Fuego

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Como pudieron, entre besos y caricias, llegaron a la habitación de Samanta. No se habían despegado ni un sólo instante, parecía que sus bocas no podían hacerlo, únicamente se separaban para besar algo más en la otra, para observarse, diciéndose todo aquello que sentían con esas miradas llenas de fuego.

Samanta empujó a Lena a la cama, poniéndose arriba de ella, poco a poco comenzó a quitarle la ropa, besando cada parte del cuerpo que se atravesaba. Lena a la vez, no dejaba de besarla y tocarla, atrayéndola a ella lo más que podía. Entre jadeos y suspiros, ambas se quedaron desnudas; piel con piel, ninguna de las bocas se daba tregua, se besaban hasta quedarse casi sin respiración. Sus cuerpos comenzaron a encajar uno en el otro, sintiendo como lo hacían a la perfección, como encajaban perfectamente, era como si sus cuerpos tuvieran la memoria imborrable. El movimiento de sus cuerpos, las hacía jadear más, sintiendo todo el amor y todo el placer que hacía mucho no sentían. Cada beso, cada caricia, cada mordida, las elevaba aún más al mismo cielo. Hasta que ambas lo consiguieron, en medio de todo ese caos, llegaron al éxtasis.

El cuerpo exhausto de Samanta cayó totalmente sobre el de Lena, escondiendo la cabeza en el cuello de ésta y sintiendo como el cuerpo de ambas aún temblaba, sintiendo sus corazones latir fuertemente. Lena la abrazó con mucha fuerza.
-Te amo- dijo Samanta en un susurro en el oído de Lena.
-Yo te amo a ti-respondió Lena tiernamente.

Estuvieron así en silencio algunos minutos, únicamente sintiéndose la una a la otra, Samanta aprovechaba su posición para dejar besos en el cuello de Lena, quien le acariciaba suavemente el cabello. Aquello sobrepasó a Lena que no pudo evitarlo y comenzó a sollozar...
-¿Qué pasa Lenn, te he lastimado?-preguntó Samanta preocupada. Intentó quitarse de arriba de Lena, pero ésta se lo impidió.
-No me has lastimado-negó, abrazándola nuevamente con fuerza.
-¿Entonces por qué lloras?-preguntó confundida, limpiando con ternura las lágrimas del rostro de Lena.
-No lo sé... Es que... Se me han juntado miles de emociones... Pensé que nunca más iba a tenerte así... Esto, estar así, es el mejor regalo que he tenido en mi vida, Samy...

Samanta sonrió llena de ternura, se despegó un poco de Lena observándola fijamente con aquellos ojos azules que Lena tanto amaba.
-Ya no pienses en eso, Lenn... Estamos ahora aquí, tú y yo y nada más importa.
Lena sonrió, sintiendo como Samanta aún le limpiaba aquellas lágrimas. Samanta se colocó a su lado, abrazándola por la cintura, haciendo que Lena recargara la cabeza en su hombro.
-Sólo que pensé que no pasaría, que únicamente ibas a ser mi amiga, casi no me habías hablado estas semanas, después del beso y...
-Tenía miedo-interrumpió Samanta, dándole un pequeño beso en la cabeza- sentí que tenía que alejarme y darme cuenta de que en verdad te necesito, y así es Lenn, te necesito conmigo...
Lena suspiró...
-Ahora mismo yo tengo miedo.
-¿Quieres que revise debajo de la cama para asegurarme que no hay ningún monstruo?-preguntó tiernamente Samanta. Haciendo que Lena riera.-¿Qué te da miedo?-preguntó esta vez, en serio.
-Volver a perderte, creo que no podría soportarlo...
-Yo también tengo miedo Lenn, pero si hacemos las cosas bien eso no pasará... ¿Tú me amas?
-Más que a todo-respondió Lena levantando la cabeza para observarla.
-Y yo a ti, y eso es lo único que importa...

Después de aquello, Lena se incorporó, quedando arriba de Samanta y la besó, y de nuevo, con ese beso, los corazones de ambas volvieron a acelerarse, y volvieron a hacerlo de nuevo, sin parar, hasta quedar completamente exhaustas.

Pasaba de medio día y Lena aún no despertaba, Samanta había despertado media hora antes y en ese momento se encontraba observándola dormir. Aquel día no tenían grabaciones hasta el día siguiente, por lo que podían quedarse hasta tarde durmiendo. A Samanta siempre le había gustado ver dormir a Lena, desde la primera vez que habían estado juntas. Poco a poco, Lena comenzó a abrir los ojos, encontrándose con los de Samanta clavados en ella.
-Buenas tardes...-dijo Samanta sonriendo.
-¿Tardes?...-preguntó Lena sorprendida, mientras se tallaba un poco los ojos-¿cuánto tiempo llevas viéndome?-volvió a preguntar.
-Como media hora...-respondió Samanta juguetonamente.
-¡Siempre haces eso! Estoy horrible-dijo Lena, tapándose la cara con la sábana.
-Estas hermosa, siempre lo estás-respondió Samanta amorosamente, mientras le quitaba la sábana de la cara. Y le daba un tierno beso.
-¿No te has arrepentido?-preguntó Lena inseguramente...
Samanta la observó fijamente, fingiendo cara de duda. Lena hizo una mueca de tristeza.
-Claro que no, tonta-sonrió.
Lena sonrió y ahora ella la besó. Samanta comenzó a acariciarla de nuevo, atrayéndola hacia ella e intensificando el beso. Lena se detuvo un poco, agarrando una de las manos de Samanta en las suyas, y con una seriedad fingida comentó.
-¡Hey! No me has pedido que sea tu novia...
Ante este comentario, Samanta soltó una carcajada enorme.
-¿Yo te lo tengo que pedir?-preguntó sorprendida, señalándose a sí misma.
-Tú lo pediste la primera vez-respondió Lena, alzando los hombros. Samanta entrecerró los ojos.
-¿Te hice recordar el colegio?-preguntó Samanta sonriendo, llevando de nuevo su mano a aquella zona de donde Lena la había quitado. Lena a la par sonrió.
-Sí, me tratabas horrible...-respondió de manera juguetona.
Samanta rió.
-Quería llamar tu atención-comentó, a la vez que Lena mordía con ternura su nariz.
-Te amo-fue lo que pudo responder Lena, antes de que la boca de Samanta volviera a unirse con la de ella, fundiéndose en otro beso que reflejaba todo el amor y todo el deseo que ambas sentían la una por la otra...

Cosas del Destino (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora