16 Enero 2018

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Son las 8 de la mañana, los hermosos rayos dorados del sol alumbran mi habitación, reviso mi celular y miro el Calendario, tengo una entrevista de trabajo a las 2:30 de la tarde, me levanto de mi cama y la arreglo un poco, me dirijo a la cocina y me preparo un pan tostado con un poco de crema de avellanas, me tomo un vaso de leche y lavo mis platos, me dirijo a la ducha y tropiezo con un zapato, no se que hace ahí pero lo acomodo en su lugar, pongo un poco de música y me quito la ropa mientras sale el agua caliente; cuando esta lista me meto y repito mi rutina de baño como todos los días, solo que esta vez aplique primero el acondicionador y después el shampoo, pero bueno, eso no importa mucho.
Salgo de la ducha y me pongo mi vestido azul, me pongo una medalla que me regalo mi madre y me arreglo un poco la cara y el cabello, cuando por fin estoy lista salgo de la casa y bajo las escaleras rápidamente, pido un uber y el me lleva hasta mi destino.
Cuando salí del lugar recibo una llamada, es de un número desconocido y contesta una voz muy dulce, -Hola hija, no creas que me olvide de ti, ¿me recuerdas? Soy Alejandra, la mujer del parque, tú encontraste a mi hija. ¿Cómo estás?
Me quedé atónita con toda la información que estaba recibiendo mi cerebro, después de analizar le conteste que estaba bien y pregunté por su hija, Alejandra me contesto que Danae crecía cada día más, que era una hermosa niña y que hace unos días había preguntado por mi. En ese momento sentí hermoso.
Alejandra me preguntó si quería ir a comer hoy a su casa, y le dije que sería un placer, le pedí que me mandara su ubicación y que llegaría en el tiempo que me hacía de camino, ella me dijo que me esperaba con los brazos abiertos. Colgué el teléfono y revisé la dirección, estaba a 20 minutos, tomé un uber y pedí que me llevara.
Por fin llegue, toqué la puerta y Danae fue la primera en recibirme, se veía grandísima y hermosa, sus rizos cada vez más largos y rubios y una hermosa sonrisa en su rostro, llevaba puesto un vestido azul y unos zapatitos con detalles en dorado, se veía muy hermosa, después estaba Alejandra, le sonreí y le di la mano, ella me tomó y me abrazo fuertemente, me invito a pasar y me percaté de que su casa era muy grande y hermosa, con mucha iluminación, como le gustaba a Andrea.
Nos sentamos a comer, debo confesar que me encantó mucho todo, tiene muy buen sazón, y en todo ese rato sentí mucho cariño por parte de Alejandra y Danae, son unas personas con mucha luz en su ser. Lamentablemente me tuve que marchar, pero prometí invitarlas a ellas a mi departamento y ellas estaban encantadas con la invitación.
Llegué a mi casa, este día fue muy hermoso, tuve un lindo recuerdo cuando volví a ver a Danae y la pasé muy bien en su compañía.
Me acosté en la cama y quede perdidamente dormida, esa noche tuve un sueño hermoso.

SAMANTHA OCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora