Capitulo 6

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  -¿Preparada para la cama o para el sexo? -preguntó _____ mientras dejaba los pendientes sobre la mesa y lo miraba fijamente a los ojos.
- Quiero hacerte el amor 1las palabras surgieron desgarradas de la garganta de James.
-No espero que cambies por mí, James- el gesto de ella se dulcificó. -Eres quien eres y yo soy quien soy. Dos personas que se conocieron en un momento equivocado. Pero engendramos a una criatura y ella debe ser nuestra prioridad.
James se quedó inmóvil, visiblemente dividido entre la sinceridad y la seducción.
- Disfrutemos de esta noche ella acudió a su rescate. Mañana será otro día.
James se dejó convencer. En realidad no tenía elección.
Decidió regalarle toda su ternura. Esa mujer se merecía un hombre que la idolatrara.
Con un nudo en la garganta, cayó de rodillas y le rodeó las caderas con los brazos apoyando la cabeza sobre el estómago. Allí había llevado a su hija. Y deseó con toda el alma haber podido ver expandirse ese estómago en su fértil belleza.
Los rotundos pechos habían alimentado a Cammie. De haber sido todo diferente, James habría observado la escena. Habría formado parte de algo maravilloso y nuevo.
El remordimiento era una emoción fútil, una que había aprendido hacía mucho a desterrar en un oscuro rincón de sus entrañas. Solo importaba el presente.
Ella le acarició los cabellos con delicadeza y a James se le puso la carne de gallina. Lo que sintió le resultó casi doloroso, recordándole remotamente la angustia de su infancia. Las mujeres eran suaves, cálidas y maravillosas. Pero amarlas era convertirse en vulnerable. Y un hombre no podía permitirse bajar la guardia.
Deslizó la lengua por el ombligo de _____, mojando el vestido. Con cuidado, levantó la prenda hasta confirmar lo que le había fascinado toda la velada. Llevaba un diminuto tanga negro, lo que explicaba por qué le había parecido que iba desnuda.
A pesar de su juramento de proceder con delicadeza, agarró el tanga a ambos lados de las caderas y tiró de él hasta dejar expuesta la parte más íntima de su cuerpo.
- Me estás haciendo pasar vergüenza -_____ le tiró del pelo. -Deja de mirarme.
- Tus deseos son órdenes -James la tomó en sus brazos llevándola al dormitorio.
_____ apoyó la cabeza en su hombro en un gesto de confianza que le hizo tomar consciencia de la vez anterior en que le había fallado. En esa ocasión iba a actuar como era debido. Quería que el mundo entero supiera que era el padre de Cammie, pero si _____ estaba convencida de que era un error, entonces reprimiría sus deseos.
Él no era de los que reculaban, pero por _____ estaba dispuesta a intentarlo.
- Gracias por traerme a Nueva York -susurró ella de pie junto a la cama mientras se quitaba el vestido.- Creo que lo necesitábamos para cerrar una etapa.
- Déjame amarte -contestó James, ignorando el comentario que insinuaba el final de su relación física. -Túmbate, _____.
Desnudándose, la acompañó en la cama. Y cuando ella alzó los brazos, no pudo decidir si la sonrisa que vio en su rostro era la bienvenida de una amante o las lisonjerías eróticas de una sirena llevando al hombre a su perdición.
No hubo preliminares. El fuego se había alimentado durante la cena. Encontró un preservativo, se lo colocó y se acomodó entre los muslos de _____.
Sus miradas se fundieron y, mientras la penetraba lentamente, ella lo miró con ojos desorbitados, sin aliento, sonrojándose violentamente. James apoyó la frente contra la suya, aquejado de una vorágine de necesidad.
Siglos atrás, habría matado dragones por ella, habría regresado de sus viajes con cofres llenos de oro y joyas. Pero _____ no buscaba al caballero andante sobre su blanco corcel. Lo que buscaba era un compañero estable, quizás el carpintero o el molinero de la aldea.
Si aspiraba realmente a hacerle feliz, debería partir a su siguiente cruzada y dejarla atrás para que se construyera una vida entre los muros del castillo. Una vida sin él.
Salvo por las jadeantes respiraciones de ambos, la habitación estaba en completo silencio. James se movía tan despacio dentro de ella que el cuerpo de _____ parecía abrazarlo y exprimirlo a cada embestida. Era el cielo y el infierno. Como recibir aquello que no sabías que necesitabas, pero con fecha de caducidad.
A medida que aumentaba el ritmo, las piernas de _____ se enroscaron alrededor de sus caderas, alzándose, arqueando la espalda, tomando lo que deseaba. Dulce y sensual, parecía la chiquilla que había conocido aquel lluvioso sábado en la campiña irlandesa. La había descubierto sola, apartada del resto de la gente, bajo un enorme paraguas negro, murmurando incoherencias mientras enredaba con un mapa.
¿Cómo no se había dado cuenta de inmediato de lo que había caído en sus manos aquella breve primavera? Una vibrante y frágil mariposa.
¿Cómo había podido ser tan estúpido como para aplastarle las alas con su brusca marcha?
- Siempre serás mi primer amor -ella le acarició la frente. -Pase lo que pase.
Su primer amor. ¿Había sido esa su única función? ¿Esa y la de donante de esperma?
Toda dulzura lo abandonó. Al cuerno el pasado. ¿Qué había del futuro?
Y en esos momentos su cuerpo lo traicionó embistiéndola con tal violencia que sacudió la cama. _____ gritó al alcanzar el clímax, con los ojos cerrados y los puños apretados.
James sintió su propio orgasmo crecer en ardientes llamaradas e intentó resistirse. Demasiado tarde. La lava surgió de su interior acompañada de un grito envuelto en rendición, dejando atrás una inexplicable confusión.
Tumbándose de espaldas, intentó calmar su respiración.
- Deberíamos casarnos -dijo de repente, sorprendiéndose tanto como a ella.
- ¿Qué? ¿Por qué?- _____ se puso rígida.
«Porque te amo locamente y no puedo imaginarme la vida sin ti». Cualquier versión de esa respuesta resultaría aceptable para _____, pero no para él.
-Supongo que sería bueno para Cammie -James le acarició el rostro y suspiró. -Suponiendo que al final le digas que soy su padre. Si estuviésemos casados, durante mis ausencias ella tendría la seguridad de saber que somos una familia.
- Eso no haría que te echara menos en falta.
- Puede que no, pero sí sabría que tarde o temprano regresaría a casa con ella.
«Tarde o temprano». _____ odiaba esa frase. James no estaba enamorado de ella. Sentía algo por ella afecto quizás, y cierto sentido del deber. Pero eso no bastaría. No cuando _____ quería entregarle cada átomo de su pasión y devoción.
- No me gusta esa idea -contestó secamente. -Me merezco un hombre que me ame y no pueda vivir sin mí. Lo que propones es deshonesto. Los niños son más intuitivos de lo que crees. Descubriría la verdad. Prometí reflexionar sobre ti y sobre Cammie. Dame tiempo. Déjame que me vaya a mi casa. En agosto te daré una respuesta.
Él no respondió y, para consternación de _____, se dio cuenta de que se había dormido. Descorazonada, se dio media vuelta e hizo lo propio.
Cuando despertó, James ya no estaba en la cama junto a ella. El aire estaba impregnado del aroma de su loción de afeitar y supuso que se había levantado temprano.
Consultó el reloj y decidió que aún quedaba tiempo de sobra. El avión estaba a su disposición, pero James le había prometido a Annalise que regresarían para comer.
Treinta minutos más tarde, apareció en el saloncito de la suite donde James , de pie y con los brazos cruzados a la espalda, miraba por la ventana.
- ¿Dónde está tu móvil? -preguntó con expresión grave.
- Se me olvidó cargarlo anoche- ella hizo una mueca. -Seguramente no tiene batería.
- Siéntate, _____ -James se sentó a su lado en el sofá y le tomó las manos.- Tus padres han intentado localizarte. Llamaron a la mansión. Mi padre acaba de llamarme.
- ¿Qué ha pasado? el corazón de _____ dio un vuelco.
- Tendrás que ser valiente contestó él. Lo superaremos.
- ¡Dios mío! ¿Ha habido un accidente?
- No. Están bien.
- Entonces, ¿qué ha sucedido?
En el rostro de James se reflejaba la lucha interna por escoger las palabras adecuadas.
- Cuéntamelo ya. No aguanto más.
- El acosador psicópata de tu madre puso una bomba ayer -James le acariciaba el dorso de las manos con los pulgares. -Tu casa ha quedado reducida a cenizas. No queda nada.
No tras un angustioso silencio, _____ cerró los ojos mientras el pánico se acumulaba en su pecho. No es posible. -En esa casa está el álbum de fotos de Cammie de cuando era bebé y mis dibujos. Todos sus juguetes -la agonía le formó un nudo en la garganta y no pudo hablar más. No podía ser cierto. -Llévame allí. Quiero verlo.
- Tranquila -James la abrazó.
_____ sollozó histérica. Un enorme vacío se abrió a sus pies y sintió miedo de caer en él y nunca más poder salir.
- ¿Lo han atrapado? -fue la primera pregunta que surgió de sus labios.
- Aún no, pero lo harán. Al parecer debía saber que tú no estabas. La policía no cree que tuviera realmente intención de hacer daño a nadie.
-¿Y qué pasa con mis padres?
- Tienen seguridad las veinticuatro horas del día. Las autoridades opinan que Cammie y tú deberíais quedaros donde estáis hasta que ese hombre sea detenido.
James estaba logrando justo lo que deseaba.
- Necesito ver mi casa -ella se soltó del abrazo y se secó las lágrimas con el dorso de la mano. -Si no quieres llevarme, iré yo sola.
- Claro que te llevo contestó él.
James jamás se había imaginado que alguien pudiera sentir semejante dolor por otra persona. Unas cuantas horas después, de pie junto a _____, contemplaron lo que quedaba de la propiedad.
La zona estaba acordonada con cinta amarilla y los vecinos, curiosos, miraban boquiabiertos, aunque a una prudente distancia. _____ había sido interrogada, tanto por la policía como por el jefe de bomberos. La casa estaba literalmente reducida a cenizas.
-Al menos no estábamos en casa -murmuró ella con el rostro muy pálido.- Cammie iba a crecer aquí continuó ella con voz temblorosa. Siempre me había sentido segura. Era nuestro pequeño paraíso. Pero no hay escondite posible, ¿verdad?
James no se molestó en contestar a la pregunta. Aprender la más dolorosa de las lecciones a la tierna edad de cuatro años, había marcado el curso de su vida.
En su interior creció la rabia ante la irracional destrucción. Rabia y culpabilidad. Un hombre debería proteger a su familia y, en esos momentos más que nunca, comprendió el proceder de su padre. Aunque en ocasiones equivocados, Victor Maslow y su hermano, Vincent, habían dado los pasos necesarios para proteger a sus hijos.
James iba a mantener en las montañas Maslow a _____ y a Cammie sanas y salvas hasta la detención del criminal.
La idea de que alguien pudiera encontrarlas en la montaña hizo que se le helara la sangre en las venas.
Un investigador de uniforme se acercó a ellos sujetando un objeto que, aparentemente, estaba muy caliente.
Tras saludar, lo extendió hacia _____.
- He encontrado esto pensé que le gustaría tenerlo. Tenga cuidado, aún quema.
Tras pasar por debajo de la cinta, regresó a su trabajo, quizás algo incómodo por las lágrimas de _____ quien, James estaba seguro, no se daba cuenta de que estaba llorando.
Contemplando el objeto plateado entre sus manos, empezó de nuevo a sollozar.
James la rodeó con un brazo y la atrajo hacia sí.
- Es el sonajero que le compré cuando nació. Está grabado.
«Para Cammie con amor de papá y mamá».
Con un nudo en la garganta, James la miró inquisitivamente.
- No quería que pensara que no le importaba a su padre.
- Vámonos estaba seguro de que habían sido sus propios errores los que les habían llevado a esa situación. Debemos volver a casa con Cammie.
Tras despegar, James se desabrochó el cinturón y se acurrucó a su lado. Contemplando el casi imperceptible movimiento de su pecho al respirar, sintió una dolorosa opresión en el suyo. La amaba. En cuerpo y alma. Lo que había intentado cortar de raíz hacía media docena de años, había resurgido tras el regreso de _____ a su vida.
Y tras saber que compartían una hija
Se sentía mareado y aterrorizado. ¿Qué sucedería si perdía a una de las dos o a ambas? No hacía falta que fuera en trágicas circunstancias. _____ podría llevarse a Cammie sin más. A fin de cuentas había rechazado su propuesta de matrimonio sin siquiera pestañear.
_____ luchó contra las pesadillas y, con el corazón acelerado y el rostro bañado en sudor, emergió de un narcótico sueño. Le llevó varios segundos identificar dónde estaba.
Un sollozo ascendió por su garganta, aunque consiguió reprimirlo.
Le asustaba pensar en lo que le aguardaba. ¿Cómo se le explicaba a una niña de cinco años que el único hogar que había conocido jamás había desaparecido para siempre?
- ¿Qué sucede? -James le apretó la mano. -¿En qué piensas?
-En Cammie fue la sencilla contestación.- ¿Cómo voy a decírselo? ía elección.

Un Toque De Persuasión| James Y Tu| Adaptada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora