El día de miércoles

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- ¿Dónde está mi blusa favorita? ¡Marichelo!- grite a todo pulmón.
- ¿Ahora qué hice?- dijo mientras entraba a mi cuarto y se sentaba al lado de la cama.
- Dime dónde está mi blusa rosa, seguro la usaste. ¡Confiesa!
- ¿Cuál blusa? ¿La rosada?.
¿A caso es esta? - dijo mientras la sacaba del ropero- Siempre tan dramática, estás tan histérica que ni buscas bien.
- Te odio pero gracias. Puedes ir en paz.
- Me voy ¡loca! - se fue con la tranquilidad que la caracteriza.

Mi hermana tenía razón, yo estaba histérica, pero en realidad era para ocultar mi nerviosismo. Tenía miedo, miedo de lo que estaba sintiendo. Mi corazón palpitaba con fuerza al pensar que lo volvería a ver.

Me encontraba subiendo las escaleras hacia el cuarto piso de la biblioteca central de la universidad, cuando me invadieron las dudas. Me di cuenta que nunca antes había estado tan nerviosa, tenía miedo de volver a ver al chico de la linda sonrisa, temía lo que estaba sintiendo, no había dejado de pensar en él y de releer sus mensajes. Temía que lo que estaba sintiendo se convirtiera en amor. Entonces retrocedí, no podía hacerlo, tenía miedo de enamorarme. No puede ser, ¿por qué me sentía así?. Ni siquiera lo conocía, esto no puede ser más que una nueva ilusión - le dije a mi conciencia- Tengo que hacerlo, nunca he retrocedido y está no será la primera vez.

- Hola, ¿puedo pasar? - dije mientras tocaba la puerta que estaba entreabierta.
- Hola, bienvenida. Gracias por asistir. Puedes sentarte donde tu quieras - dijo uno de los organizadores.

Habían unas diez personas, entre miembros e invitados. El lugar era como un pequeño salón de clases, muy ordenado y acogedor.
Busqué rápidamente con la mirada a Alfonso pero no lo vi. A quién si vi fue a Derrick, mirándome con cara de desconcierto.
!Disimula un poco si quiera! - pensé.

Me senté al lado opuesto de dónde se encontraba Derrick y empecé a hacer lo posible por relajarme a pesar de sentirme observada.

- Hola chicos, ¡hoy es un día de miércoles!. Es broma, hoy aprenderemos mucho muchachos.

El chico de la linda sonrisa ingresaba al salón. Se veía muy atractivo, iba vestido de sport, muy distinto a la primera vez que lo vi que llevaba terno. Esta vez se veía más joven, yo estaba realmente cautivada, intentaba disimular mi alegría al verlo pero creo que fracase radicalmente. Definitivamente no lo había recordado mal, tenía esa sonrisa que era capaz de ablandar el corazón más duro.

¡Concéntrate Any! -me dije a mí misma.

Mientras divagaba en mis pensamientos, habían iniciado las presentaciones. Era mi turno.

- Hola, mi nombre es Any y soy estudiante de Ciencias Contables. Acabo de terminar con éxito el segundo ciclo. Me interesa ver temas de gestión de proyectos porque considero es la base para el éxito de cualquier emprendimiento. Saber gestionar desde el proyecto más pequeño hasta el más grande hará la diferencia entre el éxito y el fracaso. Estoy muy feliz de poder compartir experiencias con compañeros de diversas facultades y estoy segura que podré aportar mucho a este gran equipo de trabajo. Muchas gracias. Alfonso me miraba fijamente mientras hablaba, nuestras miradas se cruzaron un par de veces. Cuando yo hablaba hacía contacto visual con todos los presentes, esa era mi forma, así que no logró intimidarme.

Comenzaron las dinámicas y se armaron equipos para un concurso. Los nuevos miembros debíamos escoger a que equipo pertenecer, Alfonso era uno de los líderes.

- ¿Quién quiere pertenecer a mi equipo? ¡El equipo ganador! - dijo sonriendo.
- ¡Yo! - dije con una emoción demasiado notoria para mi gusto, y lo dije con una sonrisa enorme.
¿Qué me estaba pasando? Estaba perdiendo el control.
- Genial Any, no te arrepentirás- me dijo clavando su mirada a la mía.

Sus palabras no te arrepentirás me hicieron palpitar el corazón. Parecía que no estuviera hablando del concurso entre equipos.
Derrick había hecho equipo con otro líder y estaba con cara de pocos amigos.

Las dinámicas fueron muy divertidas, Alfonso y yo nos conectamos desde el primer momento. No podía dejar de sonreír, ambos estábamos totalmente sincronizados. Hace mucho que no me sentía tan feliz, su sonrisa me contagiaba. Su sonrisa era el reflejo de su alma.

El chico de la linda sonrisa debía tener enamorada -pensaba- había bastado una dinámica para darme cuenta que era inteligente, definitivamente no podía ser soltero. Esa idea me atormentaba.

Entonces noté que Derrick me miraba con rabia. Ya había terminado el evento, solo faltaba el cierre con las palabras finales del presidente de la sección. Había perdido de vista a Alfonso.
No soportaba más la mirada de Derrick sobre mí. Él podía seguirme e intentar hablarme porque vivíamos relativamente cerca, así que debía marcharme. No quería que arruinara mi felicidad ni el recuerdo del grandioso día.

No podía irme sin despedirme de Alfonso, entonces lo vi entrar.

- Alfonso - le dije mientras lo miraba sonriendo- Gracias por ser un excelente líder. Me tengo que ir, ha sido una gran tarde.
- ¿Por qué te vas tan pronto Any?...Aún no hemos terminado, no te vayas - dijo con cara acongojada- habrá un compartir, me encantaría que te quedarás.
- Me encantaría quedarme pero me tengo que ir. Hasta pronto - le di un beso en la mejilla. Entonces me di cuenta que mis mejillas se sonrojaron.
- Ha sido realmente una gran tarde. Sin ti no hubiéramos ganado. Ha sido un gran placer conocerte.

Estaba en otro mundo, mi corazón latía a mil por hora mientras bajaba las escaleras. ¿Qué era lo que acababa de pasar? Había coqueteado delante de todos con el chico de la linda sonrisa. Nunca había hecho algo así. ¿Qué pensará de mí? ¡No puede ser!. ¿Qué es lo que estoy sintiendo?.

Prácticamente salí corriendo de la universidad, sentía que alguien me seguía. No sabía si era Derrick, Alfonso o mi imaginación pero me fui como alma que lleva el diablo.

Y en todo el camino no sacaba de mi mente al inteligente y guapo Alfonso. Un joven admirable.
Mi chico de la linda sonrisa.

El amor en los tiempos de InternetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora