Capítulo 11

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El bus esta solo otra vez y yo también. No tengo mucho que hacer, así que el aburrimiento me obliga a hacer un poco de tarea que Matt amablemente me envía diario, para no rezagarme mucho.

Empiezo con algunos problemas de física, no soy muy buena, pero hago lo que puedo y continúo con las siguientes materias.

Después de dos horas de ser esclava de la tarea, me levanto por algo de comer, no hay mucho en el refrigerador. Son unos tragones. Solo encuentro unas papas en la alacena y justo cuando estoy a punto de regresar a mis actividades académicas, la puerta se abre y entra un Oliver muy sonriente.

Estoy a punto de saludarlo, pero ni siquiera me deja, porque sus labios impactan contra los míos, en un beso lleno de necesidad. Toma mi cuello con delicadeza y su otra mano se posa en la parte baja de mi espalda. Ni siquiera dudo en corresponder. Nos separamos por la maldita falta de oxígeno.

Suspira. —maldita sea, como extrañaba tus labios. —dice con la voz algo entrecortada.

Y así han sido este par de semanas desde que regrese al bus de OM&M y BMTH; lleno de miradas furtivas, sonrisas secretas y besos a escondidas. Aprovechamos cualquier momento de soledad, como este.

Después de todo, le dije a mi papá que había cambiado de idea y que prefería quedarme y estuvo muy contento de que me quedara. Si supiera la verdadera razón.

—sabes deberíamos de salir. Es viernes, hoy descansamos y los chicos desaparecieron. Así que hagamos algo. —propone.

—no lo sé. Si mi papá llega y no me encuentra, probablemente me castigara hasta que cumpla 21. —bromeo.

—es temprano, llegaremos antes que ellos. Lo prometo. —sonríe.

No me tardo mucho en aceptar, por lo que nos dirigimos al centro comercial, que no está nada lejos.

Entramos al cine a ver una película de comedia, nada buena debo de agregar, Oliver durmió gran parte de ella, lo único chistoso es que se la paso roncando y las personas de la sala, lo callaban a cada rato.

— ¿quieres un helado?

— ¿Qué clase de pregunta es esa? —finjo estar ofendida —por supuesto, eso jamás se pregunta Oliver.

Ríe y solo mueve la cabeza.

Ya con nuestro delicioso helado, caminamos hacia una tienda de accesorios y cosas así.

—esta te quedaría muy bien. —digo en broma y le coloco una diadema azul con detalles brillantes en la cabeza. Me ve mal.

—ja ja, que linda. —dice quitándosela.

—oye no te la quites, mira este collar, es perfecto para ti. —cómo puedo se lo pongo.

—sabes, mejor te compraré una muñeca para que puedas arreglarla a tu gusto. —bromea.

— ¿para qué? Si te tengo a ti. —bromeo.

—eres malvada. —afirma. —pero esta pulsera se te vería muy bien. —con delicadeza toma mi mano y coloca dicho accesorio negro con una pequeña calavera plateada.

Mi teléfono empieza a vibrar en señal de que tengo un nuevo mensaje. Papá.

—es mi padre debemos irnos. —digo sin ganas.

Le ayudo a quitarse todos los accesorios que le había colocado, debí de haber tomado una foto de Oliverta.

Salimos de la tienda y empieza a sonar el detector antirrobo de la entrada del lugar, en seguida un policía se acerca a nosotros.

—señorita, no pago por esa pulsera. —dice señalando mi muñeca y efectivamente ahí sigue la dichosa pulsera.

—fue un descuido. —dice Oliver y yo se la entregó al hombre.

—lo siento, pero tengo que llevarme a la señorita.

—pero si ya se la entrego. Ya le dijimos que fue un accidente. —comenta Oliver molesto.

—son políticas de la tienda, tiene que acompañarme señorita. —dice aquel hombre, tratando de tomar mi brazo, pero yo me zafo.

—no es necesario. Dígame el costo y lo pagare. No hay problema  —dice Oliver, aferrándose a mi brazo y no dejando que el guardia me toque.

—lo siento señor. Pero como le dije son políticas de la tienda. Tengo que llevarme a la señorita y llamar a sus padres.

Me quedo paralizada, en cambio Oliver me jala del brazo y empezamos a correr.

— ¡deténganse! —nos grita el guardia.

—no voltees, solo corre—dice Oliver, que cada vez me jala con más insistencia.

Oliver le hace una señal obscena con el dedo al tipo y continuamos corriendo como locos. La gente se nos queda viendo, pero nadie nos detiene.

Llámenle histeria, locura o nervios, pero ambos reímos como dementes. Salimos del centro y continuamos corriendo, aunque hace tiempo que perdimos al guardia de vista.

Después de un par de calles nos detenemos a tomar algo de aire.

—ahora somos prófugos. —comento.

—no te preocupes, el tipo se rindió 20 segundos después de que empezamos a correr. —reímos.

—ve el lado bueno, esta cita será inolvidable.

— ¿cita? —alzo una ceja.

—Sí, fue nuestra primera cita. —sonríe, pero yo lo veo confundida.

—quiero hacer las cosas bien por primera vez. No quiero joder las cosas contigo, eres muy importante para mí. —admite.

—fue una cita extraña, pero me divertí. —admito con una sonrisa.

Give Me A Reason To Start Again (Oliver Sykes Y Tu) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora