Cuando Rin salió de la habitación de Kagome, no pudo más que pensar en la fiesta. Su hermano volvería de un viaje que hizo en nombre de la familia y debía recibirlo de una gran forma, los sirvientes corrían de aquí a allá vueltos locos haciéndolo todo muy estresante, y al parecer, el estrés se le comenzaba a notar, pues uno de los mayordomos se le acercó con una interesante propuesta.
—Señorita Rin, quizás sea hora de que marche a su habitación a arreglarse para el gran evento, los invitados no tardaran en llegar; no se preocupe, yo me encargare del resto—Con una mirada agradecida corrió a su habitación seguida por las dos encargadas de cumplir sus necesidades.
Rin lucía un hermoso vestido largo color naranja con algunos detalles en rosa, en la parte superior del abdomen tenía un pequeño lazo que juntaba las dos tiras que le daban la vuelta a su cintura, unas zapatillas de tacón blancas y el cabello suelto en perfectos bucles. Todo estaba saliendo como quería, Kagome aun no había bajado y eso le preocupaba un poco, aunque el motivo de la fiesta aun no había llegado todas las personas que invitó ya debían estar en el lugar, se encaminó hacia las escaleras para buscar a la azabache cuando la vio aparecer, con su hermoso vestido verde y azul, su cabello negro relucía en un moño de lado que dejaba escapar de su flequillo algunos rebeldes cabellos, un hermoso collar de diamantes y a sus pies, unas hermosas zapatillas azules con una rosa roja en el medio de estas. Realmente se veía hermosa y también, un poco apenada, cosa que causo en Rin una sonrisa.
Bajaba las escaleras con lentitud, aun sin acostumbrarse a que todas esas personas desconocidas la vieran, se sentía extraña... Sentía que ya había hecho eso antes; como cuando el cerebro olvida algo pero el cuerpo sabe que ocurrió y es muy frustrante, trató de no prestarle atención a la desagradable sensación y terminar de bajar las eternas escaleras para llegar a donde se encontraba la organizadora de la fiesta y no sé si podría llamarla amiga para dedicarle una sonrisa.
— ¿No ha llegado tu hermano?—Le pareció extraño que el motivo de la fiesta no esté para recibir a las personas que amablemente asistieron a darle la bienvenida; Rin negó. De repente se acercaron tres personas a hablar con Rin, Kagome no les prestó atención; detallaba a las personas, mujeres elegantemente vestidas y hombres con una copa de lo que sea que estuvieran bebiendo en las manos, estaban allí, pero se veían tan lejanos; tan falsos. Su mente fue obligada a volver a la realidad por la voz de los que hablaban con Rin.
—¡Eh Kagome, Te ves muy bien! —. Un moreno pasó sus ojos por todo su cuerpo con una sonrisa. Kagome alzó una ceja. ¿Y este quien era?
—La verdad es que si se ve muy bonita, aunque no es su estilo—. ¿Y este?
—Pues no le queda nada mal, deberías vestirte más a menudo así, Kag. —Una bonita chica le sonrió con familiaridad
Confundida no supo asimilar la situación, pasó la mirada sobre esas personas y luego a Rin que lucía como esperando que ella dijera algo, ¿Qué debía decir? No entendía por qué esos sujetos conocían su nombre y actuaban como si ella los conociera— ¿Por qué no dices nada Kag?—El sujeto que antes le hizo el primer cumplido intento cogerla del hombro, Kagome no se dejaría tocar por un extraño y retrocedió un paso con notable incomodad, ellos la miraban entre asombrados y extrañados. Al parecer el moreno iba a protestar pero una horda de aplausos desvió la atención hacia las escaleras.
Bajando por esas escaleras, a paso lento y porte que a su vista era un poco altanero, bajaba el hombre de largas hebras plateadas, su mirada detonaba frialdad se encontró de golpe con la suya, algunas imágenes pasaron por su mente en ese momento, imágenes de él mirando sus ojos de la misma manera que ahora lo hacía. Kagome tuvo que agarrarse de una silla para no caer cuando sintió sus piernas perder fuerza, cuando recuperó los sentidos al cien por ciento pudo ver como ya él se encontraba frente a Rin. Se disculpó y retiró de la sala de fiesta, necesitada de un poco de aire fresco. Salió a uno de los balcones más alejados del ruido y se recostó al barandal, observando la hermosa luna llena que se posaba en medio de tanta oscuridad, una suave brisa acarició su rostro removiendo suavemente sus bien peinados cabellos. ¿Qué lugar era este? A pesar de haber pasado ya dos días en la "casa" no sabía que sitio era, si estaba en mitad de un desierto o en el medio de una isla, o en la civilización, lo más probable era lo último. Luego estaba el hecho de que todos allí parecían conocerse excepto ella, tal vez Rin les había hablado a sus amigos de su extraña llegada al lugar.
Decidió que era tiempo de volver, caminaba entre los pasillos hasta que pasando por una puerta escuchó la voz de Rin, sabía que no era correcto espiar pero la curiosidad era más grande que su abstención así que como pudo pegó la oreja a la puerta y vio por el espacio de esta levemente abierta las figura de los tres de hace un rato, a Rin y al hermano parado frente a ellos, totalmente en silencio desde que Rin habló. El hermano de la castaña abrió la boca y lo que escuchó me dejó totalmente paralizada.
—Kagome ha perdido la memoria, no nos recuerda a ninguno de los que estamos aquí presentes.
Esa frase le cayó como balde de agua fría.
Ahora entendía los números que tenía el papel donde Rin anotaba los preparativos de la fiesta.
Erauna fecha, una fecha diferente a la que recordaba.
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Fragmentos de un corazón perdido [Fanfic Inuyasha] [SesshKag] [No AU]
RandomKagome ha perdido la memoria, su presente es confuso y su pasado prácticamente ha desaparecido de su mente. Naraku desea algo que ella tiene y hará lo que sea por obtenerlo sin importar el costo. Rodeada de personas que se llaman sus amigos y de un...