Desvistiéndose

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En ocasiones las personas suelen hacer cosas inconscientemente, tiene manías y costumbres de las que no se dan cuenta y eso les ocasiona una rutina. Y muchas veces un vicio

Hay cosas muy simples desde tomar café por las mañanas, dormir con tres almohadas, usar siempre el mismo asiento, etc. o hay casos más grandes, un cigarro al día, una botella de cerveza cada viernes y en todas las personas es diferente.

Un ejemplo era un joven muchacho de los suburbios de la costa de Reino Unido.

Un clima frio y nublado era si compañero cada mañana en donde salía a correr un par de kilómetros, pero esa no es su costumbre; al regresar a su casa, va directamente a la cocina a llena los platos de sus perros Oskar y Luna con croquetas y enciende la cafetera para obtener una taza humeante del líquido negruzco, el siempre varia los alimentos que sus cachorros al igual que su propio desayuno y es por eso que esto tampoco es su costumbre.

Él hace muchas actividades al día, es imperativo y va de un lugar a otro, pero si de algo es una esclavo vicioso, es de su alarma a las 8:15 am.

Oliver sube las escaleras sin falta al sonar la alarma, entra a su habitación, abre las cortinas apenas unos treinta o cuarenta centímetros, lo suficiente para ver al otro lado de la calle y espera.

No mucho tiempo después se ve una silueta detrás de las cortinas blancas de la ventana de enfrente, una sombra delgada y alta hace movimientos con las telas y estas se abren casi completamente dejando a la vista a un hombre de ojos azules con notables ojeras de bajo y cabello negro alborotado.

Su vestimenta consistía en una camisa arrugada, chaqueta de cuero y se podía ver el inicio de unos pantalones negros. Era más que obvio que su marido no estaba en casa.

El hombre, mejor conocido como Andrew (o más específicamente, su vecino) deslizo la chamarra por sus hombros lentamente sin dejar de estar frente a la ventana pero sin levantar la mirada.

Cuando la chaqueta estuvo en el piso, los bonotes de su camisa le siguieron, uno por uno fue desabotonado hasta quedar al descubierto la piel de su pecho tintado.

Mordió su labio inferior mientras resbalaba la camisa nuevamente por sus hombros, con sus manos perfilo su mandíbula y trazando su figura bajo tocando su cuello, sus hombros, su brazos y termino en su abdomen, justo en el inicio de sus pantalones y comenzó a desabrocharlos.

Primero el botón y luego el cierre y moviendo las caderas de un lado al otro con ayuda de sus manos fue bajando la prenda hasta que cayó por sí sola por sus pálida piernas, dejando a la vista su ropa interior.

Tomo asiento en su cama y termino por quitar la prenda que descansaba en sus tobillos, se quitó las botas y los calcetines que cubrían sus pies y de nuevo se puso de pie.

Comenzó a tomar el elástico del bóxer y cuando disponía a quitárselo, se detuvo, dejando a la vista las líneas que marcaban la v de su pelvis.

Sonrió a la nada y camino fuera de la vista del castaño.

A lo que este sólo se limitó a reír levemente por las acciones del mayor.

Abrió la ventana y camino hasta su buro con la molesta erección en sus interiores, tomo la cajetilla de cigarros y el encendedor, y se acercó nuevamente a la ventana, se sentó en el marco de esta dejando sus piernas colgando.

Saco un cigarro de la cajetilla poniéndolo entre sus labios y con el encendedor prendió el extremo contrario dejando que se consumiera con una calada inicial.

Las cenizas del tercer cigarro caían sobre el cenicero de cristal a su lado derecho, mientras pacientemente esperaba.

En segundos, su vecino volvió a hacer acto de presencia con el cabello húmedo, el pecho desnudo con gotas de agua escurriendo por todo el torso y una toalla amarada a sus caderas y otra sobre sus hombros.

Inmediatamente Oliver deseo secar cada gota de ese cuerpo con su lengua. Él no era fanático de las personas mayores menos de los hombres, pero con sólo dos ocasiones Andrew pudo ser capaz de llamar su joven atención.

Verlo desvestirse, esperar hasta que termine de ducharse y volverlo a ver desnudo era su mayor vicio en el mundo. Era una adicción incontrolable y más de una vez deseo más que sólo ver.

No era un secreto para el mayor que era vigilado cada día por su joven vecino, era una especie de acuerdo mutuo entre amantes. El castaño deseaba y el pelinegro se sentía deseado.

Algo que no pasaba antes de que conociera al joven muchacho.

Alguna vez cruzaban un saludo en la calle cuando coincidían entre banquetas. Cuando Andrew iba del brazo con su marido y Oliver caminaba tonteando con alguna rubia de paso.

Pero nada fue impedimento para seguir con el espectáculo visual.

Andy, como le llama su esposo, agarro la toalla de sus hombros y seco su cabello mojado, dejándolo alborotado y húmedo.

Se dio vuelta dejando su espalda a la vista de Oliver y retiro la segunda toalla de su cuerpo, el trasero del hombre al otro lado de la calle era todo un delirio para el menor y no había día en el que no se imaginara a sí mismo amasándolo o mejor aún, introduciéndose en él.

El ojiazul comenzó a mover la toalla por su cuerpo, secando su cuello, su espalda y bajando de nuevo hasta su trasero. Subió una pierna sobre la orilla de la cama y seco su piel, repitiendo el acto ahora con su otra pierna.

Finalmente da la vuelta y queda frente a la ventana, con una sonrisa en su rostro, dando leves mordidas a su labio inferior y con la toalla tirada en el piso, dejando ver toda su erección.

Y mirando a los ojos al castaño que está al otro extremo de la calle en donde vive, el cual tiene aún el cigarro colgando de sus labios.

Oliver mira el cuerpo desnudo que tiene frente a él y maldice mil veces al hombre que tiene el poder de tenerlo y no lo aprovecha, diciéndose a sí mismo que sí tuviera tanta suerte de tener a alguien como Andy en sus manos no lo dejaría ir jamás.

El tiempo pasa en su rutina de cada mañana y ahora el mayor tiene puesta ropa interior, pantalones limpios, otro par de calcetas y sus botas negras. En cada mano tiene una opción distinta, en la mano izquierda una camiseta con estampado en negro con la palabra 'FUCK' y en la derecha una playera con el cuello en v con el logro de una banda, Andy las alza esperando un consejo y mira las acciones del contrario.

A veces alza una mano, otras señala directamente la prenda, de vez en cuando las prueba por encima de su cuerpo y espera la negación o el asentimiento del otro. 

Esta vez inclina la cabeza a la izquierda y la decisión está tomada.

30 Day OTP Challenge || SYSACKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora