28 Enero 2018

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Me desperté a las 10 de la mañana y Ángel me llamó para que saliéramos a comer, entonces me levante de la cama y arreglé un poco la casa, cuando era la 1 de la tarde me metí a bañar, salí y decidí arreglarme con algo diferente a un vestido, me puse mi perfume favorito y salí cuando Ángel me dijo que estaba afuera.
Cuando llegó me miro, me tomó de la mano y me ayudo a bajar los escalones que estaban a la entrada del edificio, entonces cuando bajé completamente me abrazó y me dio un beso en la mejilla.
Cuando íbamos caminando por la calle le pregunté cuál sería nuestro destino, él me dijo que a un parque que estaba bonito pero era muy pequeño, yo  asentí con la cabeza al estar de acuerdo.
Cuando por fin llegamos empezamos a platicar, luego decidimos seguir caminando y después nos tomamos fotos. Cuando estábamos agotados fuimos a una tienda, él se compró un refresco y a mi me compró un chocolate, nunca me lo comí porque para mi fue algo especial.
Finalmente teníamos que irnos, me llevó a mi casa y nos despedimos por cerca de 5 minutos, entonces yo le robé un beso, el sonrió y se fue.
Cuando por fin estuve en mi casa, me sentí muy feliz, no podía creer que lo había hecho, no tan sorpresivamente.
Ese día tiene mucho significado para mi.
Eran cerca de las 10 de la noche y puse música a todo volumen, estaba muy feliz y no podía conciliar el sueño, pensé en toda mi vida, pensé en mi futuro y decidí que quería seguir conociendo a Ángel, ese día comprendí que eso de los polos opuestos se atraen es un mito, las personas con cualidades similares son las que mejor se entienden, es como encontrar una media naranja, pero no creo en mitades, creo en los átomos completos y las cosas que nos hacían falta son con las que nuestra pareja nos complementa.
Entonces fue cuando pude dormir tranquila.

SAMANTHA OCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora