Capítulo 11

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Entre las mil y una velas no había ni un hilo de vida, solo una sonrisa quieta se vio sola en esa cama que hace nada los entregaos  compartieron hasta la mañana, desde entonces siempre vuelve a esa barra cada noche, donde llora y sonrie, no consigue deshacerse de un recuerdo, que le ahoga, le atormenta y le deprime.
Aquella ingrata - La Oreja de Van Gogh

¿Has celebrado un aniversario alguna vez? Yo si, me encantan los aniversarios aunque
algunos sean bastantes tristes. Me gustan porque amo la idea de que han pasado 365 días, un año entero, que la tierra le ha dado la vuelva completa al sol, que he vivido las cuatro estaciones del año, que la bóveda celeste vuelve a ser la misma de aquella noche, que tienes la oportunidad de volver a donde todo comenzó y ver cuanto ha cambiado. Soy pésimo con aprender nombres de personas pero si en algo soy bueno es en casi nunca olvidar lugares, fechas, diálogos, acciones y momentos especiales para mi. Quizás por eso se andar muy bien por la ciudad. Los aniversarios son muy especiales, pues  significa que algo o alguien ha permanecido en tu vida un tiempo admirable.

Llego el primer día del verano y con trajo consigo el aniversario de conocer a Juan Carlos, aquel día acordamos pasar el día juntos en mi casa. Estaríamos solos y podríamos jugar en la fuente para darle la bienvenida a las vacaciones con un buen chapuzón. Él llego temprano y desayunamos juntos, pasamos la mañana mirando caricaturas y cuando el sol daba el suficiente calor para disfrutar el día, decidimos que era hora de ir al agua. Nos pusimos los trajes de baño y entramos en la fuente. Pasamos toda la tarde jugando, el sol calentaba con fuerza, había un cielo precioso, ni una sola nube y podías escuchar el canto de los pájaros que nos observaban. Nos sentamos a la orilla de la fuente, pero dejamos nuestros pies en el agua.
—Fue el mejor año que he tenido—dijo después de un rato mirándonos—estoy feliz de conocerte.
—También fue mi mejor año—dije sonriendo—que bueno que nos conocimos
—¿Te has imaginado como habría tu vida si no me conocieras?—preguntó.
—No—respondí pensativo—creo que muy aburrida, estaría sólo como antes.
—La mía sin ti—contestó mirando sus pies que metía y sacaba del agua—habría sido triste.
—¿Por qué?-—pregunté preocupado.
—Porque no sé qué habría pasado—respondió pero esta vez mirándome—No me imagino la escuela ni nada sin ti.
—Eres mi mejor amigo—dije sonriendo.
—Eres mi mejor amigo—contestó con una sonrisa aún más grande que la mía.

¿Has imaginado cómo sería tu vida sin no hubieras conocido a x o y persona? Si no hubieras conocido a tu novio o novia, si no hubieras terminado con tu novio o novia, si tu mejor amiga o amigo no hubiera estado en tu escuela o salón de clases, si fueras hijo único o si al contrario tuvieras hermanos. ¿Que habría cambiado, cómo serias, donde estarías tendrías lo mismo, irías en esa escuela, tendrías esos amigos, serias la versión actual de ti? Yo no creo en las casualidades y coincidencias, creo que todas las personas que entras y salen de nuestra vida tienen un propósito muy importante, solo debemos saber cuál es y atrevernos a vivirlo.

—Quiero dejar una marca—dijo cuando el sol comenzaba a ocultarse y sus últimos rayos coloreaban el cielo de naranja.—quiero que no olvides que estuve aquí.
—Nunca te olvidaré—dije seguro—no podría hacerlo, lo amigos nunca se olvidan.
—Y seremos amigos por siempre—contestó feliz.
—Sí, lo seremos siempre—respondí
—¿Puedo escribir mi nombre  en la tierra? —preguntó
—Mejor escríbelo en un árbol—contesté.

Árboles, hay algo acerca de los árboles que no te he contado. Son el primer recuerdo que tengo en la memoria, el más antiguo y por eso los amo, me encantan los árboles. No caigo en una obsesión protectora donde me vuelvo ecologista, solo me gustan, me dan calma, me dan paz. Sus raíces, su tronco, sus ramas, sus hojas, sus flores , sus frutos, son uno mismo. Ojalá todas las personas fueran así. Uno de mis modelos de citas perfectas sería solo estar recostados bajo la sombra de un árbol, sobre el pasto, mirando el cielo, mirando sus hojas moverse con el viento, tomar su mano y respirar. No necesitaría más. Pero...eso es de día, por las noches los árboles me aterran, te confieso que son uno de mis miedos, me dan miedo cuando es de noche, cuando llueve y se mueven estrepitosamente por el fuerte aire. No por que tenga la idea de que caerá, no, más bien por la fuerza y la energía que imponen. Quizás yo antes de reencarnar en este cuerpo humano, fui un árbol. Soy el bosque.

Juan Carlos con ayuda de un desarmador tallo las iniciales de su nombre "JC" en una de las ramas del árbol de nuez de mi jardín. Las tallo tan bien y tan profundamente que hoy en día después  de 13 años de aquel día, aún permanecen sus iniciales. El árbol y el tiempo han peleado contra ellas, pero aún se pueden distinguir las letras. Algo irónico y curioso es que soy alérgico a la Nuez, comer nueces  de más acabaría con mi vida. Y justo en un árbol de nuez es donde talló sus iniciales, y peor aún, en mi propia casa hay un árbol de nuez. Sé que mis padres no lo sabían cuando lo sembraron y además ese árbol tiene mas años de vida que yo, pero...¡Que mala broma del universo!

Barcos De PapelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora