiéndome que la acariciara a cada rato que podía y abrazándome cuando estaba desprevenido... No lo vi como algo malo, ya que no lo era, al menos desde mi punto de vista, pero me preocupaba la actitud que Gya pudiera tomar hacia ambos...

Era un día lluvioso, viernes para mi suerte. Estaba volviendo del instituto cuando recibí una llamada, al ver el nombre me extrañé un poco [Mamá] era la primera vez que ella llamaba luego de la última visita con Fran, que había sido hace tiempo ya. Contesté...

— Disculpe, ¿es usted el hijo de la señora Ana, cierto?

— Sí... ¿Quien habla?

— Soy el doctor de su madre, tomé su teléfono porque no sabíamos ningún número de algún familiar

Empezaba a inquietarme, ella estaba mal, pero tampoco tanto como para no poder hablar y recordar, y a esa hora ella estaría despierta de una u otra forma

— Me temo que su madre falleció hace unas horas

Sólo esas palabras bastaron para hacerme perder, me sentía mal, pero yo sabía que ella estaba cansada de vivir así, siempre me lo decía cuando terminaban las visitas. Mis ojos se humedecieron, cerré mi boca para evitar soltar algún sonido, respiré y devolví el teléfono a mi oreja

— ¿Esta allí?

— Sí, aquí estoy...

— Bien... Sólo era eso, pensé que alguien de su familia debía saber... Ya sabe, para organizar el funeral y eso...

— Sí, entiendo... Gracias...

Colgué. Mi actitud era calmada, pero era porque me había estado mentalizando durante casi tres meses para ese momento... Yo sabía que tarde o temprano sucedería, ya qué, pese a no estar tan mal, la enfermedad era mortal y se caracterizaba por expandirse en el sistema de la víctima silenciosamente hasta alcanzar su máximo grado de mortalidad. Ella me había forzado a prepararme para ese momento, cuando lo hacía lo odiaba, pero le estoy agradecido

Esa noche yo estaba en mi Pc, terminando de ver la partida en directo entre dos equipos que se enfrentaban en un famoso juego moba que me hubiera gustado probar en su momento... Y el equipo azul consigue un asesinato triple, con lo que deja al equipo rojo en muy mal estado considerando que sólo les queda una torre del núcleo y tienen dos inhibidores menos. Buscan el Barón... Consiguen el Dragón anciano y deciden dar fin a la partida... En ese momento escuché la puerta, giré la silla y me encontré a Alba, quien asomaba su cabeza por la puerta (Cuando Gya llegó decidí que era hora de arreglar uno de los cuartos desocupados para ellas, por suerte uno de los cuartos conservaba aún las dos camas que se reservaban para las visitas)

— ¿Puedo pasar, Amo? —Asentí y ella entró, cerró la puerta y se acercó a mí

— Algo debe pasar para que vengas tan tarde —Me quité los audífonos y la miré

— En la tarde lo vi muy deprimido... Se notaba triste y hacia todo con desgano... Parece que algo le pasa —Ella me observaba preocupada, lo cual hizo que recordara unas palabras de mi madre que en su momento no le presté atención

Edward, quiero que entiendas que te digo esto para que no sufras ni tú ni aquellos junto a ti... Ambos sabemos que moriré, y si dejas que eso te afecte entonces no será sólo a ti. A mi también me aterra pensar que lo haré, pero es mejor aceptarlo... Tienes responsabilidades, y no puedes dejar de hacerlas por mí

Sus palabras me fueron confusas, pero cuando Alba me observó de esa forma aquella noche pude entenderlas

— Si fue algo que yo o Gya hicimos entonces dígame y lo arreglaremos... Pero ninguna de las dos queremos verlo así de decaído

— No, ninguna hizo nada malo... —Me levanté para sentarme en la cama, Alba me acompañó, sentándose a mi lado— Está mañana mi madre falleció

— Oh... —Otra cosa que me gustaba de ella era su gran sinceridad, aún cuando quería mentirme... Ella podía mentir, pero conmigo nunca lo hacía— ¿Entonces... Cómo debo sentirme?

— Lo que acabas de decir fue cruel, eh

— ¡Discúlpeme, es sólo que enserio no sé, yo sólo---!

— Tranquila, no lo decía como nada malo. Entiendo tu pregunta... —Quería decir más, pero me detuve al sentir como ella empujaba suavemente mi cabeza hacia abajo, para dejarla descansar en su regazo y empezar a acariciar mi cabello

— No sé cómo debo sentirme, pero Gya me dijo que cuando una persona esta mal lo mejor era escucharle y hacerle compañía

— ¿Entonces por eso me dejas descansar en tu regazo?

— Esto es más como un impulso... Algo me dice que debo hacerlo

Ella sin duda me fascina... La naturalidad con la que habla, sus acciones espontáneas y efectivas, su agradable compañía...

Esa simple acción por su parte fue suficiente para darme cuenta que no podía dejarme afectar por algo que, ya de por sí, sabía que pasaría

Esa noche ella durmió junto a mi sin dejar de abrazarme... Fui capaz de liberar esas lágrimas que estaba reteniendo desde haber escuchado la noticia... Y mis sentimientos de amor hacia ella crecieron al pensar en todo

Mi Vida Junto a... ¿Un Gato?  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora