Conociendo a Anahi

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Eres guapa e inteligente, conocerás a alguien mejor- le dijo mirándola a los ojos- No te merezco, te recordaré como la mejor mujer que he conocido en mi vida. Sé que nadie me amará como tú.

Anahi era una joven inteligente, de un carácter dominante y fuerte, era orgullosa y decidida. No había algo que no planificara con detalle. Ella siempre pensó que no pertenecía a la época en la que había nacido, y eso lo debía a los libros que leyó desde pequeña. Su escape de este mundo eran los libros, sus mejores amigos y compañeros de vida. Apasionada por los estudios, siempre fue la primera de la clase, pero también a la que más le costaba mantener amigos y ser sociable. Ella siempre se refugiaba en los libros, no había nada mejor en el mundo que vivir aquellas historias tan distintas a la realidad que le tocaba vivir.

El amor no era importante para Anahi, en su vida se había ilusionado pocas veces y siempre le encontraba algún defecto irremediable a sus ilusiones, ella esperaba a alguien especial. Cuando lo conociera, lo sabría, aunque no estaba segura de que esperaba, sabía que su mente y su corazón le harían saber que él era el indicado.

Anahi era de baja estatura, delgada, de unos hinoptizantes ojos azules y de tez clara. Tenía el cabello castaño claro, largo y rebelde, tan rebelde como su carácter. Caminaba segura de sí misma, era coqueta aunque no adrede, al contrario era algo natural en ella que siempre intentaba evitar. Aunque bastaban dos palabras para darte cuenta que esa coquetería innata no significara que fuera agradable.

Anahi había superado muchas dificultades para lograr sus objetivos, la vida le había puesto duras pruebas que ella siempre supo superar con esa fortaleza que la caracterizaba. Siempre para adelante, era su lema ante todas las adversidades. Esa fuerza que admiraban muchos le permitía siempre sentirse orgullosa de todo lo que iba logrando. Ella siempre pensó que si la vida hubiera sido fácil, no sentiría esa dicha de haber logrado poco a poco cada uno de sus objetivos.

Yo nunca pensé que fuera capaz de amar tanto a alguien, hasta convertirme en alguien que no soy - le dijo conteniendo las lágrimas - pero nunca me arrepentiré de haberte amado. Porque sí te ame y aunque hoy lo niegues me amaste como nunca amarás a nadie.

☺☺

El amor en los tiempos de InternetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora