Capítulo 15

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Pasaron tantas cosas ya ves, que ahora no es lo mismo de antes. Aprendí sin más remedio a sobrevivir, que ni la sombra de lo que fui es lo que queda ahora en el aire. Y ahora cántame despacio la canción donde me cuentas qué pasó y no me mientas ahora sí por favor. ¿Dónde estabas cuando toda mi alma se partía en pedazos preguntando por ti, cuando el frío me calo hasta lo huesos y un profundo silencio te alejaba de mí?¿Dónde estabas cuando todo mi tiempo se perdía en buscarte para hacerte reír, cuando tantas noches desesperadas suplicaba a tu boca que mintiera por mi? ¿Dónde estabas cuando todo acabó?¿Dónde estabas cuando el sol se durmió?¿Dónde estabas cuando toda mi alma se cayó del balcón?
¿Dónde estabas? - Amaia Montero

Cuando escribí esta novela en hojas de papel, pretendía quemarla, quizás romper cada hoja, o simplemente tirarla a la basura. No porque tuviera algún tipo de odio a hacía todo esto. Simplemente no le veía caso recordar todo y hacerlo eterno en una historia. He superado todo y a todos, que sencillamente quería olvidar. Pero mírame, ya he llegado al capítulo final de esta primera parte y vaya que no ha sido fácil. Pero al final, escribirlo me ase sentir libre. Libre para escribir una nueva historia en mi vida, con nuevas personas, nuevos lugares, un final distinto y quizás un nuevo amor. Eso es lo que quiero. Y algún día cuando tenga este libro en mis manos, y alguien quiera conocer mi vida, podré dárselo y mostrarle una parte de la geografía de mi alma. Este novela no está dedicada a nadie, pero todas las personas que aparezcan en ella, son dueños de la misma. Por mi, por nosotros y por ustedes.

Pasaron seis años para que volviera a ver a Juan Carlos. Las cosas ya eran muy diferentes esta vez, yo tenía 11 años, comenzaba a iniciar mi pubertad, ya estaba en primer año de secundaria, las dudas, los cambios físicos y psicológicos me bombardeaban. Mi cuerpo comenzaba a cambiar, me miraba desnudo en el espejo y no podía entender que pasaba, me asustaba la idea de crecer y los cambios no me gustaban. Yo no me gustaba. En mi mente nueva ideas aparecían, ya no pensaba en juguetes, ya no era un niño. Los problemas cada vez eran más, me enfrentaba contra un mundo hostil del cual conocía solo las garras, pero no los colmillos. Ser diferente me causaba muchos problemas. Mis compañeros me molestaban, me golpeaban algunas veces, tiraban mis cosas, me llamaban "Maricon". No les importaba hacerme llorar, o lastimarme, ellos solo reían. Pase mi primer año de secundaria solo. Nadie quería hacer equipos de trabajo conmigo. En las actividades deportivas nadie me elegía. Las niñas se alejaban de mi, no querían estar conmigo, les parecía feo, raro alguien que no quieres tener cerca. Siempre terminaba en el grupito de los raros. No los menosprecio pues siempre me trataron bien, pero creo todos entenderán que no es lo más cool o lo que todos desean. Aún así, ni siquiera con ellos encajaba. ¿Con quién encajo?
Cualquiera que diga que el bullying no afecta las calificaciones de un niño inteligente, se equivoca. Fue un cambio brutal para mi, no pude adaptarme y mis calificaciones lo demostraron. En casa solo eran regaños, quejas y golpes. Aunque mi madre ya no trabajaba y estaba más al pendiente de mi. No le decía lo que pasaba en la escuela. No quería preocuparla, y siempre que ella me preguntaba por la escuela, le mentía diciéndole que tenía muchos amigos, que era muy feliz. Fue hasta qué inicie la universidad cuando le confesé toda la verdad. Ella nunca se lo imaginó pero entendió el porque ahora soy así. Cada cicatriz en nosotros nos hace alguien totalmente diferente, pues lo cambia todo, ya no eres el mismo.
En cada convivio mientras todos bailaban, corrían o jugaban, yo la pasaba sentaba en una banca, mirándolos a todos, imaginando ¿cómo sería mi vida si tuviera amigos? ¿Qué se sentiría ser uno de esos chicos populares? ¿Como decide Dios quienes serán guapos y quienes no? Pasaban por mi mente tantas preguntas, tanto odio que puedo decirte con seguridad que no conocí la felicidad.
Mi hermano ya se había graduado de Volkswagen, tenía auto del año y una hermosa novia, Nadia, mi cuñada que casualmente era nuestra vecina de toda la vida. Ellos se amaban y había planes de casarse, mi hermano estaba muy ocupado en su trabajo, su novia y la planeación de su boda como para voltear a mirarme. ¿Que hace un puberto sin padres, sin hermano, sin amigos, en un lugar como la secundaria? Ver los días pasar.

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