Capitulo 01

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—Es aquí— dijo antes de correr a abrirme la puerta.
—No era necesario— me baje del coche y me acomode la camiseta.

Su casa era sorprendente para ser un hombre soltero. Desde afuera todo se veía muy ordenado.

— ¿Realmente vives aquí?
— ¿Tu expectativa era menor?— pregunto mientras abría la puerta de esa casa tan divina.

Estaba atónita. Todo era tan acogedor y ordenado, era imposible que fuera soltero, aquí debía vivir alguien mas. Sus padres o una novia de la que hasta ahora no se.

— ¿Vives solo?
—Si. Mi esposa, Gina, murió hace 2 años y el bebe que llevaba en su vientre no soporto ser tan prematuro.
—Lo siento tanto, Christian, no quería ser tan...
— ¿Curiosa? No te disculpes, ya he aprendido a vivir sin ellas.
—Oh vaya, era una niña.
—Si, la íbamos a llamar Valentina pues desde el inicio del embarazo todo fue demasiado complicado.

Comenzó a caminar mas dentro de la casa y yo simplemente lo seguí. Llegamos a lo que parecía ser la sala de estar. Tenía fotografías colgadas en las paredes, en las que estaba él con la que imagino, era su esposa, muy bella por cierto.

—Mi padre murió de un paro respiratorio por la noche y mi madre tiene cáncer en la sangre
—Leucemia
—Exacto, yo soy hija única así que me toca pagar su tratamiento

Me miro por un momento, como si acabara de entender porque trabajaba en el lugar de mal a muerte del que me había sacado hace unas horas.

— ¿Quieres beber algo? En lo que llega el doctor, me dijo que estaría aquí en 30 minutos y han pasado casi 20 así que no debe tardar.
—Un vaso de agua estará bien.— mire todo a mi alrededor, había demasiadas fotografías de momentos felices, intente contenerme pero me era difícil — ¿Puedo pasar a tu baño?— él solo asintió y me indico con el dedo indice la puerta indicada.

¿Por que este hombre me estaba ayudando? Soy solamente una basura rescatada del bote pero en cualquier momento alguien mirara lo que soy realmente y volveré hasta ahí, de donde nunca debí haber salido.
No había tenido el valor de mirar en que estado me había dejado Henry, volteaba la mirada cuando un espejo o un reflejo se atravesaban pero este no lo pude evitar. Mi labio al parecer estaba roto, mi pómulo izquierdo estaba inflamado y era una mezcla de colores morados y verdes, alrededor de mis ojos estaba morado, mi cabello hecho un desastre, maquillaje corrido, ojos rojos, mis brazos tenían marcas de dedos morados de cuando me sacaron y de cuando me tomo por la fuerza.

Me sentía mal al verme en ese estado. Mi reacción fue abrir el grifo del lavabo y echar agua en mi cara, con la esperanza de que despertara en mi cama con un beso de mi madre en la frente sin ningún tipo de cáncer, con la esperanza de que las marcas de esos golpes desaparecieran. Pero, ¿que creen? No fue así. Realmente me encontraba en ese estado. No podía siquiera pensar porque tuve que trabajar donde Erina me decía. Volví la mirada al espejo y solo había logrado quitarme el maquillaje. ¡NO ERA SUFICIENTE!

Corrí hacia afuera, necesitaba encontrar un baño con ducha. Necesitaba quitarme esta sensación de suciedad y asquerosidad de mi cuerpo. Christian me miro con extrañeza.

— Pero que demo... — articularon sus labios antes de correr detrás de mis.

Los baños con ducha siempre estaban arriba, pensé. Así que corrí escaleras arriba, sin importar que Christian me siguiera. Afortunadamente pude dar rápidamente con el baño pues él había dejado la puerta abierta. Entre y cerré de portazo, localice la ducha y fui hasta allí. Abrí por completo el grifo sin detenerme a pensar que llave había abierto, si la del agua fría o la caliente.

— ¿Que es lo que te pasa?— preguntó agitado abriendo la puerta.

—¡DÉJAME SOLA!— grite.

La ropa estaba empapada y mi cabello escurría agua, estaba sentada en la ducha llorando. Más esta sensación no la podía quitar —Dime por lo menos tu nombre...

Estuve un momento en silencio, mis sollozos se detuvieron. Este hombre me salvo la vida y no sabia ni mi nombre. —Hannah Elizabeth Montgomery — dije así sin más.

—Que lindo nombre, te llamare Elizabeth ¿te gusta ese nombre o te llamo Hannah?

—Mi madre suele llamarme Elizabeth pero a todos se les hace más fácil llamarme Hannah.

—Elizabeth o Elly será— dijo sonriendo, mientras se acercaba a la ducha para cerrar la llave —Te daré ropa seca, el doctor ya esta esperando.— solo asentí y tome su mano para que me guiara.

Caminamos por el pasillo hasta el que posiblemente debe ser su cuarto. Entramos y efectivamente si lo era. Todo era tan blanco, su cama al perecer era tamaño matrimonial y la habitación olía tan exquisito como su coche.

  — Eres muy obsesivo con la limpieza.

— Como no tienes idea—  dijo sarcásticamente —Te puedo prestar la ropa que tu gustes, aunque si te sientes incomoda con ropa de hombre, te puedo prestar unas cuantas prendas que mi esposa no llego a utilizar.

— ¿Estas seguro de eso? Si te molesta, preferiría irme a casa y romper el vidrio de mi habitación.

— No me molesta, esta es la ropa—  me entrego unos jeans negros y una camiseta blanca — Podrías utilizar mi baño para terminarte de duchar, le pedí al doctor que pasara por ropa interior femenina.

— ¿Consiguió ropa a esta hora de la noche?

— Difícil de creer ¿cierto? Te esperamos en la sala, preferiría que no tardaras tanto.

Camine hasta el baño de Christian. Acabo de darme cuenta de las dos obsesiones de este hombre, el orden y el color blanco. Tal vez la mayoría de las cosas venían acompañadas de un toque de negro pero aun así el blanco le superaba en numero. Me quite la ropa mojada y entre en la ducha, tome un poco de su gel de baño y me sentí fresca inmediatamente. Era la sensación que necesitaba.


Holaa! Eh aqui otro capitulo más, espero y les haya gustado, si es asi no olviden votar y recomendar la historia.

Menre.

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