Capítulo 5

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Dormiré entre diamantes para desayunar siempre sola, tan sola. El silencio es ahora un buen amante para escuchar. Gotas de agua, tristeza y un poquito de sal para mis penas de princesa.
Sola - La Oreja de Van Gogh

Hilos, siempre he creído que la vida de todos está sujeta por hilos. Cada uno de diferente material, grosor y color. Han aparecido en distintos momentos y lugares. Algunos son personas, objetos, momentos, incluso quizás mascotas y creencias. Aunque alguno se rompa, los demás podrán seguir sosteniendo tu vida. Y por mucho peso que haya sobre ti por los diversos problemas que tengas, tus hilos juntos serán lo suficientemente fuertes para sostenerte y no dejarte caer.

Después de aquel primer día el tiempo continuaba pasando, cada día comenzaba conmigo espiando detrás del mismo árbol, buscándolo y esperando a que él apareciera. Y cada vez él aparecía sonriéndome y con un nuevo juego en mente. Desde atar cordones entre los árboles de mi jardín y corretearnos para ver quién se caía primero hasta hacer castillos con la arena que iba cerniendo su padre. Cada día había un juego diferente, él estaba lleno de imaginación. La imaginación de un niño puede ser tan grande como el universo entero, dan vida a lo que no tiene vida y crean historias mejores que cualquier película.
Los días pasaban y sin darme cuenta cada día lo quería más, cada día era más feliz a su lado, cada día me sentía mejor, cada día era especial. Sin embargo en muchas ocasiones su padre lo necesitaba cuando apenas llegaban y no podíamos jugar durante tanto tiempo, pero un día me canse de eso.

—Quiero ayudarte—dije mientras él metía ladrillos en una cubeta.—déjame ayudarte por favor. No tienes por qué hacer eso solo.
—No, ya te he dicho que es mi trabajo—respondió sin detenerse en lo que hacía—los hombres tenemos que trabajar.
—Yo también soy hombre—dije tratando de convencerlo.
—Pero eres más pequeño que yo—contestó sin apartar la vista de los ladrillos.—No quiero que te lastimes.
—Pero yo puedo hacerlo, así podemos jugar más tiempo— respondí.
—No—dijo duramente.
—Hagamos un trato—dije,  gane su atención y finalmente me miró.—tú me dejas ayudarte y yo te invito a comer mi cereal favorito conmigo.
—Si acepto ¿me dejaras quedarme con el premio de la caja?—preguntó con una sonrisa en la cara.
—Está bien, puedes quedarte el premio—respondí finalmente.

Aquella caja de cereal que ahora estaba dentro de nuestro trato era la última que había en el súper mercado. Recuerdo que corrí hacia ella cuando la vi hasta el otro extremo del pasillo. Seguramente has visto escenas donde dos señoras se pelean por el último paquete de galletas, o chocolates o lo que sea qué hay en un súper mercado, a mi no me pasó eso pero juro que habría hecho pedazos a cualquier niño que hubiera intentado quitarme mi caja de cereal Nesquik. No me gustaba compartirlo con nadie, Jajajaja, solía enojarme mucho cuando veía que mi hermano o mis padres se servían de el. Ahora no soy envidioso con mi cereal pero supongo que de niño lo era. Pero así es esto del amor, aveces cedemos un poco. Pequeños ajustes que hacen la diferencia y provocan la felicidad de la otra persona, y eso la tuya. Sin saber que era y que así funcionaba, lo hice.
Lo ayude en sus deberes, tomamos ladrillos y los sumergimos en el agua, cernimos un poco de arena, y acarreábamos agua utilizando cubetas pequeñas. Quizás para un adolescente este abría sido el peor y más cansado trabajo que puede haber. Pero para mí fue la primera vez que trabaje y la mejor de todas. Porque trabaje a lado él, sin sentir las horas, el cansancio y la mugre en mis uñas. Me estaba divirtiendo, pasaba tiempo con él, y siempre encontraba la manera de hacerme reír. Para cuando terminó la tarde, ambos estábamos completamente cubiertos de polvo, con sudor en la frente y con piedritas en los tenis. Pero finalmente habíamos terminado todos sus deberes. Aun faltaban un par de horas para que tuviera que irse a su casa, así que era momento de comer. Nos lavamos las manos, la cara, nos quitamos los tenis y sacamos las piedritas.
Y entramos , él nunca había entrado en el cuarto donde vivía, le mostré el lugar, mi cama y esa fotografía mía de cuando tenía 2 años que mis padres se empeñaban en tener colgada en una de las paredes. Él la miraba atentamente casi como si quisiera recordar cada detalle de ella.
—Eres un niño muy bonito—dijo sonriendo sin apartar la vista de mi fotografía.
—Lo era— dije un poco apenado —esa foto es de cuando tenía 2 años.
—No me refería a la fotografía—contestó— en ella te ves gracioso. Pero ahora eres muy bonito.

Sonrojarse. Es una de las maneras mas tiernas de mostrarle a otra persona que su presencia y sus actos tienen un gran impacto en ti. Mostrarle que ha tocado tus sentimientos y acariciado la superficie de tu corazón. Me sonroje cuando Juan Carlos dijo eso, ¿Cómo no hacerlo? Sé que no lo amaba, comenzaba a encariñarme pero el simple hecho de sus palabras, y más aún, que fueran de un niño hacia otro niño fue suficiente para provocarlo. No supe qué responder, así que solo tome el cereal, lo serví y comimos.
—¿Por qué se mojan los ladrillos?—pregunté antes de saborear la primera cucharada de cereal.
—Porque es necesario—contestó—si no lo haces no quedará bien unido al cemento y se despegara.
—¿Por qué?—pregunte un poco confundido.
—Cuando tienes tus pies secos puedes caminar descalzo y muy poca tierra se te pega y es fácil quitarla , pero cuando tienes los pies mojados mucha tierra y basuritas se te pegan y es más difícil quitártelas—respondió con cereal en la boca.—Es lo mismo aquí, los ladrillos secos se pueden despegar fácilmente y los mojados no.
—¿Cualquier cosa puede quedarse pegada si se moja?—pregunté.
—No lo sé, tal vez si. —contestó.
No dije nada.
—Ojalá llueva pronto—dijo.
—¿Por qué?—pregunté.
—Para mojarnos con la lluvia, quizás así nos quedemos juntos siempre.—respondió.
—Como ladrillos—dije riendo.
—Como ladrillos—contesto también riendo.
El resto de los minutos comimos nuestro cereal en silencio. Al terminar busque dentro de la caja de cereal el premio que venía dentro. Era un disco de música, un popurrí de los éxitos del momento. Pronto un hilo más sostendría mi vida.

Barcos De PapelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora