No podía dejar de pensar en las palabras que le había susurrado Naraku cuando tuvo su despreciable rostro a centímetros de su oreja, palabras que la habían dejado en total shock hasta que Kouga intervino contra el enemigo. Kagome se encontraba encima de su cama mirando el techo; eran aproximadamente las diez de la mañana y ella no había dado señales de vida desde la noche anterior, habían pasado tres días desde el ataque de Naraku y no se sentía con la suficiente fuerza para enfrentar a sus amigos y preguntarles más cosas, esos tres días se había empeñado en intentar recordar alguna pista que la ayudara a, valga la redundancia, ayudar a los demás; obteniendo nada más que un fuerte dolor de cabeza.
En ese tiempo los únicos que se habían dignado a tocarle la puerta habían sido Sango, Rin y algunas mucamas para traerle de comer y darle ciertas informaciones, así se había enterado que el ala que se destruyó durante la batalla fue reconstruida y ahora todos los habitantes de ese sitio disfrutaban su cómoda habitación. Llevó su mano al estomago retumbante de hambre; al parecer debería salir de su pequeña guarida a ver personas y seguir siendo la inútil chica que no recuerda su pasado.
Salió de la habitación sin prestar atención a su alrededor, al llegar a la cocina sacó una manzana y comenzó a comerla mientras caminaba al jardín, estaba segura que un poco de aire fresco le haría bien a su dormido cerebro a ver si se iluminaba un poco y le traía algún recuerdo que sirviera. Al llegar se recostó a las raíces de un árbol y observó con tranquilidad las flores que se mecían con el viento, tan puras y tranquilas, llenando su incompleta alma de una paz encantadora que esperaba durara toda la eternidad.
—Estás demasiado tranquila para tu situación.
Giró el rostro con rapidez hacia la voz detrás suyo, una persona que no reconocía cubierto con un traje de mandril se encontraba mirando fijamente hacia su dirección.
—¿Quién eres? Voy a gritar.
—Tranquila princesa, no te haré daño, solo he venido a hablar.
—Vete de aquí.
—Estás muy ruda, antes no decías eso.—Dio un paso hacia ella, paso que Kagome retrocedió una vez se levantó de las raíces.
—¿Qué quieres de mi?
—¿De ti? Ya te lo dije.
Y las palabras que aparecieron en su mente fueron las escuchadas en la batalla pasada.
"Ese poder que llevas dentro de ti, será mío."
Por alguna razón el terror apareció en ella y lo reflejaron sus ojos.
—Por favor vete—Rogó, intentado hacer que su cuerpo de gelatina dejara de temblar.
—Cinco meses Kagome—Sacó su mano e indicó el numero con sus dedos.— Ese será el tiempo que te daré para que lo hagas más fuerte, en ese tiempo volveré y me lo llevaré y te mataré; mientras tanto puedes disfrutar de la paz que te queda.—Su risa se dejó escuchar por todo el lugar espantándola por completo, ¿de qué poder hablaba? No lo entendía; ¡No entendía nada! Las lagrimas agolparon sus ojos sin saber muy bien porqué hasta que Naraku desapareció sin dejar rastros; cayó de rodillas sobre el césped mientras se abrazaba.
Kagome parecía estar llegando a su límite, no recordaba absolutamente nada de ella, Naraku decía que tenía un poder que le quitaría, Sesshomaru no desaparecía de sus pensamientos, su familia en su época tampoco, no sabía cómo regresar, deseaba con todas su fuerzas que todo fuese un maldito sueño y que pronto llegaría su hermano a tirarse encima de ella y gritarle que dejara lo morsa y despertara; abrió los ojos y se encontró con las flores aún meciéndose con el viento, no era un sueño, era la realidad y debía enfrentarla.
Enfrentarla antes de que esta misma la destruyera.
Y volvía a estar dentro de su pequeña guarida de seguridad, esta vez no había dejado que nadie entrase; no quería ver a nadie, quería llorar y sentirse impotente, frustrada, inútil y desgraciada. ¿Por qué todo era tan difícil? ¿No podía ser una chica normal que no había tenido viajes en el tiempo y cuya única preocupación era estudiar? ¡No! ¡Tenía que ser una imbécil de casi veintitrés años que había perdido la memoria y había un loco que quería quedarse con un poder desconocido dentro de ella y quería matarla!
Ahogó un grito de frustración contra la almohada, pataleó como una niña pequeña hasta se quedó totalmente inmóvil con los ojos cerrados.
Un gritó inundó toda la habitación y las risas no tardaron en aparecer. Estaba Sango abrazándola con una alegría palpable y una Rin aplaudiendo cual foca; y ella estaba llorando con un pequeño aparatito entre las manos.
—No puedo creerlo Kagome, ¡es increíble!
Sango asintió acompañando la ocurrencia.
—Por supuesto, quien diría que tú lograrías esto con ... — De nuevo ese nombre que no podía escuchar.
—¿Le dirás? ¿Cómo le dirás? ¡Va a estar muy sorprendido!
Ella negó con la cabeza con una gran sonrisa.
—No lo estará, el tiene olfato, ¿recuerdas? Seguro ya lo sabe.
Las chicas rezongaron ante la apatía por la sorpresa.
—¡Pero debes decirle! ¡Hay que confirmarlo! —Una pequeña risa salió de sus labios acompañada del eco de las otras dos.
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Fragmentos de un corazón perdido [Fanfic Inuyasha] [SesshKag] [No AU]
RandomKagome ha perdido la memoria, su presente es confuso y su pasado prácticamente ha desaparecido de su mente. Naraku desea algo que ella tiene y hará lo que sea por obtenerlo sin importar el costo. Rodeada de personas que se llaman sus amigos y de un...