Capitulo 7

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  Annalise ya había bañado a Cammie tras darle de cenar y estaba leyéndole un cuento en la cama cuando _____ y James al fin entraron en el dormitorio de la niña.
- ¡Mami! ¡James!- el rostro de Cammie se iluminó.- ¿Me habéis traído un regalo?
Annalise se excusó y, tras darle un sentido abrazo a _____, abandonó el cuarto.
James abrazó a la niña con fuerza. En su rostro, _____ pudo ver reflejada su propia tristeza y también alivio. La cosa podría haber sido mucho peor.
Sentados los tres juntos, James miró a _____, interrogándola con la mirada.
Ella sacudió la cabeza y se tapó la boca con la mano. Con el gesto le indicó que fuera él quien se lo dijera. Si intentaba explicárselo, se echaría a llorar y no quería asustar a su hija.
Justin apoyó la barbilla contra la cabeza de Cammie durante interminables segundos.
- Cariño, ha sucedido algo malo. Necesito que seas muy valiente cuando te lo cuente.
- ¿Qué pasa?- la expresión infantil fue sustituida por una de ansiedad.
_____ vio moverse los músculos de la garganta de James y supo lo injusta que había sido al encargarle el trabajo sucio. La noticia iba a ser muy dolorosa para Cammie, pero, como padres, no les quedaba más remedio que contarle la terrible verdad.
-Hubo un incendio en tu casa -empezó él, eligiendo cuidadosamente las palabras.
-¿Se ha dejado mami la plancha encendida?- Cammie abrió los ojos desmesuradamente.
- No, cariño -a pesar de todo, _____ sintió ganas de reír.
-Un hombre encendió un fuego que se descontroló -la expresión de James se suavizó.
- ¿Le ha pasado algo a Princess Boots?
-La gatita está en casa de la señora Capella- intervino _____ ante la expresión aturdida de James.
- Es verdad -la niña frunció el ceño y arrugó la nariz.- ¿Entonces tendremos que quedarnos aquí?
- Sí, si a tu mamá le parece bien -James asintió.
Con los ojos anegados en lágrimas, _____ asintió. Era más que evidente que la niña aún no había comprendido las implicaciones de lo sucedido. Solo tenía cinco años. Ya habría tiempo para revelaciones más inquietantes en las siguientes semanas.
- Menos mal que Bun-Bun está conmigo era su peluche preferido y sin él no podía dormir.
-Yo también me alegro -James le revolvió los cabellos.- Y ahora, a la cama. Tu mamá y yo nos hemos pasado todo el día volando y estamos agotados.
Mientras la arropaban, Cammie bostezó.
- ¿Eres el novio de mi mamá?- preguntó mirando fijamente a James.
- ¿Quién te ha hablado de novios? -_____ estuvo a punto de atragantarse.
- La señora Capella dice que su hija se va a divorciar porque tiene novio y marido. Como tú no tienes marido, pensé que a lo mejor James era tu novio.
Los dos adultos tuvieron que hacer enormes esfuerzos por no echarse a reír.
- Tu mamá y yo somos amigos -consiguió decir James al fin.- Y los dos te queremos mucho. Ahora duérmete y mañana haremos algo divertido todos juntos.
Una vez fuera del dormitorio, ambos se apoyaron contra la pared y empezaron a reír histéricamente.
- No había nada como un niño para restaurar el equilibrio natural de las cosas.-
- Gracias por decírselo _____- se secó las lágrimas con la mano.- Estuviste perfecto.
- Adoro a esa niña.
Lo que sucedió a continuación fue inevitable. El dolor y agotamiento compartido les fundió en uno. James la abrazó con dulzura en un abrazo sólido y consolador.
Se besaron despacio, como si fuera la primera vez. _____ estuvo a punto de confesarle su amor, de postrarse a sus pies en un gesto de gratitud. Pero sería injusto agobiarle con sus sentimientos después de todo lo que había hecho por ella.
La ternura se tornó poco a poco en pasión y ella lo sintió estremecerse.
-Necesito pasar la noche contigo, _____ -James suspiró y la abrazó con fuerza.- Para asegurarme de que estás bien. Por favor.
- Sí -¿cómo negarle aquello que tanto deseaba ella misma?
- Pero primero voy a darte de comer -él la volvió a besar con ternura.
- ¿Comida?- La excitación que empezaba a sentir protestó y le rodeó el cuello abrazándolo con fuerza. El sexo le proporcionaría el muy necesitado olvido.
- Refréscate -él se soltó del abrazo.- Hablaré con el cocinero y subiré una bandeja.
- No tengo hambre -protestó ella. La idea de comer le provocaba náuseas.
- Da igual insistió él con semblante autoritario. Tienes que comer.
_____ siguió su consejo y se metió en la ducha. Bajo el chorro de agua caliente tuvo que admitir que James tenía razón.
Aunque sentía el cuerpo dolorido, se imaginó las manos de James sobre sus sensibles pechos. La perspectiva de lo que le aguardaba le hizo estremecerse. Perder la casa era un problema más.
¿Cómo iba a vivir sin él? lo había hecho durante seis largos años. Seis años durante los cuales Cammie había llenado su vida.
Pero eso ya no le bastaba. Deseaba y necesitaba al hombre del que se había enamorado.
Tras secarse y ponerse su bata de seda, echó una ojeada a Cammie. La pequeña dormía tranquilamente.
- Te quiero- le susurró al oído.
Cuando regresó a su dormitorio, James colocaba una bandeja de plata sobre la mesita frente al canapé. Al mirarla de arriba abajo, la expresión de sus ojos se suavizó.
- Ven aquí -él extendió una mano. -Acompáñame.
James había encendido un acogedor fuego en la enorme chimenea.
- ¿No resulta un poco extravagante?
- He tenido que bajar diez grados el aire acondicionado- James la miró con cara traviesa. -Además, después del día que has pasado, te mereces un poco de extravagancia.
La comida tiene un aspecto estupendo _____ se sentó con él en el pequeño sofá, sintiéndose extrañamente tímida. Podría acostumbrarme a tener un cocinero a mi servicio.
- Ha preparado algo ligero explicó él mientras descubría los platos. Pollo asado, arroz al limón y col de nuestro jardín después señaló un plato más pequeño. Y si te lo comes todo, habrá una sorpresa para postre.
Comieron en amigable silencio. Con el estómago lleno y el calor de la chimenea, _____ empezó a amodorrarse. Al fin se echó hacia atrás, incapaz de probar otro bocado más.
-Estaba delicioso.
- Me alegro de que te gustara -James sirvió dos tazas de café antes de retirar la tapa del plato misterioso, descubriendo unos deliciosos dátiles. -Y ahora el premio. Pruébalo.
_____ abrió la boca y él introdujo un fruto entre sus labios. Tras mordisquear un trozo, espontáneamente, chupó el azúcar de los dedos de James.
-Tómate otro -él se sintió enormemente excitado ante el gesto de _____.
La operación se repitió en tres ocasiones. La habitación estaba cargada de deseo y el fuego de la chimenea crujía en una seductora sinfonía.
Al final James no pudo más y se levantó para abrir la ventana y dejar entrar el aire fresco.
-Menuda estupidez encender fuego -murmuró antes de quitarse la camisa.
- A mí me gusta -protestó _____ quitándose la bata que cubría el minúsculo camisón.
-Esta noche no habrá sexo -él la miró con ojos desmesurados. -No es lo que necesitas.
- No me digas lo que necesito -lentamente, se quitó el camisón. -Tú aún no has tomado postre.
La parte delantera de los pantalones de James se abombó considerablemente.
- Esta noche pretendía consolarte, -abrazarte en caso de que tuvieras pesadillas.
- A lo mejor si me distraes, mis sueños serán de todo menos malos.
- Creo que aún estás en estado de shock- James hundió las manos en los bolsillos del pantalón y frunció el ceño. -Deberías dormir.
Aunque de su boca surgían sabias palabras, su cuerpo emitía un mensaje totalmente distinto. Estaba muy tenso y la tela de los pantalones apenas podía contener la erección.
_____, completamente desnuda, se acercó a él, pegándose hasta que los pezones presionaron contra sus costillas.
- No sigas -James respiró hondo y apoyó el rostro de _____ contra su hombro.
- Acabamos de empezar- murmuró ella, metiendo un muslo entre sus piernas y frotándose contra él como un gato.
James era un hombre fuerte, pero no era más que un hombre. ¿Cómo demonios iba a mimarla si estaba empeñada en seducirle? Al fin se rindió, porque perder era mucho mejor que cualquier cosa que hubiera planeado. Cubrió el firme trasero con las manos ahuecadas y la atrajo hacia sí.
- ¿Nunca te han dicho que eres una cabezota?
- Continuamente.
- ¿La puerta?
- Cerrada. Si se despierta, la oiremos aunque no lo hará.
- Me iré al amanecer- había demasiado en juego para añadirle más confusión a la niña.
- Eso nos deja siete horas -anunció _____ mientras le desabrochaba el cinturón,- y se me ocurren varias maneras de llenar ese tiempo.
El reloj marcaba las horas mientras James se dedicaba a _____. Ella intentó acelerar el juego, pero él no se lo permitió. Con una mano le sujetó las muñecas por encima de la cabeza mientras le sujetaba las piernas con el muslo.
- Quiero tocarte -protestó ella irritada y con la respiración entrecortada.
- Aún no -la visión de los magníficos pechos estremeciéndose con la respiración lo hipnotizó durante unos segundos.
- ¿Cuándo?
- Cuando haya terminado contigo.
- Eso suena inquietante -ella lo miró con los ojos desorbitados.
- Te prometo que disfrutarás de cada segundo.
_____ emitió un leve suspiro y cerró los ojos. Aquella era su noche.
James la tumbó boca abajo y se sentó a horcajadas sobre sus muslos. Después, tomó un frasco de loción que había en la mesita de noche y se echó una generosa cantidad en la mano, calentándola mientras contemplaba los delicados hombros.
Empezó a masajearle la espalda mientras _____ gruñía y se hundía, cada vez más relajada, en el colchón.
Lo atormentaba la idea de que _____ y Cammie hubieran podido estar en la casa en el momento del incendio. Si le hubiera pillado al otro lado del mundo, no habría podido hacer nada para salvarlas.
Había vivido muchos años sin ella, ¿por qué entonces le daba un vuelco el estómago ante la posibilidad de su muerte, y también la de su hija?
- ¿_____? -terminado el masaje, le acarició la mejilla.- ¿_____?
La única respuesta fue un suave ronquido.
Estupefacto, tenso y frustrado, aunque también orgulloso por haber conseguido relajarla hasta hacerle dormir, se tumbó junto a ella, condenado a pasar una noche infernal. El cuerpo desnudo de _____ se acurrucaba contra el suyo y el trasero descansaba sobre la durísima erección. Por un instante contempló la idea de aliviarse él mismo, pero no quiso correr el riesgo de despertarla.
Acalorado bajo la manta, cerró los ojos y se concentró en respirar lenta y profundamente, empleando una técnica que sabía acabaría por inducirle al sueño. Abrazado fuertemente a _____, bostezó y apoyó la mejilla contra su espalda.
A medida que pasaron los minutos, sintió una oleada de felicidad. Su casa no había significado gran cosa para él, aparte de contener todo el dolor de su pasado. Nunca había sido realmente feliz allí y en sus escasas visitas, solo tenía en mente escapar lejos.
Gareth y Jacob se habían construido sendas casas allí. ¿Por qué eran capaces de superar la tragedia mientras que él no lo era? ¿Era más débil que sus hermanos? James y Annalise eran los más pequeños de los seis primos. ¿Marcaba eso la diferencia? Annalise tampoco había establecido su hogar en la montaña.
Durante un instante, se permitió recordar a su madre. Su aroma. Una fugaz imagen. El sonido de su risa. En sus recuerdos, ella bailaba en círculo con su hijo pequeño. Después la imagen se esfumó. Era todo lo que tenía, todo lo que tendría jamás.
Habitualmente, llegado ese momento se veía asaltado por un dolor tan fuerte que lo solía llevar al borde de la desesperación.
Pero, tumbado en la oscuridad, sin una lágrima en los ojos, se dio cuenta de que el dolor había desaparecido. Y en medio de la noche, oyó el susurro de su madre.
«Sé feliz, James . Hazlo por mí».  

Un Toque De Persuasión| James Y Tu| Adaptada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora