Poco más de dos semanas.
Exactamente 17 días. El Doctor Flug parecía no querer despertar, en su inconsciente quizás ni ganas tenía de despertar.
¿Para qué? A quién él amaba lo odiaba por completo.Aunque de alguna manera, su alma se aferraba a la vida, pues seguía aquí. Inmóvil, pero vivo.
El que estaba pasando un tormento era Black Hat. ¿Quién lo diría?
Aquel monstruo ensombrerado, aquel que presumía de su incesante maldad, de no tener piedad alguna, ni sentimientos. Ese monstruo ahora mismo no era nadie sin su científico.
¿Qué gracia tenía pelear con Demencia? ¿O molestar a 5.0.5? Sin Flug nada era lo mismo. Aunque le costara un testículo reventado aceptarlo.
O más bien, tuvo que llegar al hecho de casi perderlo para darse cuenta. Sin Flug estaba incompleto.
¿Qué era de un súper villano malvado sin su científico loco?
Lo necesitaba. Y no sólo para que hiciera sus inventos, no sólo para que fuera su esclavo. Lo necesitaba caminando por ahí, tropezando con sus propios pies, oyendo esa voz chillona por los pasillos. Se estaba desquiciando tanto que ya juraba extrañar hasta sus explosiones y experimentos fallidos.
Pero no. Solo estaba allí, acostado, un débil pitido en la maquina. Y él sin el poder de levantarlo de allí.
Se sentía débil. No podía hacer nada por Flug, y lo peor era que resultaba condenadamente difícil aceptar todo esto. Era nuevo para él, eso... eso de tener emociones.
Él estaba preocupado por Flug.
Y no sólo preocupado, él sentía algo por el chico. No sabía qué. Pero era algo repugnante que no podía evitar, cada vez que lo veía. Cuando ponía atención a sus rasgos, sin esa estúpida bolsa.
Pelear consigo mismo era un sinsentido. No se podía ganar a sí mismo. Y si su mente le decía que ese tonto rubio le preocupaba, le atraía, y le importaba; entonces así debía ser. Por más que lo negara.
Y se daba cuenta de estas mierdas cursis justo hasta ahora. Ahora que podía perderlo. Ahora que estaba tendido en esa cama y todo por su propia culpa.
Se mordió los labios, fuerte otra vez. Su puño fue a parar a la inocente pared, rompiéndola un poco. La pared del cuarto de Flug. Ya seguido pasaba por ahí, torturándose más. Estaba tan enputado consigo mismo.
En ese momento Demencia pensó que era una buena idea llegar y mostrarle a su amado su nuevo invento. Al ver que, según ella; Flug ya no iba a despertar, se puso a crear cosas para ofrecerlas a su jefe.
—¡Black Hat! ¿Adivina qué?
El mencionado gruñó como respuesta. No era el momento. Nunca era el momento desde que Flug estaba así.
—¡¿QUÉ RAYOS QUIERES DEMENCIA?!
Poco le faltaba para explotar y decir alguna palabrota más, de verdad que siempre hacía todo su esfuerzo para no golpearla. Pero no golpearía a una chica.
—¡Chécate nada más este gran invento que hice! —con una gran y loca sonrisa sacó un par de calcetines de quién sabe dónde— ¡Tadá!
Black Hat alzó una de sus cejas. La furia en modo espera.
—¿Unos calcetines? ¡ESO YA EXISTE GRANDÍSIMA GENIO!
Gritó Black Hat pero en respuesta Demencia sonrió tomándose aquello como un cumplido.
—¿Verdad que soy una genio? —sus ojos se volvieron corazones— ¡Y eso no es todo! ¡Además tienen pegamento adentro! Así los regalas a ese héroe que te cae mal, y en cuanto se los ponga, ¡se llevará una gran sorpresa! ¡Jijiji! ¡Se venderán como pan caliente!
Y eso no era todo, los calcetines además olían mal. Esto era suficiente para Black Hat. Se hizo enorme al igual que sus dientes y sus ojos cambiaron de color.
—¡LARGO DE AQUÍ! —utilizó esa voz que asustaba a cualquiera, esa que hasta a Demencia hizo correr.
Ahora fue que suspiró y rodó los ojos. Lo interrumpió solo para esa idiotez. Grr.
Decidió olvidarlo, y entonces su vista volvió a la puerta del cuarto de Flug.
Eso que sentía era... ¿Tristeza? Mierda, lo era. Extrañaba a ese idiota.
Se adentró. Aunque no tuviera mucho caso. De nuevo lo vio ahí, postrado. Su cara jovial e inocente, con marcas de sus golpes. Tubos por doquier,uno alimentador incluso. Y Black Hat aún se negaba a llevarlo a un hospital, no podía.
—Entiende. No puedo hacerlo, no puedo llevarte a un maldito hospital. Eso significaría perderte.
El rubio no podía oírlo de todas formas. Pero Black Hat no quería perderlo, no quería verlo morir. Recordó otra vez, lo que dijo el médico sobre las radiografías. ¿Eran tan necesarias?
¿Estaría dispuesto a perderlo, para no verlo morir?—Flug.
Únicamente dijo, acercándose hasta sentarse en el banco junto a él. Su mano pasó con suavidad por su frente, acarició con dulzura esos cabellos. Su dedo índice viajó por su nariz, pequeña y respingada. Llegó hasta sus labios rosas.
Black Hat se quedó embelesado. No reaccionaba.
Flug no era feo. Flug era hermoso.
¿Porqué se la pasaba diciéndole horrible?Cerró los ojos con fuerza, cansado de sí mismo.
No solo era hermoso. No era un inútil. Flug era un chico científico que daba todo de sí mismo para hacerlo feliz a él. ¿Porqué no podía verlo? ¿Porqué no podía aceptarlo?—Flug... Perdón.
Ese era Black Hat disculpándose.
Haciendo algo que juro nunca hacer, que nunca sería necesario. Las palabras simplemente escaparon de su garganta y no pudo hacer nada.
Entonces allí se quedó. Varios minutos. Una mano acomodada suavemente en el pecho del menor, su vista caída hacia el suelo.—¿S...señor?
Una frágil voz.
Pero no ocupaba más. Esa voz, aunque débil, inconfundible. ¿Sería cierto, o sólo otro más de sus alucines?
No se quedó con la curiosidad. Subió su mirada.
Y allí estaba. El Doctor Flug abriendo poco a poco los ojos, con dificultad.No podía, ni siquiera intentar, expresar lo que sentía en ese momento. Fue como si un pedazo de algo que le faltaba de nuevo estuviera allí. Y por consiguiente, su juicio, su cordura, su orgullo y su dignidad, se fueron directo por el caño.
Él no quiso mandarlos por ahí, simplemente se fueron. Y fue lo mejor que pudo pasar. Porque sin ellos, sin ellos pudo abalanzarse hacia él en un abrazo.
No hubo palabras.
Y Flug venía despertando, no entendía nada de lo que pasaba. Solo sabía que allí estaba su jefe, abrazándolo como si se le fuera la vida en ello.
Su abdomen dolía un poco, y su cabeza.
Su cerebro estaba tratando de procesar apenas el abrazo, cuando sintió además un beso en su frente.Su rostro hirvió. Y sus ojos ahora sí terminaron de abrirse.
De acuerdo.¿Ahora sí estaría muerto o qué estaba ocurriendo?
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La delgada línea. ⏭️PaperHat⏮️ || Villainous ||
FanfictionVivir en esa mansión con forma de sombrero ya era un infierno. Vivir enamorado del jefe lo era aún más. Una isla. Una villa. Una casa grande llena de secretos. ¿Porqué se sentía tan conectado a su maligno jefe? Flug podía soportar mucho. Demasiad...