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Dr. Flug

Existe un vacío dentro de mí. Uno que no logro llenar con absolutamente nada.
Estoy seguro que he olvidado muchas cosas, muchas de ellas importantes quizá.
Cualquiera se volvería loco viviendo en esta mansión. Cualquiera se volvería loco trabajando para él. Demencia es otra prueba de ello, aunque creo que ella ya está completamente perdida, sin salvación. Me desespera tantas veces y a la vez siento lástima por ella.

Me podría llamar a mí mismo un genio idiota. No comprendo como puedo hacer inventos que desafían lo imposible —funcionen o no—, y al mismo tiempo ser un completo idiota en otros aspectos.

Estoy a nada de ser otro "Demencia". Yo lo sé. Puedo notarlo cada noche en mis ataques de ansiedad. Últimamente se han vuelto de diario, cuando antes eran quizá cada tres noches.
Intento dormir, pero me levanto, me siento en la cama y dejo que mi mente juegue conmigo por horas. Ya ni siquiera cuento las veces que camino en círculos en el mismo lugar intentando calmar mis nervios, sin llegar a nada. Pellizco mi cuerpo varias veces, araño mis ropas, comienzo a respirar agitadamente. El sonido de las manecillas de mi reloj de pared me parece insoportable, ruidoso. Algo se escucha en el pasillo. ¿Es Demencia que va al baño? ¿Acaso 5.0.5 se levantó por un bocadillo?
Lo peor es que sea el señor Black Hat levantado a esta hora por quien sabe qué. Casi cualquier cosa de él me aterra. Casi.

Los pasos aún se escuchan sonando ridículamente estruendosos para mis oídos, así que los cubro con mis manos. El ataque de ansiedad aún no pasa. Mi cara y mis manos sudan, incluso mis pies que acarician el frío suelo. Probablemente han sido solo minutos pero para mí siempre son como horas.
Mi vista temblorosa se desvía hacia la cama detrás de mí, destendida. En una esquina está la otra mitad de mi "habitación". Un avión estrellado, descompuesto, hecho un desastre.

Es como mi bodega del laboratorio. Allí guardo tubos de ensayo, químicos y otras cosas que ahora mismo mi cabeza no recuerda. Pero en este momento solo es torturante estarlo viendo, tiemblo. Escucho gritos y alaridos de dolor provenientes de esa esquina, la risa maquiavélica de Black Hat. Me halé mi enmarañada cabellera, juro que me arranqué algunos cabellos.

Yo sé que no es real. No es real. No es real.

Es solo mi mente jugándome una mala broma, eso es lo que es, sí. Es solo que soy débil mental. Aún no estoy loco ni desquiciado, aun no. Son estos ataques de pánico, estrés, ansiedad.

Respiré tan hondo que mis sollozos me parecieron un chirrido insufrible. No puedo con esto.
Caí en el suelo, como muchas veces antes, ahora usando mis brazos para abrazarme a mí mismo. Las lágrimas al fin cayeron. Mordí mis labios hasta sangrar.

Pasos, risas, gritos, llanto, susurros inentendibles. Me taladraban el celebro como si quisieran matarme. Y en ese momento, en ese ataque de ansiedad es cuando deseaba que sí lo hicieran. Más llanto, gritos, alguien tocaba la puerta deliberadamente.

Cerré mis ojos a más no poder, y de pronto, nada. Todo se iba de repente, justo como llegaba; se retiraba. El silencio volvía, echándome en cara lo enfermo que estoy ya. Aventándome en el rostro que todo eran alucinaciones.

Como siempre, yo respiraba profundamente repetidas veces hasta llegar a un estado decente de calma, y me quedaba allí mirando ese desperfecto techo.
Entonces es cuando ya podía buscar mis pastillas. Aunque creo que ya no hacen ningún efecto en mí.

Miré ahora sí el reloj. Eran las 4:33 a.m. Mi cara estaba empapada en sudor pero mi boca se sentía seca. Sería mejor ducharme para ver si puedo dormir un par de horas al menos. Tenía unos inventos que reparar mañana, y necesitaba esa energía.

Ni cuenta me di cuando ya había llegado al baño y me deshice de la poca ropa que traía. Observé el espejo. Asco me daba verme.
Era incluso más horrible de lo que Black Hat me decía que era. Supongo que... Merecía todos esos moretones y heridas en mi cuerpo. Al menos me adornaban o algo así.

Suspiré.

Ya en la regadera podía sentir el agua correr por mi cuerpo, imaginaba que eso limpiaba todo mi ser, pero no era así.
Era agradable imaginarlo.

Pasé las yemas de mis dedos enjabonados por cada moretón que encontraba en mi cuerpo, incluso mi cuello. Cada uno me traía los recuerdos del señor Black Hat golpeándome, humillándome, tratándome como basura.

Odiaba ese trato que me daba, de verdad que lo odiaba.

Entonces, ¿porque lo amaba a él?

Volví a llorar. Esta vez cayendo en la tina de la regadera.

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La delgada línea. ⏭️PaperHat⏮️ || Villainous ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora