La niña del vestido blanco

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Al despertar, la pequeña y fría mano de Tae había dejado su sensación sobre la mía. Me hallaba boca arriba sobre la cama de Johnny. Se cumplía ya una semana desde que me quedaba con él. Las cosas se estaban jodiendo un poco. Guié ambas manos hacia mis párpados, recordando lo que había sucedido en el sueño, o más bien pesadilla. Pude sentirlo todo, como si yo lo hubiese estado viviendo, como si yo fuese ella en esa fiesta, como si hubiese sido mi hermana la que me avergonzaba... Pero de pronto, solo era un espectador.

El amargo sabor de boca, y el murmullo de la gente, el terror de que la fiesta se viese arruinada al haber opacado su objetivo, el miedo a la represalia... tenía ese enorme nudo en la garganta, incluso hubo momentos en los que sentí que no podía respirar más. Tuve que sacarla de ahí. No podía soportarlo más.

"Esto es solo un sueño." Me dije finalmente "Es mi sueño, yo lo controlo... ella no existe."

Yo había creado a esa pequeña chica de vestido blanco y cabellos largos. Sus facciones debían de haber sido extraídas de mi memoria, ya que resultaban terriblemente familiares. Y verla sufrir me provocaba un enorme dolor...

Me senté, las sábanas resbalaron por mi pecho y llevé la mano sobre el corazón, latía con tanta fuerza que resultaba doloroso. La angustia me estaba consumiendo. Era un sueño tan real, uno del que sentía que no había una salida.

La sensación se mantuvo hasta después de que tomé una ducha, pude sacudirme esos pensamientos de la cabeza. Era momento de volver a la realidad. Y esta era que no había ido a la escuela por una semana, y mi madre me había mandando casi 200 mensajes que no había revisado. Salí de la ducha y tras vestirme y recoger mis cosas bajé las escaleras. En el sillón de la sala veía dos cabezas, la de Johnny y la de Ten quien parecía haber decidido mudarse junto conmigo por toda la semana. Johnny no parecía tener problema alguno, al menos habían accedido a usar el cuarto del hermano mayor de Johnny para sus... encuentros. Que por cierto, eran diarios.

"¡Hey, bro! ¿Te marchas?" preguntó, girándose en lo que apoyaba el brazo sobre el respaldo, la curiosa mirada de Ten lo siguió en el acto.

"Sí... creo que ya he hecho sufrir a mis padres lo suficiente y... Oye, ¿No crees que tú debías de haber ido a la escuela?" ahora que lo pensaba, Johnny tampoco había ido.

"¿Acaso no somos hermanos? ¿No hay que apoyarnos en estas situaciones?" Ten se rió y yo puse los ojos en blanco antes de dar las gracias y salir de la casa.

No había dado más que la vuelta a la manzana cuando Ten me alcanzó, también llevaba sus cosas encima. Pronto, se colocó a mi lado y me dedicó una pequeña sonrisa.

"¿También te marchas?" le pregunté, la verdad, haciendo de lado que me había querido robar mis cosas, que se había acostado con mi amigo justo a mi lado tras haber entrado por la ventana... resultaba un sujeto muy agradable. "¿Te esperan en algún lado?"

"No todos tenemos un sitio al cual volver, ¿Sabes? Recuerda que soy hombre sin ataduras, ha sido divertido. Pero es momento de dejar el nido y surcar los cielos de la aventura" extendió sus brazos al decir aquello, dando un grácil salto. Me reí. No había mucho que hacer con él. "Por cierto, anoche... ¿Tuviste una pesadilla?" la pregunta me sorprendió, pensé que quizá había hablado mientras dormía.

"Algo así... fue de esos sueños donde sientes tanto que son casi reales." El guió sus manos hacia atrás, enredando sus dedos y miró al cielo como si pensara.

"Esa clase de sueños... son más reales de lo que piensas." Me comentó, y no podría contradecirlo, la angustia tomó mucho tiempo en alejarse de mí. Quizá, aún siendo un sueño, había algo en él que quería asegurarse de que no lo olvidara con la facilidad con la que se desechan todos los demás.

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⏰ Última actualización: Jun 01, 2017 ⏰

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Inside an empty room; Dream in a dreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora