Claro-obscuro

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Llegó la mañana y Lena despertó, aunque en realidad llevaba despierta un gran rato, sólo había podido dormir por momentos muy breves, ya que la posición en la que estaba y el estar pendiente de Samanta toda la madrugada se lo había impedido. Volteó y se dio que cuenta que Samanta dormía y notó también que su brazo le dolía, pues toda la noche lo había dejado debajo de ella. Poco a poco, con todo el cuidado del mundo para no despertar a Samanta, quitó su brazo. Samanta al notar esto se quejó un poco y se movió, recostándose de lado. Lena tratando de no hacer mucho ruido y sin quererlo en realidad, por fin se levantó.

Lo cierto era que ambas habían pasado una mala noche, Lena por aquella posición tan incomoda y Samanta por su enfermedad, en un momento de la madrugada, la fiebre había vuelto a subir, haciendo que Samanta se sintiera peor y que Lena tuviera que estarle poniendo paños de agua en la frente. Aunque, aún teniendo esa pésima noche, ambas se sentían felices, habían dormido juntas después de tanto tiempo. Samanta no podía evitar sentirse sumamente conmovida por todas las atenciones que Lena había tenido con ella, a pesar de estar tan enferma, se había dado cuenta de todos los cuidados de Lena, y sobre todo, del amor que le daba con estos cuidados. Muy a su pesar, Samanta se había ablandado un poco. Samanta despertó maldiciéndose a sí misma, ¿cómo era posible que le hubiera pedido a Lena que se quedara con ella?, ella podía cuidarse por sí misma, no necesitaba que Lena estuviera ahí. Se sentía muy débil, pues al primer acto bueno de Lena ella se conmovía, ¿y dónde quedaba todo el sufrimiento que Lena le había causado?...

Lena bajó las escaleras y se dirigió hacia la cocina, tenía que prepararse un café o en verdad no resistiría todo el día que aún le faltaba. En pocos horas tenía que ir al set a grabar y con lo poco que había dormido, sabía que no iba a poder rendir. Comenzó a preparase su café y no pudo evitar sonreír, había dormido con Samanta, estaba claro que la enfermedad de Samanta y su estado había hecho posible aquello, pero aun así, no podía evitar sentirse feliz. Sabía que, seguramente, Samanta al verla ahí, le pediría que se fuera, ya no habría palabras como las de la noche anterior, donde  le pedía con ternura que se quedara a su lado. Al pensar en esto, Lena no pudo evitar sentir un nudo en la garganta, esa era una señal clara que Samanta aún la amaba, aunque podía haber sido efecto de la temperatura, pero también estaba aquel beso que Samanta le había dado en el bar y estaba la manera en la que la miraba cuando estaban haciendo escenas juntas...y luego estaba la noche anterior, Lena se sentía con una pequeña esperanza, pero se repetía que no se hiciera ilusiones, Samanta se lo había dejado claro, y más de una vez, la odiaba...

Con todos esos pensamientos, y sabiendo que Samanta estaba a punto de despertar, Lena comenzó a prepararle algo para desayunar. Después de terminarse su café, decidió subir y llevarle el desayuno a Samanta. Entró a la habitación notando que Samanta ya se encontraba despierta, con la espalda recargada en el respaldo de la cama. Lena con una sonrisa, le dio los buenos días, ganándose un completo silencio de Samanta, lo que hizo que aquella sonrisa se borrara. Le acercó la charola con el jugo y el caldo que le había preparado. Samanta, sin quitar la seriedad que tenía en el rostro, tomó el jugo y bebió todo lo que su garganta adolorida le permitió. Aún se sentía muy mal.
-Gracias...-dijo Samanta, en un tono serio.
Después de que Samanta terminó el desayuno, Lena por fin habló...
-¿Te encuentras mejor?- preguntó amablemente.
-Si, mucho mejor-mintió Samanta en ese mismo tono serio y cortante- y te agradezco lo que has hecho... En realidad no tenías porque hacerlo-agregó.
-No agradezcas, claro que tenía que hacerlo-respondió Lena con ternura.
-No, claro que no. No somos absolutamente nada...-respondió Samanta en ese mismo tono- y creo que es mejor que te vayas-dijo al fin, haciendo que todas las esperanzas de Lena se esfumaran. Lena bajó la mirada y asintió con tristeza.
-Sólo ponte el termómetro para ver qué estás mejor...
Samanta rodó los ojos en señal de disgusto.
-No empieces con eso, en serio me siento mejor.-respondió secamente.
-Por favor, Sam...Samanta, sólo para ver si ya no tienes temperatura, si esta alta, llamo a alguien para que venga a cuidarte. No te preocupes ya me voy, lo último que quiero es darte más molestias
Samanta negó un poco y suspiró, pero al fin le hizo caso a Lena y tomó el termómetro del mueble que tenía a lado, se lo pusó y se lo entregó a Lena, quien se dio cuenta que el termómetro estaba a punto de llegar a 39 grados. Lena salió de la habitación y regresó con su móvil en las manos.
-¿Qué vas a llamar a tu nuevo novio Matt?- preguntó irónicamente Samanta, con una media sonrisa, sus palabras vislumbraban esos celos que se empeñaba en no sentir.
Lena frunció el ceño, pensando que en ese momento ni la enfermedad hacia que Samanta dejara de ser tan directa y la observó fulminandola con la mirada.
-No es mi novio-aclaro seriamente-y no, iba a pedirte el número de tu novia...-concluyó incómoda.
Samanta la observó confundida algunos segundos, e inmediatamente le dio el número. Lena no pudo evitar notar que esta vez, Samanta no había dicho que aquella mujer no era su novia y lo cierto fue que eso la hizo sentir muy mal. Salió de nuevo de la habitación y bajó las escaleras, a los pocos minutos, volvió a entrar en la habitación con un vaso de agua y una pastilla.
-La he llamado y en seguida viene para acá-dijo seriamente, mientras le extendía el vaso y la pastilla a Samanta-ahora tómate esto y trata de dormir, en cuanto llegue ella yo me voy.
Samanta obedeció y se tomó la pastilla para después volver a recostarse, lo único que quería era volver a dormir. Aunque no pudo evitar arrepentirse un poco por la manera en la que le había hablado a Lena, pero simplemente no podía evitarlo.

Lena volvió a bajar las escaleras y se sentó en uno de los sofás de la casa. Todas y cada una de las esperanzas que había sentido en la mañana al despertar y ver a Samanta a su lado, se desvanecían. Parecía que Samanta nunca iba a poder perdonarla, y Lena sentía como poco a poco ella se iba rompiendo. Escuchó que el timbre sonaba y esto la hizo regresar de estos pensamientos. Se limpió una lagrima que estaba empezando a correr y se levanto para abrir la puerta.
-Buenos días-dijo la chica, entrando al departamento de Samanta.
-Buenos días-le respondió Lena, tratando de sonar lo más amable que podía. Porque la verdad era que se sentía incómoda. En ocasiones anteriores, ya fuera en alguna fiesta o en el set, ya había estado cerca de esa mujer, que sabía se llamaba Heather y habían cruzado un par de palabras, nunca le había parecido mala persona, pero verla besando y estando con Samanta, no era nada bonito para Lena. Heather observó a Lena y sonrió sinceramente, Samanta y ella no eran novias, eran amigas con ciertos derechos y Heather conocía toda la historia de ambas.
-Aún tiene la fiebre alta, si en un par de horas no le baja, el médico dijo que hay que llevarla al hospital. Le di una pastilla y creo que ya se durmió, también te deje paños fríos que le he estado poniendo en la frente y que le ha ayudado. Igual hay sopa y jugos en el refrigerador...
-Wow-respondió Heather, asombrándose de todo aquello...-pues... Gracias Lena, gracias por cuidarla...
-De nada-le respondió Lena regresándole la sonrisa.-yo me voy entonces.
-Espera...-dijo Heather al ver que Lena se dirigía a la puerta- ¿no quieres quedarte a tomar un café conmigo?-preguntó.
Lena la observó incrédula, con la persona que menos se esperaba tomar una café, era con aquella mujer.
-No... No gracias... En poco menos de dos horas tengo que estar en el set y tengo que ir a bañarme...-respondió amistosamente.
-Entiendo... Pero prometo no quitarte muchos minutos, sólo una taza de café... Sé que no nos conocemos y que no hemos cruzado muchas palabras, pero me gustaría platicar contigo...-dijo Heather con un tono que reflejaba la sinceridad de sus palabras.
Lena se sentía más confundida que nunca, ¿de qué querría hablar Heather con ella?... no tuvo más remedio que aceptar y la verdad era que necesitaba otra taza de café urgentemente.
Heather sacó las tazas y comenzó a calentar el café, al ver como Heather se desenvolvía con mucha naturalidad en la cocina de Samanta, encontrando todo con facilidad, cosa que a ella le había costado trabajo horas atrás, Lena se dio cuenta que Heather iba ahí muy seguido y era obvio que así sería al ser su novia... Llevó el café a la sala y ambas se sentaron... Heather fue quien rompió el silencio.
-Disculpa si hice que te quedaras, no ha de ser muy cómodo esto para ti...
Lena frunció el ceño, no entendía muy bien a qué se refería Heather, ¿acaso Heather sabía lo que había sucedido en el pasado?
Heather al notar el rostro de Lena continuó...
-Sé que tú y Samanta estuvieron juntas...-dijo directamente para después beber de su café, pero lo cierto era que el tono amistoso que usaba Heather, hacía que Lena no se estuviera sintiendo tan incomoda como lo pensó.
-Oh... Bueno, tampoco creo que sea muy cómodo para ti, tener enfrente a la ex de tu novia...
-¿Mi novia?-preguntó incrédula Heather-No-dijo sonriendo-Samanta y yo no somos novias...
-¿Pero tienen algo?, quiero decir... Las he visto besándose-respondió Lena también directamente, aunque aquello le doliera, en ese momento quería saberlo.
-Somos amigas... Con derechos-respondió Heather sincerándose-... Pero lo cierto es que no estamos enamoradas, nos queremos, pero no de esa manera romántica... Es algo difícil de explicar Lena. Ella no deja entrar a nadie a su vida, de esa manera, tú sabes...
Lena asintió con la cabeza y después bajó la mirada, no podía evitar sentirse culpable por aquellas palabras. Heather le sonrió con ternura, tratando de reconfortarla.
-No puedes dejar entrar a nadie, cuando aún hay otra persona en tu corazón. Lena, ella te ama, aún...-dijo Heather de pronto. Lena sintió como su corazón latía rápidamente, bebió de su café para tragar la saliva que se había atorado en su garganta.
-Pero nunca va a perdonarme... Me ha dicho que me odia... Y no la culpo...-respondió amargamente.
-Todos cometemos errores Lena... Y sé que fueron errores grandes, pero aquello sucedió hace años... Creo que has tenido tiempo de sobra para saber que te equivocaste, no puedes vivir toda la vida torturándote por eso... Samanta también tiene que aprender a perdonar. Sé lo obstinada que puede llegar a ser, pero ella aún te ama...
Lena se sentía realmente sorprendida por esas palabras, Heather tenía razón y lo mejor, Heather le había dicho que Samanta aún la amaba, eso era lo mejor que Lena había podido escuchar. Sentía como algo dentro de ella, poco a poco estaba volviendo a recomponerse. Era claro que tenía mucho que hacer, pero saber que Samanta aún sentía amor por ella, era lo que tanto había anhelado escuchar. Después de unos minutos más de conversación, Lena se despidió y se marchó de ahí.

Cosas del Destino (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora