~Can't you just go somewhere on vacation?~

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" 'Cause when the sun comes down, someone is talking back"— Bruno Mars

Viernes, Junio 14 de 1999

Mi amado Evan:

Dos son los corazones que te extrañan. Dos son los ojos que extrañan tu sonrisa. Dos son las veces que estuve a punto de cometer una locura. Dos son las razones por las cuales aún no las cometo.

Dos.

Un número simple, básico, tal y como el día que te marchaste.

Tres.

Tres es la canción que te olvidaste de tocar en el rosal de mi casa.

Tremenda locura que cometimos al amarnos.

Cuatro.

Cuatro son las paredes que fueron testigos de nuestro amor. Cuatro simples blancas paredes que en silencio aún guardan nuestro secreto. Cuatro simples paredes que conocen hasta lo más íntimo de ti y de mi.

Cinco.
Cinco son los besos que me robaste antes de que cayese rendida a tus pies. Cinco, es mayo, es lluvia, es nostalgia, es partida.

Seis.

La cuarta parte de los días que olvidamos que nos amábamos. Seis, son las rosas que no debimos robar.

Siete.

Por cada mes que te tuve a mi lado. Siete, son las cartas que he escrito y quemado en mi balcón. Siete son las veces que te he llorado. Siete son las veces que no he comprendido.

Ocho.

Por cada mentira que dijimos en el nombre del amor. Ocho grandes, ocho pequeñas y ochocientas medianas.

Nueve.

Nueve tormentas que hasta hoy nos persiguen. Nueve son los meses que tendré que esperar. Nueve es un número que quisiera olvidar.

Diez.

Si tan solo tenerte a mi lado fuese tan fácil como contar hasta diez y olvidar el número uno, porque ese siempre lo decías tú.

Y lo más patético es que le escribo a la nada, porque no sé dónde estás y estas palabras nunca tocaran tu corazón.

Te amo, más de lo que debería.

Siempre tuyos,

Jennifer y el renacuajo que crece en ella.


Y admirando a la luna, encendió el cerillo dejando que la amarillenta llama quemase la esquina del fino papel.

De poco en poco, cada palabra se iba volando en forma de ceniza hasta, según ella, la luna.

—Luna, maldita desgraciada que lo ves todo. Por primera vez en tu vida no te quedes callada, te lo suplico.

Jennifer sabía que había perdido la cabeza, pero aquella dama plateada era lo único que le quedaba. Su amiga, su silenciosa compañera.

Pero ya saben lo que dicen, para cada roto hay un remiendo. Al otro lado del océano cuando luna visitaba las costas del Atlántico sentado en la arena, escuchando lo que su plateada mensajera tenía que decir se encontraba un joven enamorado que creía que la luna hablaba con su amada.

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⏰ Última actualización: Jun 02, 2017 ⏰

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